Capítulo Dos

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Dormí lo suficiente toda la noche. No abrí los ojos ni cuando estuve soñando con el paraíso que me ofreció Daniel antes de que Javier me hiciera su prisionera.
Cuando abrí los ojos, ya era de día. Y cuando miré el reloj de la mesilla, eran las 10.03 am de la mañana.
Comencé a despejarme porque sabía que tendría un largo día. Lo que me extrañó fue no ver a Javier a mi lado. Por lo que me alivié un poco y decidí esperar a que él apareciese de nuevo por el cuarto.
De pronto, sonó una melodía que me era muy familiar. Hasta que recordé que esa era la melodía de mi teléfono móvil.
Quería cogerlo, pero estaba atada de pies y manos. Me podía levantar y saltar hasta llegar a donde estaba sonando. Pero sabía que tenía el mismo riesgo de caerme en el intento. Por lo que, volví a tumbarme en la cama y esperar a que Javier me desatase los pies para poder cogerlo.
Mi teléfono móvil dejó de sonar, mientras que la puerta de la habitación de abría de nuevo.
La mirada de Javier y la mía se encontraron. No supe qué decir, salvo quedarme quieta y no contar que mi teléfono móvil acababa de sonar.
Él mismo sonido comenzó a sonar y Javier se dirigió hacia donde estaba mi teléfono móvil.
Este lo cogió al ver quien era y dijo muy furioso:
―¿Qué quieres Hamilton?... Martina está enferma y no se puede poner...
―Mentira ―dije―. Mentira. No le hagas caso Daniel ―grite.
―Hugo.
―Dígame señor.
―Ponle una mordaza.
―¡No!
Hugo vino hacia mí y me puso la mordaza mientras que yo me resistía.
―Martina está enferma desde hace unos días no vuelvas a molestarla más Hamilton... chao.
Javier colgó el teléfono móvil y después se dirigió hacia Hugo y a mí.
―Déjame a solas con ella.
―Sí, señor.
Hugo se marchó de la habitación y nos dejó a solas.
―Martina, has estado a punto de desvelar que te tengo secuestrada. Por lo tanto, voy a decirte lo que voy a hacer.
Forcejee para que no me tocase, pero, sin embargo; note una palmada muy fuerte sobre mi muslo derecho.
―Voy a darte varios azotes y después voy a follarte ese culito. Sin embargo, también voy a follarte y no vas a hacer nada para pararme.
Forcejee y Javier me levantó enseguida de la cama.
Él se sentó y me puso sobre sus rodillas. Donde no tardó ningún segundo en darme el primer azote.
El segundo me vino como un puñal muy afilado. Algo que no pude remediar.
Tras varios azotes sobre mi trasero, Javier me incorporó enseguida y después me tumbo de estómago en la cama. Dónde en pocos segundos sentí la cremallera de su pantalón y en breve, entró su polla en mi espalda.
Él comenzó a embestir. Haciendo lo que había dicho que iba a hacer.
Tras varios minutos penetrando, él salió de mi interior y volvió a meterla en mi vagina. Donde embistió aún más rápido.
Mis lágrimas comenzaron a brotar. Más de lo que ya hacía desde que me hizo su prisionera. Si no le hubiera conocido, jamás hubiera estado así. Y eso me lo advirtió toda mi familia.
Javier se corrió finalmente en pocos minutos. Daba gracias a Dios que no podía tener hijos, porque si no, esto me hubiera costado estar a su lado.
Él cayó desvanecido sobre mí y me dijo mientras que respiraba:
―Ya sabes quién manda aquí. La próxima vez te meteré en el sótano y sabrás de lo que puedo llegar a ser capaz.
Él salió de mi interior y subió mis piernas hacia la cama.
En pocos segundos, él se subió los pantalones y vi cómo se marchaba de la habitación.
Javier me dejó allí. Atada de pies, manos y amordazada. Pero también desnuda y sin estar arropada. Odiaba cuando me dejaba así. Pero no podía tolerar más eso. Tenía que escapar y lograr pedir ayuda a Daniel para que me sacase de allí. Algo que sabía que lo haría encantado.
Tras un buen rato pensando, miré el reloj y eran las 12:13 pm. Fue cuando decidí cerrar mis ojos y quedarme dormida tras el llanto que había tomado durante unos minutos.
Fue el sueño lo que me hizo pensar con claridad lo que debía de hacer. Algo que me daría de nuevo la confianza de Javier.

Yo Gano. Ya No Soy Tuya (Algo Prohibido #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora