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DURANTE SEMANAS SU HYEOK había comenzado a saludar todos los días a Madelyn. Donde sea que se encontraban, ya sea fuera del salón de clases o dentro, pero nunca faltaban sus saludos. Aunque para ella aún le seguía pareciendo extraño, no era la única que también se lo había tomado de esa manera, la mayoría en su salón al parecer ya se habían dado cuenta de que Su Hyeok, siempre, sin falta, saludaba a la rubia. Madelyn estaba bajo la mirada de todos.
Y esa mañana no había sido la excepción. La joven se encontraba observando su celular mientras esperaba que el maestro llegara para comenzar la clase. La voz de Su Hyeok la hizo quitar su vista de su celular para dirigírsela al chico.
— Buenos días, Madelyn. — Sonrió el joven azabache mientras se iba a su asiento. La rubia le correspondió con una sonrisa.
El profesor Kang se hizo presente en el salón de clases e inmediatamente comenzó a pedir los celulares de todos los alumnos. Madelyn admitía que cuando apenas había llegado a la escuela eso la había tomado desprevenida. Pero después se las pudo arreglar después de haberse comprado un nuevo celular, y daba el que anteriormente tenía. Una vez que había dado su celular y estaba por regresar a su celular, se pudo percatar que dos chicas no dejaban de observarla, On Jo e I Sak. Madelyn les mantuvo la mirada hasta que ellas apartaron su vista.
Se dejó caer en su lugar para después comenzar a prestar atención a lo que comenzaba explicar el profesor.
Rogers soltó un suspiro mientras se miraba en el espejo del baño. Portaba el uniforme del instituto, que constaba de una falda, una camisa blanca de cuello, y sobre este un saco verde. A Madelyn no le molestaba usarlo, pero lo que si odiaba era el moño que tenían que usar en el cuello de su camisa. Para ella era raro portar uniforme, en su antigua escuela los dejaban ir con la ropa que quisieran.
Acomodó su cabello rubio para que no le estorbara en el rostro y se miró una última vez en el espejo. Y salió de ahí para dirigirse a su salón de clases. Aunque fue de en balde ya que los alumnos ya estaban saliendo de sus salones para irse al receso. Madelyn sonrió para sus adentros, la verdad es que en las clases que se le hacían tan aburridas se iba al baño y se tardaba para llegar justo cuando la clase terminaba.
Entró a su salón solo para tomar un libro que se encontraba leyendo, y se dispuso a dirigirse a la cafetería. Sus recesos eran lo mismo de siempre, iba a la cafetería a comer, se sentaba en una mesa sola, terminaba de comer y se dirigía a veces al patio, o merodeaba por las canchas, y después se dirigía a su salón a pasar sus últimos minutos sin sus compañeros.
