C A P I T U L O 49

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NARRADOR OMNICONCIENTE


Las dos personas en esa habitación se quedan sin aire al escuchar esa voz quebrada.

Alexei es el primero que gira su cabeza, notablemente alarmado, hacia la puerta. Ahí ve a la mujer que ama. Atenea lo miró con los ojos algo rojos, no muy notable.

Ve confusión, tristeza y molestia. No sabe cuál le asusta más.

Maxim por otra parte mira con algo de alarme a la puerta, aunque se tarda unos segundos más. Se queda paralizado al ver a la italiana de pie, sujetando la puerta.

—Atenea...—susurra Alexei con torpeza.

—¿Qué estaban diciendo sobre mí? —cuestiona, aunque sabe la respuesta.

Su voz quebrada es como un puñal en el pecho para él.

Alexei y Maxim saben que ella escuchó, saben que no hay vuelta atrás.

Y aunque Alexei quiera decir que seguro ella escuchó mal, las palabras no salen de su boca. Esta tan concentrado en la mirada de su amada, los sentimientos que cruzan en sus ojos.

Por otro lado, Maxim tiene claro que no pueden seguir con ese secreto. Que no puede seguir ocultándolo. Asi que decide hacerle un gesto para que termine de adentrarse.

—Te contaremos la verdad. —habla por primera vez.

Atenea traga saliva y da unos pasos hasta quedar dentro del despacho, luego, cierra la puerta y toma asiento en uno de los sofás, sintiendo la tensión en su cuerpo.

Alexei mientras tanto, mira con enojo a Maxim. Alexei sabe que su hermano no tendrá compasión a la hora de soltar todo, sin importarle que la llegue a lastimar.

—Explíquenme que mierda acabo de escuchar. —susurra con algo de molestia ella.

Maxim da un suspiro antes de comenzar:

—Eres un negocio para nosotros. —suelta con voz fría, irreconocible para Atenea.

—Maxim...—dice entre dientes su hermano.

Alexei fulmina con la mirada a su hermano por su crudeza y luego mira con cautela a su novia.

—No es así, amor...

—No me digas amor, Alexei.—dice entre dientes Atenea mirándolo con algo que él no sabe describir. Pero sabe que no es ese amor profundo que ella les tenía.

—Tu padre nos trajo a Italia con el fin de acercarnos a ti y conquistarte para que luego seas nuestra esposa. —suelta crudamente Maxim.

Su intención no es hacerle daño, pero es algo que consigue inconscientemente.

Atenea se lleva las manos a su boca y baja la cabeza apoyando los codos en sus muslos.

¿Sabes de ese clic?

Ese clic que rompe algo por dentro, en silencio, dolorosamente. Ese clic que parece rebanarte el alma. Ese que acaba con la delgada línea de un antes y después.

Sabes cuando se dio cuanta porque el pecho se te oprime y la garganta se te cierra, porque ese clic arrasa con todo a tu alrededor, y después de él, jamás, por más que lo intentes, volverá a ser como antes.

Tu respiración se acelera porque sabes que tienes que reaccionar, pero tu cuerpo aun no procesa el daño que te acaban de hacer.

Ese clic.

Eso está sintiendo Atenea en este momento.

Su garganta se cerró y por un momento sintió un mareo.

Amor Entre Mafias |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora