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Lunes. 4/12.

El día en el que todo cambio en mi vida fue cuando mis padres me abandonaron.
Digo, no tuvieron opción, desde que descubrieron que mi supuesto amigo imaginario era completamente real los asustó hasta dejarme a mitad de la calle de una avenida a los 6 años. Empezamos mal no?

Luego de ese día, me enteré de que mis padres tuvieron una muerte muy horrenda, los policías lo registraron como un ataque animal, pero que tipo de animal salvaje le abriría el tórax a una persona? Solo él, creo.

Jhon me adoptó cuando tenía siete, alcoholico, drogadicto, sexista, no se como las hermanas me dejaron con el. Como sea... el orfanato se incendió luego de mi salida y para ser sincera no me importó mucho. Los niños del orfanato siempre me molestaban, no había uno en el que no decidiera alarme las púas o pintármelas con tinta.
Jhon al principio fue bueno conmigo, me trataba como su hija. Pensé que ese día sería mi gran comienzo pero caí en la realidad. Me ataco, abuso, uso lo prohibido en mi utilizándome como muñeca en sus noches de borrachera. Hoy en día sigue igual, pero un día lo cambiaré! Tengo fe en eso. No descansaré hasta ver a ese hijo de puta muy lejos de mi.

Esa es tu petición niña?

"N-No es que lo mates... solo me quiero alejar de él...."

Oigo el sonido de la puerta de mi armario abrirse, de el sale una mano con garras totalmente negras desprendiendo humo negro, le sigue su otro brazo para luego sacar la cabeza. Su cuerpo era totalmente oscuro, lo único que se podía ver era sus ojos rojo sangre y su gran y escalofriante sonrisa. Ya estaba acostumbrada a que venga hacer compañía de las malas.

Jajaja eres muy aburrida... niña..

Suspiro y vuelvo a mis deberes. Su hora de llegada siempre es cuando cae el sol y casualmente esa es mi hora de hacer tareas. Intento ignorarlo como todas las veces que venia a molestarme. Es muy difícil hacerlo. Arañaba mi escritorio, chirreaba las ventanas con aburrimiento, volvía mi habitación un desastre!

"Por favor para!!"
Me levante rápido golpeando mi escritorio con fuerza. El solo ríe alocadamente, me volteo bruscamente y lo busco con la mirada. No había nada, me encontraba "sola" de nuevo aunque escuchaba ligeramente su maniática risa. Di un suspiro cansado, cerré mi libro y me separe de mi escritorio para dirigirme a la puerta de mi habitación que casualmente estaba abierta, por la gran experiencia que tenía viviendo con él sabía que me cerraría la puerta frente a mi cara para no salir de la habitación pero esta vez pase normalmente, supongo que se habrá cansado de ese truco tan barato.

Baje las escaleras, guiando mis pisadas con cuidado. Las luces de la sala se encendían y apagaban al ritmo de mis pisadas, muy normal de él.

Si sigue así, tendré que volver a la tienda por focos nuevos.

Llegue deprisa a la cocina e inmediatamente abrí la nevera, completamente vacía. Ya no me sorprende. Mi supuesto padre siembre la deja vacía a la semana. Mire el lava platos repletos de trastes más que sucios. Suspire de cansancio. Si Jhon ve esto me matará.

Dejando mi hambre por un lado, tome la esponja y comencé por los trastes más fáciles de limpiar. Un fatídico olor salía de las aguas negras que contenía la cantina. "Genial" mencione con sarcasmo. Esto parecía que tenía más de un mes almacenado, pero realmente no. Ni si quiera quiero contar lo qué pasó en la madrugada.

Luego de quitar todos los trastes grandes, tome un destapa caños y inicie el proceso de destapar el desagüe. Aunque tanta presión no sirvió de nada. Seguía intacta.
Mire con preocupación el lava platos y luego el reloj de pared en la cocina, 2 am. Pronto quedaría Jhon y si ve la cocina en ese estado, me matará.

Me apure con desespero, no quería que me tocara de nuevo. Estoy cansada de esto.

Yo podría resolverlo...

No...

Si solo me dejarás come-

La puerta principal sonó, y los pasos pesados le siguieron a coro. Era el, sin duda. Estoy muerta' pensé deprisa. Me agache y me escondí detrás del desayunador. La respiración pesada de aquel hombre era como la única cosa que Amy podía escuchar en la casa. Sus botas llenas de barro recorrieron la sala hacia la cocina. Un carraspeo más un escupitajo al suelo seguido de las botas subir las escaleras, le daban esperanza a la eriza de salir ilesa por una noche. Echo una ojeada cuidadosa asegurándose de que ese viejo borracho se haya marchado ha su sucia habitación.
No vio nada. No sintió nada. No escucho nada.

Eso la asusto.

Donde estaba? Estaba segura que subió las escaleras. Curiosa y temerosa a la vez, hizo que sus pies avanzaran hacia las escaleras y subir una por una con cuidado de no hacerlas rechinar por lo viejas que están. Todo en esta casa se le necesitaba un cuidado que este hombre no le daba. Un escalón más y llegaría a el pasillo que conectaba las dos habitaciones y el baño por el medio. Tembló. La habitación de su padrastro estaba semi abierta. Si provocaba algún ruido, sería su fin.

Se volteó hacia la dirección de su habitación. De puntillas avanzó con discreción, solo faltaba poco para que pudiera encerrarse en su habitación pero una gruesa mano la agarró del brazo con fuerza y la lanzó hacia las escaleras haciéndola rodar.

"Maldita.." susurro con repulsión. Bajó lentamente los escalones hacia la pequeña eriza quien trataba de levantarse con sumo dolor. "Tu crees que no se lo que hiciste? Eh? Desgraciada malagradecida" pateo con fuerza su abdomen lanzándola hacia la sala. Las luces que prendían y se apagaban en todo el lugar, casi sacando alguna chispa azul en los conductos de electricidad. Aunque eso no le importaba a aquí el hombre. "Me acusaste con la policía de maltrato infantil eh?" Piso fuertemente la cabeza de la rosada haciéndola gritar.

"N-No! Yo no hice nada! P-Por favor no me lastimes!" Envolvió sus brazos en su cabeza como protección.

"Crees que te voy a creer maldita puta?" La halo de las púas y la volvió a tirar con fuerza. Se arrodilló frente a ella tomándola de las piernas. Amy forcejó sabiendo lo que vendría, trato de quitar a ese hombre de encima pero no podía "aunque ya que eres una maldita puta... es mejor que hagas tu trabajo" la agarro de las muñeca, intentando no dejarla ir para ningún lado. Amy gritaba que la soltara, lloraba con miedo de volver a sentir tal dolor en sus entrañas. Una de las grandes manos de aquel hombre recorría con diversión el diminuto cuerpo de la eriza, cansado de verla con un montón de ropa, se apresuró ágilmente a quitársela de un tirón. Amy ya no podía más, lanzó su último grito con la esperanza de algún vecino la escuchase. Aunque, desgraciadamente ninguno se atrevía a salir. Excepto el.

Las bombillas explotaron, el suelo crujió con enojo, un extraño viento salía de todas direcciones, una penumbra cubrió la visión de todos, solo unos ojos rojos brillantes destellaron el lugar. Un grito parecido aún rugido espantoso ensordeció al hombre, perplejo por lo que su casa está haciendo. Espantado, se levanta corriendo para salir de la casa pero una filosa garra lo toma del cuello empujándolo hacia el otro extremo de la sala pegándolo al gran espejo que adornaba la sala, haciéndola trizas en su espalda. Jhon grito de miedo y dolor. No comprendía que pasaba, trataba de respirar pero la garra que envolvía su cuello no lo dejaba, más los pedazos de vidrio incrustados en su espalda lo estaba por empezara a desangrar.

"N-No....." Amy susurro en sollozos, envolviéndose tomando sus piernas de apoyo.

Un gruñido extraño de molestia salió de aquel demonio, soltando al hombre con desgracia y dejarlo inconsciente de una golpiza en el estómago. La sala se iluminó tenuemente, lo suficiente como para que Amy pudiera verlo a él. La sombra negra voló hacia la niña en posición fetal, la cargó suavemente y la llevó a su habitación acostándola de inmediato en su cama.

Ella seguía llorando, algo que le daba placer y enojo al demonio. La arropo de inmediato y prendió una linterna pequeña que se encontraba en su pequeña repisa. Se acosto a su lado y la miró sollozara. En serio como la odiaba, no entendía que era lo que le pasaba por la cabeza.

"Gracias...." serró los ojos cansada de gritar y llorar. Las gracias no era un vocabulario común para aquella sombra, pero solo las conocía pro aquella niña, que le había echo la vida no tan aburrida.

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Mi Demonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora