CA P I TU L O 39

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Narrador omnipresente

Eran las 7:40 de la tarde en aquella ciudad. Roma, la capital de Italia. 

Distintas personas tenían distintos sentimientos y emociones respecto a la situación que atravesaban.

El ruso, Maxim Sokolov, estaba encerrado en su habitación, caminando de lado a lado, preocupado. Su novia estaba en prisión, y aunque el abogado había afirmado que era posible que fuera liberada hoy mismo, el no dejaba de intentar apresurar las cosas.

Movía sus dedos frenéticamente sobre el aparato. Por primera vez estaba preocupado de alguien que no fuera su sangre. Pero es que aquella mujer era una belleza exótica. Sus rasgos, su cuerpo, su inteligencia, todo en ella era atractivo.

Pero eso no fue lo que lo atrajo, fue su personalidad, su carácter, ese fuego embelleciendo cada vez que se molestaba. Esa chispa le hacía falta en su vida. Ella era puro fuego ardiendo.... y el con gusto se dejaría consumir.

A unos metros de distancia estaba su hermano, Alexei, el tecleaba con vehemencia sobre su computadora, buscando alguna noticia de su novia. Se sentía incomodo, inútil.

Su novia estaba presa y él no podía hacer nada, el abogado sí, pero él no.

Y ese era un tema que planeaba tocar con su novia y su hermano. Ella no se dejaba ayudar. Alexei con gusto hubiera ayudado y apoyado a su novia, pero ella era testaruda e independiente. Y aunque esas cosas las amaba de ella, se sentía un poco inútil.

¿Para qué están las parejas si no es para apoyarse en los momentos difíciles?

Le daba coraje que ella hubiera prohibido cualquier contacto que no fuera el abogado que la estaba ayudando.

Desplazado.

Esa era la palabra. Se sentía desplazado por ella.

Pero ya habría tiempo para hablar sobre eso.... lo primero era que ella volviera a casa.

La pelirroja amiga de Atenea estaba sentada frente al televisor igual que los dos gemelos italianos. Los tres estaban pendientes de un canal de chisme, donde estaban reportando sobre el caso y las acusaciones hacia Atenea y la empresa.

Abba estaba preocupada por su amiga. Sentía un poquito de molestia, pensaba que este día sería increíble.

Había preparado una cena, un pastel, había decorado, todo estaba listo para festejar, aunque sea un poco su cumpleaños. Pero no, un desgraciado la acusó injustamente y ahora ella estaba en ese lugar horrendo.

La quería devuelta.

Su novio, Dimitri, estaba pendiente de su preciosa novia. Pero a la vez estaba pensativo.

Atenea se había vuelto una gran amiga, recordó esas charlas a media noche y por eso estaba preocupado.

¿Quién fue? Y ¿Por qué?

Se necesitan algunas pruebas, información, lo que sea tiene que ser muy específico para que la policía la arrestara.

Su hermano, Vladimir, estaba igual que él. Ambos pensando en cualquier cosa que indicara una pista, una señal de quien pudo haber sido.

A unos cuantos kilómetros de esa mansión, en una comisaría y en una celda asquerosa, se encontraba aquella mujer castaña de ojos inolvidables.

Atenea Lombardi. Su nombre era reconocido, ella era reconocida, antes por ser una empresaria exitosa, ahora, por ser una empresaria que está metida en la cárcel.

Estaba furiosa, pero se mostraba impasible. Aquella mascara que utilizó por años para aparentar tranquilidad le estaba sirviendo mucho ante los ojos de los policías que la vigilaban desde las esquinas.

Amor Entre Mafias |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora