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Llora, me dijo. ¿Que lloré? Si, mejor llorar...me dijo que no estaba prohibido... Pero más tarde golpeó mi cabeza con su pico y me hirió, corrí como loco por miedo y busqué con mi nublada vista algo que comer. ¿Que podría darle?
¿Cualquier cosa está bien no? Aunque acababa de perderme, y sin saber nada solo pensé que estaba lejos del búho, porque no sabía dónde estaba. Doy la vuelta para mirar hacia atrás y no logro entender dónde estoy parado justo ahora. Siento entre mis pequeñas garras algo sedoso, algo suave. Si fuera de día lo vería, pero no parece nada novedoso, más suele sentirse como el color verde que pise al nacer. ¿Cómo se llamará?
Me fijo por los alrededores. Y creo que se muy bien, que aún no estoy lejos del búho. Mi pecho me lo dice, unos ojos siento en mi espalda, parece que acaba conmigo y me devora, algo así como mis plumas. Algo me mantiene estrictamente sujetado, y no son plumas. Son unos simples ojos.
Se que debo correr.
— ¡SE TE ACABA EL TIEMPO!
Corro nuevamente, mientras tanto mi corazón parece que se va salir de mi pecho. Tengo miedo. Sin importar a dónde voy, corro sin mirar atrás, simplemente no quiero volver a ver a ese búho. Es un patán.
Que la luna me guíe hacia el verdadero camino de la "liberación" yo, solo espero un milagro,ojalá encontrar algo pequeño que sacie su hambre, ojalá.
Pero. Puedo aprender algo de su brusquedad. El más fuerte gana y los débiles son el ganado. Su pico fuerte me demostró que puedo hacer lo mismo, cuando encuentre algo que sea comestible prometo que usaré mi pico para lastimarlo. Tengo que reconocerlo. Su brusquedad me ahorro pensar en cómo cazar la presa. Haré mi mejor esfuerzo, de eso estoy seguro.
Algo me consuela. Y es la brisa que sacude mis plumas. Miro al cielo y me encuentro con la imagen de puntos brillantes, mis ojos no son suficientes para abarcar todo el paisaje, y mi memoria tampoco lo es. Quiero guardar cada segundo de esta caminata. Si no llego a vivir más, creo que recordare en mis últimos segundos el cielo y sus puntos brillantes para no sentirme solo en la muerte.
Eso sí no encuentro comida.
Me desesperó. Si no vuelvo, moriré pero no e sentido la muerte nunca, debe ser tan calmada. Debe ser como un sueño cuál fuese para siempre.
— Toma una rata.
Regrese con mi abusador porque tenía miedo y de paso le entregué comida, case por el, y pase frío. Por él.
— Te dejó vivir— dijo el búho inmediatamente.
Luego se fue a un rincón y comió el ratón como si fuera agua. Vómito los huesos y la piel en forma de una bola. Fue asqueroso.
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