Desperté por la madrugada por que había tenido una pequeña pesadilla. Una del pasado. Donde Fran volvia a aparecer haciéndome daño como él día en que lo mate.
Cuando el reloj dio las siete, me levanté de la cama y me fui hasta el despacho para pensar con claridad. Ya que los ronquidos de Javier no me dejaban hacerlo.
Cuando llegué, me tumbé encima del sofá de terciopelo y ahí, comencé a pensar en los futuros negocios con Daniel.
Sin darme cuenta, me quede dormida en el sofá. Donde no hubo ninguna pesadilla.Sentí algo suave en mi cara y supe que eran las manos suaves de Javier.
Abrí los ojos y le vi ante mí.
Le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
Javier me dio un beso en los labios y cuando dejé de besarle, me levanté del sofá y me puse en pie.
―¿Qué hora es? ―le pregunté.
―Las nueve. Pensé que estarías en la empresa y te encontré aquí cuando iba a coger unos papeles.
―Tuve una pesadilla con Fran y no quise despertarte.
―No te preocupes. Para eso estoy. Para calmarte de las pesadillas.
Me moví hasta la puerta del despacho y cuando salí, fui hasta la cocina para poder prepararme en café con leche descafeinado.
Al llegar comencé a preparármelo y vi que Javier entró en pocos segundos.
―Vamos a contarme de que hablaste con ese tipo en la reunión.
―Hablamos de unirnos en los próximos negocios y también poniéndonos al día.
―Le hablaste de nuestra vida privada.
―Así es. pero que te quede claro que lo he hecho para que sepa que estoy contigo.
―Me alegra escuchar eso.
Él hizo una breve pausa. Donde Javier se sentó en un taburete de la cocina.
―Nena ―dijo él―, ¿cuándo vas a darme mi lugar en tu vida?
―¿A qué te refieres?
―Me refiero a que cuando nos vamos a casar.
―Tu ya sabes lo que opino de ello. no me gusta estar unida con
―No decías lo mismo cuando te comprometiste con Fran y te ibas a casar con él.
―Aquellos eran otros tiempos. Desde que supe cómo eran los hombres y de li que sois capaz de hacer por sexo, no quise comprometerme.
―Pero algún día tendremos que hacerlo.
―Lo haremos. Pero no ahora.
Entonces, Javier se cayó y no me dijo nada.
Después le serví un café y unas tostadas, mientras que él me decía:
―Esta noche te quiero en la mazmorra con un traje sexy. Te quiero follar tan duro que suplicaras que pare.
―¿Qué traje especial quieres que me ponga?
―Sorpréndeme. Algo con lo que pueda tocarte, azotarte y atarte. Sin olvidar follarte.
―Vale.
Después comenzamos a desayunar, mientras que el silencio se hizo.
Javier se marchó al cabo de veinte minutos y yo me quedé ahí para pensar con claridad cuando seria mi próxima reunión con Daniel. Pues me dijo en la reunión del día anterior que me enseñaría de que negocio se trataba del cual quería negociar conmigo.Tras un largo día pensativa, mientras que leía algunas cosas que tenía pendientes en el despacho; fui hasta la mazmorra antes de que Javier llegase de donde quisiera que estuviese. Y lo que era peor, que me castigase por no obedecer una de sus órdenes.
Llegué al cabo de unos minutos a la mazmorra y fui hasta el armario de los trajes.
Ahí, escogí uno de colegiala que hacia un poco más de dos años que no me ponía.
Me puse el traje y después me hice una trenza para que mi pelo no me estorbase.
Tras dejar de pensar en los negocios con Daniel, me serené y me puse de rodillas a la espera de Javier. Que parecía tardarse de donde quisiera que estuviese.
Tras esperar una hora, sentí el crujir de los zapatos en el suelo.
La puerta de la mazmorra se abrió y el perfume de Javier inundó mi nariz.
Cuando él estuvo ante mí, me acarició mi pelo y camino detrás de mí.
Sentí la puerta del armario abrir y en pocos segundos, como se cerraba.
Noté en breve como ponía algo por encima de mi cabeza. Y cuando vi las tiras del arnés de cuero. Sin embargo, solo noté como ponía el cierre de detrás de mi espalda.
Javier me cogió en breve los brazos y los puso suavemente a mi espalda. Noté el tacto del cuero enseguida. Supe que era un armbinder lo que me estaba poniendo.
Cuando terminó de ponérmelo al cabo de pocos minutos, él puso cada tira que quedaba suelta abrochada atrás en mi espalda. Una de ellas fue a mis pechos. Los cuales se habían salido un poco de la camisa del traje al hacer la sujeción. Otra fue a mis brazos atados con el arnés y la otra pasando mi cadera y sujetando mis manos, pegándola con mi trasero.
Javier se puso delante de mí y al verme con el traje junto con el arnés, me dijo:
―Aún me queda hacer algunas cosas en ti y podre follarte.
Sin decirle nada porque sabía las reglas, él vino hasta a mí y terminó de bajar la camisa para que se me vieran los pechos.
Tras dejarme con los pechos fuera, se puso de rodillas y comenzó a ponerle unas tiras a mis piernas. Que seguían arrodilladas para la sesión.
Él fue en pocos segundos tras hacer eso, hacia un armario y me percaté que de ahí sacó una mordaza de bola, unas pinzas para pezones y un antifaz.
Mi cuerpo comenzó a convulsionar y a excitarse cuando noto la tira del arnés sobre mi sexo. Algo que sabía que, si se salía de control y tenía el orgasmo, yo acabaría con un castigo.
Javier fue hasta mi cara y cogió la mordaza de bola. La cual me puso en la boca. Pero continue sin decirle nada. Pues sabia que antes o después de ponérmela si le rechistaba, podía tener ese castigo que no deseaba.
En pocos segundos, él me puso el antifaz y me quedé sin la vista.
―Ahora tendrás que guiarte por los sentidos. Espero que te diviertas, nena.
¿Cómo me iba a divertir? Y más aun sabiendo que podía hacerme de todo. Más aún a penumbra como estaba en esos momentos.
Su perfume comenzó a dar vueltas y eso me mareo un poco.
Noté en pocos segundos, como Javier me acarició los pezones. Los cuales me pellizcó muy fuerte en breve. Fue un poco mas tarde, cuando noté un dolor agudo que me hizo gemir por el dolor. Enseguida me percaté que había puesto sobre mi pezón derecho una de las pinzas.
Después sentí el mismo dolor, pero en el otro pezón. Donde por un breve periodo corto de tiempo, me desorienté un poco y no supe que hacer. Lo único que tenia en mente era no forcejear para que me desatara. Ya que eso le daría la ventaja a Javier de disfrutar mas que yo en el sexo.
Su perfume volvió a dar vueltas. Fue cuando lo noté un poco lejos de mí. Sin embargo, fue el crujir de las puertas de uno de los armarios lo que me hizo ponerme en alerta. O quizás fuera la puerta de la mazmorra y eso me decía que Javier se había marchado de allí.
Pero no fue así.
Sentí un dolor muy fuerte en mi sexo y por el tacto con lo que Javier me había dado; supe que era la paleta de bondage. Ya que me estaba dando en mi sexo con demasiada suavidad. Sin embargo, lo sentía encima de la tira del arnés que iba hacia a él.
Cuando dejó de darme pocos minutos después, noté como él me puso a cuatro patas en el suelo y en breve, me quitó la tira del sexo.
A penumbra, noté su lengua sobre mi clítoris. Eso me hizo sentir millones de emociones y como siempre, Javier logró nublar mis sentidos. Odiaba cuando hacia eso. O simplemente yo era una mujer muy difícil de dominar en cuanto a la cama se refería. Y desde que nos volvimos a encontrar, él ha sabido como hacer que mis sentidos se marchasen.
Javier dejó de lamerme el sexo ―o eso es lo que imagino que estaba haciendo― y sentí el ruido del cinturón del pantalón junto con este caer al suelo.
En segundos, noté un dolor muy suave sobre mi ano.
Él comenzó a penetrar muy lentamente y con las embestidas lentas, comencé a notar algo extraño sobre mi estómago. Era una sensación de lujuria mezclada con la excitación y placer. Algo que me hacia sentir viva cuando él estaba dentro de mí.
Las embestidas comenzaron a ser fuertes y eso me hizo gemir mas fuerte por el dolor.
Cuando Javier me penetraba duro, significa que sacaba todo lo peor de mí. Incluso la adrenalina que desprendía cuando nuestros cuerpos se hacia uno. Ya no era por el hecho que quererle o ser mi socio en los negocios. Era algo más que éxtasis. Era pasión.
Noté al cabo de unos minutos que él había salido de mi ano y como entró en su miembro en mi sexo. Donde gemí detrás de la mordaza.
Javier embistió más rápido de lo que pensé. Sin embargo, pensé enseguida que él era de controlar su orgasmo y sabía que quería verme tener el orgasmo antes de que yo lo tuviera.
Él paro con sus embestidas rápidos en breve y noté como se ponía encima de mí. Estaba claro que quería escucharme gemir más fuerte de lo que ya estaba haciendo.
―Espero escuchar un gemido tuyo mas fuerte cuando te diga que voy a correrme y después me correré encima de tu trasero.
Después, él me dio una palmada fuerte en el y continuó embistiendo mas fuerte. Sin embargo, yo quería mas de lo que Javier me estaba entregando y era algo muy difícil de dejar.
Las embestidas fueron más rápidas y noté como el pene de él palpitaba en mi interior con ganas de correrse. Pero se contenía. Ya que sabía que tenía que esperar a mi orgasmo.
Los gemidos salieron más seguidos detrás de la mordaza y noté algo en mi estómago. Como si fuera una sensación de mariposas, pero así no era. Supe que era por el clímax. Que había llegado por fin.
Un gemido tras otro mio, me hizo correrme a los pocos segundos y supe que él también lo había hecho, cuando se salió de mi interior y se corrió en mi trasero.
Me desvanecí enseguida en el suelo y noté aquel dolor agudo de nuevo sobre mis pechos. Algo que me hizo gemir por él dolor.
Noté las manos de Javier sobre las mías y comencé a notar el armbinder mas flojo sobre mis brazos.
En pocos minutos, me sentí libre.
Me incorporé sentada en el suelo y me quité el antifaz de los ojos. Eso me dejó un poco ciega.
Al recuperar en breve la vista, me quité también la mordaza y pude descansar, mientras que Javier comenzó a quitarme las pinzas de los pezones. Y lo hizo tan suavemente como siempre, para que solo sintiera el dolor al quitármelas. Solo acarició cada pezón cuando quitó cada pinza.
Los dos nos tumbamos exhaustos en el suelo y comenzamos a respirar entrecortadamente.
Me giré mientras que el silencio estaba en la mazmorra y me abracé a Javier. Quien permanecía pensativo.
―¿Qué ocurre? ―le pregunté.
―No te preocupes. Solo son negocios que hay que resolver.
―Si puedo ayudar, ya sabes que aquí estoy.
―Lo único que puedes hacer es quedarte a la sombra. Este negocio es con un viejo enemigo y me coronaria con él. Pero no se que es lo que voy a hacer todavía.
―¿Cuándo tienes que dar una respuesta de este negocio?
―Mañana a mediodía.
―Llámalo y dile que nos vemos en la oficina.
―Ya te he dicho que no quiero que te metas.
Le miré a los ojos y con un beso, supe que tendría la respuesta.
―Hazlo. Confía en mí.
Después me levanté del suelo y me fui para darme una ducha antes de meterme en la cama para descansar.
Cuando llegué a la habitación, fui hasta mi teléfono móvil y vi que tenia una llamada perdida y un mensaje.
Al ver que ambos eran de Daniel, abrí su mensaje de texto: llámame cuando veas mi llamada perdida y este mensaje. Tenemos que hablar. Daniel.
Fue a la aplicación de llamadas y marqué de inmediato su número de teléfono.
Esperé unos segundos a que me cogiera el teléfono y cuando lo cogió solo escuché un breve silencio:
―¿Qué ocurre Daniel? ¿Por qué tanta urgencia?
―Quiero que nos reunamos mañana por la mañana. Tengo algo que mostrarte.
―Me es imposible mañana por la mañana. Tendrá que ser por la tarde o quizás al día siguiente.
―Pensé que querías unirte a mí en los negocios.
―Así es. Pero mañana tengo que resolver unos negocios.
―Pues lo que tengo que enseñarte no debe de esperar. Tú eres la que decides.
Miré el reloj de la mesilla y aun eran las 8:30pm por lo que solo se me ocurrió de decir:
―Voy a darme una ducha y estoy allí en una hora.
―Es tarde, Martina. Ven mañana.
―En ese caso, mañana por la mañana estaré allí temprano.
―Perfecto.
Ambos colgamos el teléfono móvil y comencé a pensar que seria tan importante para citarme cuanto antes. Mas aún cuando tenia algo que resolver mañana otra cosa mas importante para que Javier no tuviera problemas. Fuera lo que fuera, seguía pensando que todo aquello era una trampa de Daniel para matarme cuando estuviera distraída.
Después de eso, me metí en la ducha y decidí no decirle nada a Javier con respecto a la visita de Daniel de mañana.
Cuando salí de la ducha, me di cuenta que Javier ya se había metido en la cama. Por lo que me puse el pijama de seda y me acosté en la cama.
Sin embargo, no deje de pensar en lo que Daniel tenia que enseñarme con respecto a nuestros negocios.
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Yo Gano. Ya No Soy Tuya (Algo Prohibido #2)
Ficção Geral¿Qué pasaría si tu pasado te ayudase a salir de un apuro y quiera volver a tu vida como un puñal? ¿Qué es lo que ocurriría si la llama de la pasión hacia la persona que amas se apagase? Y lo que es peor, ¿Qué es lo que harías si tu pasado te atrapas...