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Zoé miraba un punto fijo, perdida en sus pensamientos mientras su cabeza estaba en las piernas de la Beta siendo acariciada.

Hace dos horas que habían llegado a su apartamento, dos horas en las que Saya intentó calmarla hasta que lo logró, quedando una sentada y la otra con la cabeza en sus piernas.

—Shinichiro...

La Beta volvió a escuchar ese nombre, Zoé no había dejado de llamarlo desde su estado de ansiedad, por lo que no pudo evitar preguntarse quien rayos era ese tal Shinichiro.

—Iré por un medicamento a la farmacia—la acarició por última vez antes de pararse y dejar con cuidado su cabeza en el sofá, sabía de antemano que no dormiría esa noche y eso no era bueno. —no me demoro.

Saya la miró preocupada antes de salir, Zoé parecía una muñeca.

La Omega se sentó cuando escuchó la puerta cerrarse, sintió como Kumo se subía a su regazo para ser acariciado, así lo que lo hizo.

—Ha cambiado—susurró, mirando al roedor.

El Ran del pasado había cambiado bastante, si bien seguía haciéndose sus trenzas, ya no tenía el flequillo que ella le acomodaba con una hebilla para que no le estorbara y ahora no era rubio del todo ya que se había pintado ciertas partes de color negro.

Su contextura seguía siendo delgada y alta, ¿Rindo también había cambiado?  ¿Sería más alto ahora?

—Lo teníamos en frentesu ojo cambió de color.

—Maldita loba egoísta—le gruñó. Zoé entendió que fue su loba quien lo llamó.

Estaba enojada con su parte animal, su loba lo había llamado sin su consentimiento.

¿Yo soy la egoísta?—bufó—¿Lo soy solo por querer verlo de nuevo? No seas hipócrita, Zoé.—la loba se indignó, Zoé se alejaba de ellos sin consultarle nada y ahora se enojaba con ella por llamar a uno de sus alfas sin avisarle

¡Si lo eres!—su gritó asustó al roedor, quién asustado se escondió entre los cojines—se que quieres volverlos a ver, lo se muy bien. Pero, yo no estoy lista para ese reencuentro, tengo miedo, un miedo irracional que me está consumiendo.—sollozó metiendo sus cara entre sus manos—puede que esté siendo egoísta, ¿Pero que puedo hacer? No solo eres tú, también estoy yo.

Su loba no respondió.

La parte animal de Zoé había caído en cuenta de los sentimientos de ella, se había Preocupado tanto en sus sentimientos y necesidad de volver con sus alfas que olvidó y minimizó los de Zoé.

La hipócrita aquí era ella, Zoé por lo menos sabía de sus sentimientos y estaba consciente del daño que estaba haciendo, pero ella no. Y eso era un pecado entre los de su raza; la parte animal y la parte humana deben estar en harmonía, algo que claramente no hacía.

y-yo... Perd-

No. —interrumpió—no quiero hablar contigo por ahora, mis pensamientos están revueltos y no quiero decir algo de lo que me vaya a arrepentir después—musitó firme.

Si seguían así, terminarían haciéndose más daño entre ellas, y eso era peligroso, muy peligroso.

Su ojo volvió a su color original, dando por terminada la discusión y haciendo que Zoé soltara un suspiro.

—Ven aquí—levantó los cojines y agarró a su rata con cuidado—lamento haberte asustado.

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—No debiste soltarla—Ran suspiró por doceava vez al escuchar la misma frase salir de la boca de su hermano.

No pensaba contarle a su hermano de lo sucedido, pero desgraciadamente el menor se había enterado por su lobo.

Sus lobos compartían una conexión extraña y que a veces escalofriante, era como si se hubieran marcado entre ellos, por lo cual sabían cosas del otro sin tener que hablarse, justo como ahora.

—La rata me tomó por sorpresa, además, no podía traerla a la fuerza— acarició su cien, sentía un dolor de cabeza venir—viste su expresión cuando intenté acercarme. Sus ojos... había miedo en ellos.

—Las vendas tienen algo que ver, ¿cierto? —Rindo hechó su cabello hacia atrás.

Ran asintió.

Las vendas no pasaron desapercibidas por los dos, y eso les inquietaba. ¿Qué herida tendría Zoé en ambos brazos como para tenerlos vendados desde las muñecas hasta los codos?

—Puede ser, pero mi lobo me dice que hay algo más.

El menor de los hermanos se sentía inquieto, tuvieron la oportunidad de verla, pero se había escapado de una manera absurda que hasta le parecía irreal.

Y la inquietud, además de ciertos celos, por saber de la beta que la había ayudado a escapar solo crecía. La necesidad de saber quien era crecería sin duda, de eso estaba seguro.

—Esta muy cambiada—el menor se sentó al lado de su hermano—incluso es más alta ahora.

—Tú eres un enano—se burló.

—Vete a la mierda—le dio un puñetazo al mayor en el hombro.

Ran iba a quejarse cuando unos quejidos lo detuvieron, ambos miraron la puerta del pequeño armario en donde se guardaban las cosas de limpieza.

Hace días que habían atrapado a un alfa que podría darles información de la Omega, pero el cabrón se había negado por más que lo torturaron.

—¿Todavía está vivo? —Rindo asintió en respuesta, ahora con el ceño fruncido al igual que su hermano. — vaya que si ha aguantando para todo lo que le hemos hecho, — otro quejido amortiguado se escuchó—voy por el ladrillo.

El mayor se paró y fue seguido por su hermano, quién, al contrario de él, fue en busca de una sábana y un cuenco para recolectar sangre.

Dejarían un mensaje muy claro a aquellos que habían tenido la osadía de tocar a su flor.

Iniciaría un caza, la carnicería había comenzado... 

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Shinichiro fue, es y será alguien sumamente importante en la vida de Zoé,

¿Ya tienen alguna teoría?

𝐋𝐘𝐂𝐎𝐑𝐈𝐒 ━━━ 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora