Cortos Kim Dokja/Yoo Jonghyuk

a través del espacio y el tiempo (para llevarte a casa)

Eras hermoso.

El bolígrafo revolotea sobre el papel ruidosamente, trazos similares a garabatos, casi, con la velocidad del mismo; de hecho, el escritor no es diferente a un loco. Las páginas están hechas jirones y rotas, desgastadas por el tiempo. Escribe y escribe, como un autor de un libro para un lector con el que pasaría su vida eterna. Eran, eran, eran. Yoo Joonghyuk desearía que no fuera en tiempo pasado. No sabía que podía doler tanto amar hasta que lo perdió.

Pestañas largas sobre mejillas pálidas, enrojecidas cuando está nervioso o enojado. Ojos oscuros que brillaban cada vez que hablaban de algo que amaba, cada vez que miraban al mismo Yoo Joonghyuk. Un traje blanco el día de su boda, y luego las leves dificultades para respirar y su propio nombre derramándose de labios delgados pero hinchados por los besos mientras las uñas arañaban su espalda sobre la cama. Rasgos pálidos y delicados; Yoo Joonghyuk trazaba la línea de su mandíbula con un pulgar áspero y besaba su cuello. Él era hermoso.

Kim Dokja era hermoso.

Kim Dokja era un tonto.

(O tal vez fue Yoo Joonghyuk quien hizo el papel de idiota en este tablero enfermo del destino).

Nos conocimos cuando teníamos doce años. te despreciaba

(Yoo Joonghyuk escribe con la esperanza de mantenerlo para siempre en su memoria).

Tu cabello era suave. Tu sonrisa siempre fue desafortunada.

No puede escribir. Yoo Joonghyuk no puede escribir. Nunca ha sido bueno con las palabras, maldita sea. Así no. No de esta manera.

Siempre podrías hacer cosas como esta mejor que yo.

Esto es ridículo. No puede hacer esto, piensa Yoo Joonghyuk. Quieres que siga adelante. Pero no puedo. Eras todo para mí.

eres todo para mi

Y, sin embargo, Kim Dokja era más que todo . Él era su pasado y su presente. Kim Dokja era el futuro de Yoo Joonghyuk.

Yoo Joonghyuk nunca había entendido realmente a los científicos locos de las películas. Nunca, porque no podía entender por qué se obsesionaban con algo que podía destruirlos cuando tenían familia. Los pensó tontos. Los consideraba un puñado de ingratos. Siempre se preguntó qué estarían pensando los escritores.

Hasta ahora.

Papeles, esparcidos por su escritorio. Los platos se amontonan en su fregadero, las manos se pasan por el cabello grasoso que no se ha lavado en días. Su mano revolotea sobre la única pizca de paz en medio de este caos; un cuaderno gastado sin hojas arrancadas. El único papel donde su letra sigue siendo coherente a pesar de la velocidad de su mano; trazos audaces y confiados aparentemente escritos con un entusiasmo que Yoo Joonghyuk ha perdido hace mucho tiempo frente a la muerte de su amante, reemplazados por lo que solo podría ser una determinación delirante.

Te recuperaré pase lo que pase.

Al menos, aunque muera en el intento, significará que podrá volver a verlo.

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Una mañana de mayo de 1989 hubo un accidente automovilístico.

Muchos recordarían la grotesca escena; Ocurrió en medio de la calle. La muerte de la esposa del Dr. Yoo Joonghyuk tomaría al mundo por sorpresa, su nombre y rostro acapararían los titulares y los periódicos. El renombrado científico había sobrevivido al accidente y rápidamente desapareció del mundo.