𝐋𝐘𝐂𝐎𝐑𝐈𝐒 ━━━ 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢

05

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—Creo que no fue buena idea venir sin algo que cubriera mis brazos—Zoé tocó las vendas de sus brazos incómoda — ¿tú qué crees, Kumo? —el roedor chillo en respuesta—eso creí.

—¿La salida no era solo de las dos? —Saya miró de reojo a la omega. A ultima hora, Zoé decidió llevar a kumo con ellas, pero a cambio, la beta pidió que la mayor saliera sin una prenda que cubriera sus brazos.

Quitarle las vendas y el cubrebocas a Zoé era imposible por ahora, así que por el momento intentaría que saliera sin algo que le cubriera los brazos.

—Saya, de todos los lugares que hay, ¿Por qué escogiste Shibuya? —no le parecía una mala elección por parte de la menor, tenía entendido que el lugar era controlado por una pandilla relativamente tranquila, por lo que se podría decir que el lugar era seguro.

Eso y por qué ahí se encontraba la tumba de su maestro.

—Simplemente me llamó la atención, además de que es seguro—encogió los hombros mientras sin importancia—¿nos dejarán entrar con kumo? Tener una rata de mascota es raro en Japón.

—No soy una persona normal—Saya rió, asintiendo. 

Gritos a lo lejos llamaron la atención de las dos, aunque Zoé decidió ignorarlos, sabía que era una pelea y no tenia intenciones de mirar o meterse y menos si no era su territorio.

Teníamejores cosas de que preocuparse, como por ejemplo que su loba estaba inquieta, muy inquieta.

Pasaron por cerca del lugar y a lo lejos se veía como un grupo grade les gritaba a dos jóvenes frente a ellos; uno tenía gafas y el otro era rubio. Siguieron de paso hasta que llegaron a un lindo y acogedor restaurante y para suerte de la mayor, aceptaban mascotas.

—Buenos días— una joven las recibió en la entrada del lugar—¿tienen reservación?

Saya asintió.

—Como admiten mascotas—dudó en hablar — ¿podemos entrar con la rata? Es la mascota de ella. — señaló con la mirada al roedor en el hombro de la mayor.

La recepcionista iba a negar, pero cuando vio la penetrante mirada de Zoé asintió.

—P-por aquí por favor— su voz tembló, la penetrante mirada, el porte y las vendas más el cubrebocas negro le daban un aire intimidante a la Omega.

—Gracias.

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 —Siento que voy a estallar. —Saya tocó su estómago ahora más salido por toda la comida que había pedido.

—Te comiste tres platos con comida diferente—Zoé la miró de reojo mientras caminaban—¿Dónde te cabe tanta comida?

Zoé, a diferencia de saya, solo había pedido un plato pequeño y de vez en cuando le daba a Kumo alimentos que no fueran dañinos para su sistema.

Las dos siguieron hablando de cosas sin sentido, sin darse cuenta de que dos rubios pasaban por su lado en dirección contraria.

El más alto se detuvo al percibir ligeramente un olor que hace mucho tiempo había olido y que desapareció sin dejar rastro.

Giró su cabeza y entrecerró sus ojos viendo como dos mujeres desaparecían por una esquina.

Ese ligero aroma le era muy familiar.

—¿Kenchin? —su atención volvió al rubio de baja estatura—¿Qué pasa? — ladeó la cabeza, el comportamiento de su compañero lo intrigó.

—Nada, Mikey... Creí ver a alguien que conocía—encogió sus hombros, restándole importancia.

Mikey lo miró por unos segundos antes de asentir y volver a caminar.

—¡Vamos por unos dorayakis! —sus ojos brillaron mientras hablaba como un niño.

El alto solo asintió, siguiendo al de menor estatura.

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 —Deja de molestar, mierda—susurró a su loba.

Desde que entraron a ese sector lleno de gente, por ser fin de semana, su loba se había alterado aún más. Saya iba unos pasos más adelante, sin perderse de la vista de Zoé.

Se sintió mucho más incómoda.

Cuando dio otro paso, una mano agarró su muñeca, deteniéndola.

El fuerte aroma a menta con un toque de pino llegó hasta su nariz, un jadeo quedó atrapado en su garganta cuando el agarre en su muñeca se hizo más fuerte.

Giró su cabeza a la vez que su respiración se retenía. Sintió como su corazón quería salirse de su pecho cuando conectó la mirada con la de unos preciosos ojos violáceos.

Las pupilas del contrario se dilataron al verla, dio un paso y ella retrocedió, acto que le hizo fruncir el ceño al contrario.

Zoé sintió como la garganta se le cerraba, privándola de oxígeno, su cuerpo empezaba a temblar al sentirse asfixiada; iba a tener un ataque de ansiedad.

—R-Ran...—fue lo único que pudo decir en ese estado

En ese momento, kumo, como si supiera del estado de su dueña, corrió desde el hombro hasta la mano intrusa y la mordió con fuerza, haciendo que soltara la muñeca de Zoé.

—¡Zoé! —tras el grito, una mano agarró lq suya y echaron a correr.

Saya no sabía quién era el alfa  de trenzas que había agarrado repentinamente a Zoé, pero si estaba consciente de lo que provocó en la mayor, así la mordida del roedor fue su señal para agarrarla de la mano y salir corriendo.

Ran las siguió, pero le fue difícil seguirles el paso por la cantidad de gente que había en el lugar.

La Beta esquivaba lo mejor que podía a las personas mientras  jalaba brazo de la Omega. Vio a una mujer mayor bajarse lentamente de un taxi, esa era su oportunidad.

—Lo siento mucho—le dijo a la anciana antes de agarrar su muñeca con la otra mano y sacarla del auto con un poco de brusquedad.

Metió a Zoé, asegurándose de que la rata todavía siguiera con ella, cuando se estaba metiendo escuchó un grito detrás de ella. Miró detrás y soltó un chillido al ver la mirada que le daba el de trenzas mientras corría hacia ellas.

—¡Arranca! —gritó cuando entró y le puso seguro a la puerta, la mirada que le daba aquel alfa le daba escalofríos.

—¡¿Que les pasa?!—el conductor la volteo a ver.

—¡Mierda, que arranque! — Saya volvió a gritar, está vez dándole una patada al asiento del conductor. El de trenzas cada vez estaba más cerca, sentía que se moriría si él las alcanzaba.

Volvió a patear el asiento y con eso el conductor pisó a fondo cuando el también vio al joven de mirada oscura acercarse.

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¿Que tal el capítulo de hoy?

¿Les gustó?

Por fin el primer encuentro de nuestra protagonista con Ran, y no solo eso, parece ser que está ligada a nuestro querido Draken.

Se vienen cosas interesantes jsjsjsj