Capítulo Dos

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A la mañana siguiente, Daniel llevo los desayunos a la cama y me estuvo poniendo al día para saber cómo es que nos íbamos a reunir en el aeropuerto. Sin embargo, me seguía pareciendo un poco arriesgado el irme durante unos días fuera del país.
Tras terminar de desayunar, me marché a La Fortaleza. Solo rezaba que Javier no pusiese el grito en el cielo.
Cuando entre en pocos minutos en la casa, Hugo y Javier salían por la puerta de La Fortaleza. Supuse que irían a buscarme.
―¿Qué ocurre? ―pregunté.
―Una urgencia, Reina de Corazones ―me respondió Javier―. Ya te contare.
Ambos nos miramos a los ojos y después volvió a preguntarme:
―¿Dónde has estado toda la noche, Martina?
―Ayer no me dejaste decirte que tenía asuntos que resolver fuera de la ciudad. Solo supimos discutir.
―¿Y resolviste esos asuntos?
―Sí. No te preocupes.
―Vale.
Él caminó para marcharse, pero antes de que lo hiciese le dije:
―¡Javier!
―Dime Reina.
―Tengo que salir de viaje al norte de Francia.
Él me miró y me volvió a preguntar:
―¿A qué?
―Hay que buscar inversionistas y en el norte de Francia los hay. Además, quiero conocer al famoso narcotraficante del que todo el mundo habla. Ese francés.
―Vale. En ese caso, si no estoy aquí para cuando te vayas, que tengas un buen viaje.
―Gracias.
―Llámame cuando llegues a Francia.
―Lo hare.
Javier terminó por marcharse y cuando vi que se marcha en su coche, entre en La Fortaleza. Eso me dio la ventaja de pensar en hacer mis maletas y marcharme antes de que Javier regresara.

Tras una larga ducha, hice mis maletas para varios días.
Después recibí un mensaje de Daniel que el avión privado que pagó, nos llevaría a Paris a las dos de la tarde. Por lo que no tarde en hacerla.
Cuando terminé de hacerla, me vestí con uno de mis mejores vestidos. Y cuando terminé de hacerlo, cogí mi maleta y salí de la habitación.
Al llegar a las afueras de La Fortaleza, lleve la maleta a mi coche y antes de montarme, mire hacia la casa y pensé si era bueno lo que estaba haciendo. Sin embargo, cuando recordé como Javier me inicio en el narcotráfico; me monte en el coche y lo arranque sin pensar. Marchándome de allí.
Cuando llegué al aeropuerto a las 13:01 pm vi a Daniel de lejos. Por lo que aparque junto a ese avión privado.
Cuando me bajé del coche, Daniel me dio un beso en los labios y en pocos segundos, entramos en el avión.
Ambos nos sentamos uno frente del otro y nos sirvieron una copa del mejor vino.
―Por nosotros ―dijo él―. Espero que nuestra estancia en la ciudad parisina sea agradable.
―Por ti, Daniel ―le dije―. Me has salvado de algo que no quería estar anclada.
Ambos bebimos de la copa y después nos relajamos, mientras que el avión despegaba. Y mientras que lo hacía, note como mis miedos se alejaban.
Al cabo de una hora y media, llegamos a la ciudad de Paris.
Mientras que Daniel conducía, observe la torre Eiffel. Era más grande de lo que había imaginado.
Al llegar al norte de la ciudad, Daniel paro en una pequeña casa.
Antes de bajar del coche, él me estuvo aclarando que era una casa que sus padres tenían y la cual heredo al morir ellos en aquel accidente en la nieve hace algunos años.
Después entramos y dejando las maletas en el coche; fuimos hasta la habitación.
E ahí hicimos el amor sin medir el tiempo. Un tiempo que era tan solo para él cuando nuestras almas se hacían una.

Yo Gano. Ya No Soy Tuya (Algo Prohibido #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora