"Ohhh chiquita~ ya me reconociste?" Agarró fuertemente las mejillas de la rosada y la forzó a mirarlo a los ojos. Mantenía una sonrisa arrogante mientras una risa baja siniestra sonaba por el largo pasillo. Luego se detuvo de golpe. Y miró atentamente algo que internamente odiaba ver. A su Amy llorar.Sus lágrimas brotaron con frustración, cayendo con decadencia sobre aquellas manos que aún la agarraban con fuerza. El se retiró rápido y tomó una pose a la defensiva.
"E-E-Eh cálmate Amy! N-No llores si? Golpéame si quieres pero no..." justamente recibió un golpe directo a la nariz provocando que su nariz brotara un líquido negro. "Mierda! no creía que dolería-" recibió otro golpe en el abdomen "pero que carajos!?"
"Tu tonto tonto tonto idiota!" Las mejillas de la eriza estaban empapadas de su propias lágrimas que aún salían con desgarro. Trato de proporcionarle más golpes pero aquel erizo azul empezó a esquivarlos fácilmente, eso hizo enojar más a la chica y aumentó la velocidad de sus golpes, aunque no llegaba a proporcionarle uno "imbecil estupido idiota como pudiste dejarme!" Paro repentinamente por el agarre fuerte del joven al frente, mantuvo cautiva los dos brazos de la eriza rosa y la empujó hacia la pared con una sola mano. El susto por el movimiento impredecible del joven hizo que Amy gritará de la sorpresa, pero el azulado uso su mano libre para tapar la boca de la chica a tiempo.
"Shhh shhh shhhh~ Linda... estás muy gritona hoy?~" redujo el espacio entre sus rostros a casi nulo, frotó su nariz desde sus hermosas púas rozadas, sus suaves mejillas sonrojadas, su cuello ligeramente perfumado. Respiro hondo en su última parada, bajo sus brazos y los llevó a la cintura de la chica. "Te extrañe mucho..." dijo desde lo profundo de su cuello. Amy se congelo más por la rabia que por el extraño vibrar que le daba aquel chico. Tomó impulso y lo alejó ligeramente tomándolo de los hombros.
Lo miró fijamente a los ojos, el tenue brillo carmesí que se fusionaba con el casi antinatural verde esmeralda, la dejó por unos segundos atónita. Se le pasó rápido por ver la estupida cara de niño bueno, haciéndola enojar más. Respingó molesta, tomó su mando y lo llevó hacia su habitación. Ahí se podría hablar mejor.
***
La eriza rosa se encontraba sentada en su cama con las piernas cruzadas, esperando a que aquel erizo, quien se encontraba sentado en el suelo sobre sus rodillas, empezara a contar su chistosa historia.
"E-eh.. está la tengo fácil, ya verás" se excusó el ahora llamado Sonic "sentí una energía que hace siglos no sentía, me trajo al cuerpo que ahora estás viendo. Es muy difícil encontrar personas a las que puedan soportarme. Creo que ya lo había dicho.." Amy entrecerró los ojos, no muy convencida.
"Créeme! En cerio! No pensaba durar tanto pero tuve que acostumbrarme a los padres de este cuerpo.."Amy se levantó de la cama con un suspiro pesado "esta bien, te perdono.." se agacho frente a él "me tenías preocupada.. no sabía de ti desde hace meses.. yo.." sus ojos se cristalizaron "pensé que nunca volverías" estaba triste y algo nostálgica, aunque ahora mejor que antes al saber que el estaba junto a ella de nuevo. Unos cálidos labios se posaron en su frente sorprendiéndola un poco. Subió los ojos hacia el y vio como una sonrisa filosa se formaba entre sus labios. Era obvio que se estaba burlando de ella.
"Hay Amy.. creo que se te olvidó algo muy importante" agarro sus dos manos y la empujó hacia el suelo, dejándola bajo su pecho. Se alzó hacia su oreja y susurró "tú eres mía~.." un suspiro parecido a un gemido salió de los labios de la rosada al sentir el calor de su respiración en su oreja. Sonic bajo más hacia su cuello sin dejar de rozar su nariz con su cuerpo. Amy chilló cuando sintió algo húmedo pasar por su zona cosquilluda. "Yo nunca dejaría algo que es mío..~"
"P-Para.. por favor!" Gimió la pequeña, tratando de forcejear el agarre entre sus brazos. El gruñó inconforme, de un momento, sus manos se oscurecieron tornándose negras y de apariencia monstruosa, tomó a Amy de sus brazos con una mano levantándola del suelo y sin ninguna delicadeza tirarla a la cama con fuerza. Amy grito de sorpresa levantando algunos grados su cuerpo para salir corriendo, aunque era inevitable, el peso de su compañero la interrumpió más rápido de lo que ella esperaba. Usualmente la deja correr por unos momentos para luego atrápala.
"Q-Que estás haciendo?" Preguntó con la voz algo quebrada. Esa lengua larga y húmeda recorría el cuello de la rosada hasta envolverla. Ella gimió por el extraño placer que le provocaba.
"Solo estoy.." dijo a medias levantando su lengua hasta sus mejillas, dejando un rastro húmedo en el cuerpo de la chica "saboreando lo que es mío.." sonrió, dejando ver sus filosos colmillos. Las luces se atenuaban hasta dejar la habitación a oscuras, el día parecía noche, aún manteniendo las ventanas abiertas, lo que es el sol o la brisa no pasaban a aquella habitación. Lo único que se podría deslumbrar eran los ojos rojos que miraban fijamente a la eriza.
"Mirame a los ojos..." tomó las mejillas de Amy con ligera fuerza e hizo que lo mirara de frente "di que eres mía.." ordenó, sus ojos brillaron más deslumbrado hacia el rostro de la eriza rosa. Ella miró algo temblorosa, pero nada de su boca salía.
"Dilo.." volvió a ordenar, pero ella se inmutaba.
"Para esto por favor... es algo..." pauso para ver su reacción. Entrecejo las ejas claramente enojado. Soltó su agarre, las luces prendieron repentinamente dejando un poco cegada a Amy por unos segundos.
Se sentó en la cama como si nada de lo ocurrido pasase. Al igual que su amigo, miraron incómodos el suelo de madera de aquella habitación.
Amy prestaba más atención a lo confundida y babosa que estaba a como en realidad pensar en esa situación. Que trató de hacer esta vez? Qué pasa con aquellas palabras?
Sabía muy quién pero no quería aceptarlo, no todavía.
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No me maten pls. Yo lo haré primero >:v
Wiiiiii *se tira de un precipicio**tira del paracaídas y sale volando épicamente*
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Mi Demonio
Fanfiction-Por favor para ya!!- Su risa la estaba matando desde adentro. Nunca se calla. Siempre me molesta. Nunca dormía por su culpa. Pero era el único que me entendía.