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Con la clausura de los Invictus Games Harry tuvo que volar de regreso a Canadá, ahora un poco más tranquilo ya que la situación con Emma parecía haber mejorado y de alguna manera había logrado librarse de ver a Meghan. A su regreso tenía decido hablar con La Reina y expresarle como se sentía; estaba, ya, acostumbrado a poner sus deseos a un lado para complacer a su abuela y hacer lo que una institución tan grande como la Familia Real le requería pero esta vez era diferente, estaba dispuesto a desafiar a la corona por elegir su felicidad. Aunque para su sorpresa su abuela también esperaba su regreso a Londres para poder hablar con él.

Palacio de Buckingham

— Que gustó me da verte al fin de regreso en casa, querido.

Expresó la Reina contenta de ver a su nieto en el Palacio, después de semanas pues la atareada agenda de ambos muchas veces les dificultaba encontrar tiempo para verse a menos que fuese un asunto oficial.

—Lo sé abuela,  la verdad es que desde hace un tiempo he querido hablar contigo.

— Dime ¿de qué se trata?

Harry tragó en seco, su plan era suavizar las cosas antes de decirle lo que pasaba por su mente y su corazón por lo que no esperaba que en primera instancia la Reina quisiese saber sobre lo que tenía que decir.

— Eh... Es... sobre Meghan...

Tartamudeo un poco, aunque fuese su abuela le era imposible no verla en ocasiones como la autoridad que era, sobretodo en momentos como este que le implicaban en gran medida algún problema o desacuerdo con ella.

— ¿Qué hay sobre Meghan? ¿Ha pasado algo?

El tono de la Reina no era de preocupación, tenía un dejo más... inquisitivo, como si ya supiese que algo "malo" tenía para decirle.

No... N-Nada... bueno, en realidad si y no se que tan bien o mal lo vayas a tomar, abuela.

— Mientras mas alargas la conversación aumenta mi intranquilidad.

Harry observo a la matriarca de su familia por un segundo antes de contestar, intentando descifrar todos los escenarios posibles de lo que pasaría a continuación y, muy dentro de él, deseó que el mejor de ellos fuese el que sucediera o, en su defecto, que alguien entrara y los interrumpiera; aunque esa segunda opción era igualmente o más improbable que pasara.

— Estoy enamorado...

La pausa que tomó el príncipe para reunir el coraje y decir de quien estaba enamorado, a la Reina le pareció que había terminado su discurso.

— Maravilloso, es maravilloso Harry. Justamente lo que tengo que decirte tiene que ver con ese tema, he acordado una fecha perfecta para anunciar tu compromiso.

Pero abuela...

— Nada de peros, está acordado. El 27 de noviembre Clarence House dará el comunicado y tu y Meghan tendrán su primera aparición esa misma tarde.

— Ni siquiera le he pedido matrimonio.

— Pensé que ya lo habías hecho, hace unos meses me hablaste de cómo estabas listo para eso. Será mejor que te apresures.

Dicho eso la Reina Elizabeth II se levantó de su asiento, lista para despedirse; Harry por su parte hizo lo mismo, completamente conflictuado por el cambio en la conversación. Apenas le dio la espalda Harry camino hasta ella parándosele enfrente.

No estoy enamorado de Meghan.

Dijo seguro de su confesión. La soberana de Inglaterra lo miró de manera condescendiente pero al mismo con un semblante estoico que el pelirrojo intento descifrar sin éxito.

Esa no es precisamente la frase que esperaba ¿esperas que celebre tu repentina revelación?

No, claro que no abuela pero espero que la respetes.

Harry se mantuvo firme mientras que la monarca camino a su lado, su nieto se apresuro a abrirle la puerta y antes de dar un paso afuera de la habitación lo invitó a caminar con ella. El paso lento de la Reina hacia que los pasillos pareciesen mas largos de lo que en realidad eran, de sus paredes colgaban distintas pinturas al oleo y uno que otro espejo que lograba combinar con los mesas y el ambiente decorado.

Entonces, no estas enamorado de la mujer por quien tanto peleaste fuera aceptada en nuestra familia...— La Reina no esperaba que su nieto le contestase de inmediato y él también sabia que darle una respuesta de manera arrebatada después de tal confesión no lo llevaría muy lejos— Una y otra vez pones a la familia de cabeza con tus decisiones arrebatadas.

Esa no es mi intención —Se detuvo en seco, siendo firme con su declaración.  Ella se detuvo segundos después de él; tal vez en su rostro no se reflejaba el enojo o frustración que pudiese estar sintiendo pero Harry era consciente de ello.

Sin importar si es tu intención o no cada decisión que tomas afecta a toda la familia, porque no somos como todos los demás. Tu no debes darte el lujo de tomar resoluciones y deshacerlas al segundo que no te parecen más, si nosotros como parte fundamental de este país no nos hacemos responsables por nuestras decisiones ¿qué podemos esperar del pueblo que ve en nosotros un ejemplo a seguir?

El príncipe sintió como cada una de las palabras de su abuela caían como pesados ladrillos en su espalda, el sabía perfectamente que su familia no era como las otras aún cuando por momentos se permitía olvidar de aquello y dejarse llevar por lo que su instinto y corazón le dijeran; no obstante esta llamada de atención de la monarca fue diferente, a pesar de sentir esa pesada carga en su espalda parecía como si ahora tuviese más fuerza.

— Admiro como tu vida entera ha sido servir a tu país y las decisiones que has tomado han sido para el, aún cuando esas mismas han tenido consecuencias directas en tu familia, pero yo no estoy dispuesto a unirme de por vida a alguien a quien no amo por cumplir con un deber que me fue heredado por haber nacido en esta familia.  

Saving Prince HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora