Diabolik Lovers ♠Mi Pequeña Dama♠ //Shu Sakamaki//

Capitulo XVII

notas de autora:

Esta historia no solo habla de los protagonista que es de Shu y Kikuo, si no también narrara de los hermanos Sakamakis , Mukamis y Tsukinamis, y las Occs, espero que lo disfruten...

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Acariciando el rostro del chico que lloraba desconsoladamente, se acurruca sobre su pecho buscando esa calidez que lo confortaba cuando estaba a su lado.

-Ya no llores.-dijo con un tono dulce, abrazándolo.

-Es... un idiota, se fue.-dijo molesto. -Como lo odio.

-¡Siumiri! ¡Aque horas, que las clases van a empezar!.-Dijo una voz femenina del otro lado de la puerta, golpeando como loca.

-¡Ya voy dame diez minutos!

-¡Diez! ¡Eso me dijiste hace rato. -Se quejo.

-Tienes que irte o no dejara de molestar.-Le dice apartándose de ella.

-Pero no puedo dejarte así Kanato-kun.-Le responde la chica de cabellos de un tono verde limón.

-Vendré mas tarde a verte o si no pasara como el otro día.-dijo, recordandole como actúo que su hermana menor rompiendo la puerta de su cuarto al saber que el estaba ahí, aunque su relación lo ocultaba de sus hermanos pero antes los ojos de otras persona el era la novia de un vampiro siendo la hija de unos de los reyes de la dimensiones mas poderosas, a lo que no estaba desacuerdo la menor al ver como la mayor se sentía atraída por alguien tan insignificante. A lo que peleaban cuando se veían y la que sufría era Siumiri al ponerse en medio recibiendo los golpes.

-Esta bien.-Bajando la mirada.

La abraza, teniendo la misma estatura le era fácil acomodarse, acariciando sus cabellos hora el, tomándola por sorpresa, las actitudes de su novio que era el tipo bipolar que cambiaba de humor cada minuto y ya había sufrido uno de sus agresividades, al sentir encajarle el tenedor en su piel, al verla platicar con uno de sus compañeros, siendo mitad humana y demonio, vivía en el mundo de los humanos junto a su hermana menor Jumieth, quien tenia casi el mismo carácter que Kanato, a lo que le preguntaban como una persona como ella tan dulce, inocente caía en las manos de un chico como el, raro su relación, pero le gustaba estar a su lado, aunque no fuera afectuoso, y recibía insultos, hasta palabras de odio, pero lo amaba tal como era.

[...]

El calor  era insoportable, de a muerte a lo que se limpiaba el sudor de su frente con su brazo, mientras se tiraba en los costales de patatas.

-Ya te cansaste hijo.-Dice aquel hombre robusto viendo al chico tirando de rodillas.

-Algo.-Contesto ya cansado de trabajar con este solo infernal.

-Así me paso lo mismo cuando tenia tu edad, pero ya te acostumbraras con el tiempo.-Le da unos suaves golpes en la espalda , en modo de darle ánimos.

-Si..-Se levanta con pereza para continuar, su labor llevando los costales hacia el puesto donde trabajaba ahora, desde que se salio de la mansión.

Parecía como si hubiera pasado ayer, pero solo había pasado unos cinco días, llevando una vida nueva, a lado de su novia, y la pequeña Kamura, que como a las dos de la tarde iba a dejarle su comida, a lo que no faltaba mucho para que llegara. Dejando en la bodega el costal de patatas.

-¡Ayato-niichan!.-Dijo una voz chillona y dulce, gritando.

-Hoy vienes con mas energía Kamura-chan.-Le dice la dueña del local regalandole una sonrisa.

- Es que a Kamura, le gusta los días de calor.-Dice con mucha ternura , que se ríe la mujer.

-Eso es bueno que te guste el calor.

-Solo a ella le gusta ese tipo de climas.-Menciona Ayato, sudando a mares, solo teniendo puesta una camisa de mangas cortas color beige y una banda blanca puesta alrededor de la cabeza.

-Lo bueno de ser joven.-Dice el hombre carcajeándose.

Kamura , no lo pensó dos veces para abrazar al Sakamakis que estaba sudoroso.

-¡Kamura! no hagas eso que apesto.

-No me importa a Kamura le gusta abrazar a niichan.-Dice frotando su mejilla sobre su camisa.

-Eres muy afortunado al tener una hermana que te quiera tanto.-dice su patrón, a lo que el chico se dibuja una sonrisa en los labios, si tenia razón lo era, siendo como es, una persona egoísta y orgulloso, nunca se le paso por la mente hacer este tipo de cosas como, enamorarse de una simple humana, y apreciar a una chica que se fue convirtiendo en una hermana para el, ahora trabajar obedeciendo ordenes de alguien, si que Ore sama estaba madurando, algo porque seguía con actitudes infantiles de repente, aunque por cierta motivo extrañaba un poco a sus hermanos, se preguntaba que estarán haciendo.

Cuando el sol se ocultaba, las nubes tenían un tono naranja y un rosa pastel. Caminaban para al departamento tomados de la mano la menor con el pelirrojo.

-Luna-neechan me comento que esta viendo si puede hacer que te reciban en la escuela donde asiste.

-¿Enserió te dijo eso?-Se sorprendió ya que su novia se quejaba por cada escena de celos que hacia, tenerlo cerca seria como echarle mas leña hacia el fuego.

-Si.-Asiente muy contenta.

-Y dice que el bipolar soy yo.-Se ríe la pequeña abrazándose del brazo del chico.-Me dijo que trabajaría hasta tarde, que no la esperábamos en la hora de la cena.

-Ya veo.-Dice en un tono triste.

-Pero Kamura ya no esta sola porque Ore sama esta para acompañarla.-dice animándola haciendo que pequeña sonriera.

[...]

Su turno  de la noche había acabado, las puertas se deslizaban de la tienda, dejándole el paso para salir, pasándose su mano por su frente frotándoselo, sin  percatarse de la presencia que estaba recargado en el poste de luz, fumando esperando que saliese la muchacha, y mirar cada paso, la fue siguiendo, resonar de los zapatos de cada movimiento, hasta llevarlo uno de los lugares mas solitarios, haciendo que fuera mas rápido, esperando perderlo por los callejones, creyendo que lo había perdido, fue estancada hacia la pared en empujones.

-¡¿Que quieres?!

-Tu sabes muy bien que quiero.

-Dijiste que nos dejaría en paz.

-Necesito tu ayuda para otro trabajo.

-No pienso hacerlo y menos si arriesgo a mi familia por tu culpa.

-Te convendrá esta propocion te lo aseguro.-Le susurra al oído a lo que lo empuja.

-¡No lo haré! ¡Ya no! buscate alguien mas.-Pasando aun lado de el, para comenzar a caminar.

-Y si te diría que en tus manos esta  la vida de tu pareja, eso cambiaría tu opinión.-Haciendo que se detuviera.

-¿De que se trata?-Se da la vuelta cambiando su expresión a una seria.

-Sonríe con malicia.-Sabia que podría contar contigo.