Capítulo Cinco

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Pasaron cuatro días.
Regresamos a la ciudad para hacer nuestra rutina diaria y sin que Javier pudiera sospechar que me estaba viendo con Daniel a escondidas.
Llegué a La Fortaleza a las tres de la tarde. El avión privado de Daniel había tenido algunas complicaciones y tuvimos que esperar un tiempo para que se solucionaran.
Noté algo raro en el ambiente. Pero no le di importancia, pues estaba muy cansada. Lo único que quería era una ducha y una copa de vino antes de meterme a descansar un poco mientras leía mi libro favorito.
Al entrar en el salón, vi a Javier. Que estaba sentado en el sillón de terciopelo frente a la chimenea con una carpeta en mano. Supuse que era algo de la empresa y no quise interrumpirle.
―Bienvenida a casa, nena ―me dijo.
Después miró y dejó la carpeta a un lado.
Javier se levantó del sillón y caminó hasta mí sin dudarlo mucho. Sin embargo, tenía que seguir fingiendo que no había pasado nada para no hacerle sospechar que me estaba metiendo en la misma cama que Daniel en vez de en la suya.
Él llegó ante mí y me besó en los labios. Algo que no puede remediar.
―¿Cómo te ha ido el viaje de negocios? ―me preguntó mientras hacía que le mirase a los ojos.
―Bien. Conseguí lo que quise.
―Me alegro por ello ―me dijo―. Vamos a festejarlo de la mejor forma que se pueda.
―Javier, estoy un poco cansada del vuelo ―le respondí―. Solo quiero darme una ducha y descansar.
―¿Me niegas de nuevo algo que me pertenece por derecho?
―No te lo niego. Solo quiero descansar.
―Haz lo que te dé la gana. Pero esto no se queda sin castigo.
Me marché del salón antes de que las cosas se empeorasen. No quería acabar en el sótano encadenada por no sucumbir al deseo de Javier.
Algo tenía claro. Tenía que marcharme cuanto antes de La Fortaleza antes de que él se diera cuenta lo que realmente estaba pasando.

Tras darme una ducha, me relaje una copa de vino y con mi libro favorito en la mano en el jardín. Sin embargo, no logré concentrarme porque tenía muchas cosas en la cabeza.
Sentí que la puerta que daba al jardín se abrió y miré de reojo quien era. Pero cuando vi que era Javier, volví a poner mi mirada en las letras del libro.
Sus pasos se acercaron a mí y en segundos, noté como Javier me abrazada mientras que me besaba el cuello, diciéndome:
―Siento mi comportamiento de antes.
―No quiero que me digas lo siento cada vez que te enfadas por no mantener relaciones sexuales conmigo ―le respondí y después le miré a la cara―: Tengo problemas que resolver y tú sabes que no tengo cabeza para el sexo.
―Es raro que ahora tengas problemas cuando era yo cuando me encargaba antes de resolverlos, nena. En cuanto al sexo llevamos mucho tiempo sin tenerlo. Desde que el tal Daniel
―Daniel no tiene nada que ver en esto, Javier. Lo sabes. Hace muchos días que no nos vemos y cuando me vuelva a reunir con él, era por asuntos de trabajo.
―Ya.
Ambos hicimos un silencio. Uno que se volvió tan incómodo que solo quería del único lugar en el que me sentía tranquila.
―Lo siento ―volvió a decirme.
―Señores, la cena está lista ―dijo Hugo.
―Ahora vamos.
―Si, señor.
Hugo entró de nuevo en la casa y caminé hacia la casa para poder olvidar el infierno que Javier me estaba haciendo sentir.
Comí algo rápido y después me marché hasta la habitación. Solo quería ser invisible para que Javier me olvidase de una vez.
Me metí en la cama y comencé a pensar en cómo irme de La Fortaleza sin que nadie supiera mi destino. Sin embargo, conocía los motivos que podrían pasar si escapaba de él. Ya que Javier ya se había convertido en mi enemigo.
La puerta de la habitación se abrió al cabo media hora y vi que era Javier. Por lo que me di la vuelta y cerré mis ojos.
Al cabo de varios minutos, sentí como él me abrazaba. Pero lo único que noté en mi estómago, fue asco. Un asco que había ido tomando forma desde que le entregué la pasión a Daniel. Alguien que me había entregado más en las últimas semanas que Javier.
Solo esperaba que el día apareciese cuanto antes y me pudiera ir a la empresa para estar alejada de Javier durante unas horas.

Yo Gano. Ya No Soy Tuya (Algo Prohibido #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora