Capítulo 6

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Cuando ves lluvia te da tranquilidad seas o no fanático del frío, siento que el agua te ayuda reflejando tus emociones.
Son muchas cosas las que pienso al estar frente a mi ventana, viendo como cada gota de lluvia desciende y se va perdiendo gracias a la gravedad, una gota que pueda significar una vida, y ver como su existencia se convierte en una nulidad.

¿Qué será de mi cuando me muera? ¿Habré alcanzado mis metas? ¿Quién estará ahí para llorar por mi muerte? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué estoy en el mundo? ¿Qué hago con mi vida? ¿Para qué vivir si todos vamos a morir?....

Siento que todos los seres humanos hemos pasado por una crisis existencial, es algo que en una situación de tristeza, angustia, ansiedad y miedo, te envenenan el cerebro de preguntas que tal vez nunca tengamos respuesta.

La única forma de encontrar las respuestas con respecto a la muerte es viviendo en ella, pero, que nos asegura que hay vida en la muerte, ningún ser mortal  ha estado muerto por un largo periodo de tiempo para que vuelva a la vida y darnos respuesta.

Por algo se llaman mortales nuestro fin está cuando nos llega la muerte, por eso nos aferramos a una creencia, religión o secta.
En mi caso me aferraba a una religión, creo que hay vida después de la muerte, eso hace que mis esperanzas no mueran y con eso le doy un poco de paz a estas preguntas y a mi mente.

Un sonido me saca de esa crisis y encuentro a Emmanuel.

-¿Qué haces en la habitación de Kilian?- me preguntó.

-Robándole o es que no ves- dije con mucho sarcasmo, mientras entraba en la cama.

-No pues, el nuevo Einstein de la familia- dijo irónico.

- Alguien debía hacer ese papel y dudó que tenias que tomarlo tu, no eres tan inteligente- sabía que dejaría de hacer preguntas e iría dónde mis padres para que me castigaran por lo que dije.

-Ok, no diré más, sólo atiende a tu invitado esta abajo- salió sin más.

¿Invitado? ¿A esta hora? ¿En mi casa? No entendía nada, así que con nada de buen humor salí de la cama de Kilian y bajé las escaleras, la persona que había osado venir no era inteligente eso lo sabía.

Al llegar al final de los escalones pude ver el cabello negro de Jacob y sus ojos grises, ha cometido un error.

-Dame una buena razón para haberte aparecido por aquí- dije sin más.

-Y…yo… ehh… - mi mente no podía con tanto, Dios,  como odiaba que no dijeran las cosas directamente.

-¿Tu? – hice un gesto con mi mano para que siguiera hablando, mientras me apoyaba en el respaldo del sillón que estaba a mi lado.

-Lo siento, se que no te conozco, ni me conoces pero siento que te debo una disculpa, se que n… - puse una mano en frente de su cara.

-Alto, tu no me debes nada, y si te sientes mejor con que yo acepte una disculpa de tu parte, esta bien- no quería que siguiese aquí cuando Kilian llegue de sus practicas. – A menos que hayas hecho algo en mi contra que eso lo dudo.

-Lo dudas porque sabes que soy buena persona y que no podría hacerte nada malo- me dijo con mucha tranquilidad.

- No, lo sé porque no conseguirías nada con que hacerlo, no me conoces y no tienes el privilegio de hacerlo- ahora era yo la tranquila.

-Ok tal vez no te conozca pero se que quiero tener el placer de hacerlo y se que con lo que está pasando lo haré, estoy seguro de eso y espero que no te cierres a la idea- este definitivamente perdió la cabeza. De

-Pues te quedarás con las ganas de conocerme, no me abriré a nadie, no lo hago con mis amigos, no lo hago con mi familia, no lo hago ni conmigo misma, ¿Qué te hace pensar que lo haré contigo?- me estaba cansando de esto.

-¿Quién te hizo tanto daño Keira?- pregunto tan tranquilo que me molestaba.

Lo miré como si le hubiese salido una segunda cabeza, ¿Qué se ha creído este hombre?, lo único que pasaba en mi cabeza esta todo lo que viví y esas personas que pensé que las había superado.1

Me deje llevar tanto por mis pensamientos que no me percaté que había pasado un buen rato en el cual me desconecte de este mundo para conectarme con lo más profundo de mi mente.

Fue una voz la que me hizo volver a la realidad y fue Kilian, estaba frente a mi, sentía que me faltaba el aire, el me hablaba pero yo no escuchaba solo veía como sus labios borrosos se movían.

Me dio un poco de agua que no sabía de donde la había sacado, mojó mi rostro y fue ahí en donde me di cuenta que no estaba en aquel lugar.

Kilian me abrazó, hasta el último minuto, no podía llorar no podía darle ese poder en mi a aquellas personas.
Kilian estaba enojado lo sabía, iría en contra de Jacob.

-¡¿Pero qué demonios te pasa?!_ gritó a Jacob, Kilian aún cuando era un ser calculador y paciente eso no lo incluía cuando se trataba de mi.

Jacob estaba en un trance , procesando todo lo que estaba pasando a nada más de un metro de distancia de él, no le hacía caso a Kilian lo que era un problema mayor.
Kilian se acercó a él con la intención de golpearlo pero, lo sostuve del pecho y le expliqué en voz baja.

-Él no hizo nada, me va a ayudar a encontrar a esa persona, lo vio algunas veces desde la ventana de su cuarto era lo que me estaba comentando solo que yo he perdido los estribos no sé que me pasó- le dije en un susurro, mientras el se relajaba me despedí de Jacob e hice que se fuera.

Esa noche no pude dormir, volvía a mis pesadillas en donde tenía sangre y no podía ver nada, sentía vidrios en mis pies que no me permitían seguir a esa luz que era la que me guiaba, color carmesí, manchando todo mi vestido blanco, mi cara llena de sudor y en una de mis manos una navaja.

Desperté de nuevo… esta noche iba a ser larga, me levanté de la cama de Kilian y me acerque a la ventana, leí un libro en el cual decía que si le pedías algo a la luna ella te lo cumpliría, al principio creí que eso era un gran mentira, pero no perdía nada intentándolo.

“Por favor borra esos escenarios de mi mente, no merezco vivir con eso dentro de mi”

Repetía en mi mente, con mis brazos a mis costados tratando de que el frío no permanezca en mi cuerpo, fui al estante de mi cuarto, Kilian tenía el sueño pesado así que no me oyó cuando entre tome mi diario y salí de ahí.

Con el objeto morado de flores amarillas en mis manos fui directo a la cama y con la lámpara del velador volví a leer los escenarios en los que era feliz, en donde confiaba en la gente y cuando pensaba que el mundo no tenía un gramo de maldad.-Que equivocada estaba-  pensé.

Sonreía al volver a leer esa letra chueca que adornaba cada página de aquel cuaderno, momentos en donde pensé tener amigas, en donde pensé que siendo buena serían igual conmigo, en donde dormía a gusto, en donde no me preocupaba quien entraba a mi vida, una etapa en donde el verdadero mundo comenzaba a conocerme y  el mismo mundo trazaría el final de mi ingenuidad.

No olvides que cada final es un comienzo, tal vez por eso seguía de pie, viva, con heridas pero aún con fuerza para demostrarle al maldito mundo que nada de eso me detendrá hasta obtener mi objetivo.
Y ahora más que nada mi objetivo era desparecer a esa sombra antes de que ella lo haga conmigo.

Los secretos de Keira. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora