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SU HYEOK Y MADELYN ESCULCABAN CADA MOCHILA (que en algún momento pertenecieron a los que estudiaban en esa aula), con la finalidad de encontrar comida e incluso un celular. La pareja no sabía cuánto había pasado desde que habían llegado a ese salón, pero sospechaban que ya habían pasado un par de horas. Ambos estaban agotados y hambrientos por lo cual comenzaron a buscar en las mochilas, para ver si tenían algo de suerte y encontraban algo. Madelyn sentía un dolor de cabeza inmenso, que solo deseaba estrellar su cabeza contra la pared, para que el dolor desapareciera, pero sabía que eso no funcionaría. Solo haría que tuviera más dolor. Por lo que ella decidió tomar asiento en una de las sillas mientras llevaba una de sus manos hacia su estómago, cerró los ojos mientras suspiraba. Su Hyeok se había percatado que su novia no se encontraba muy bien, su rostro lucia cansado e incluso lo supuso (por el tono de su piel que se encontraba pálida). Miró la botella de agua — que había encontrado en una de las mochilas — y un recipiente que al parecer tenía arroz. No dudo en acercarse a Madelyn y extenderle lo que había encontrado.
— Tienes que comer algo, siento que en cualquier momento te desplomarás en el piso. — Habló el moreno, Madelyn alzó la vista para poder observarlo. La rubia aceptó lo que le ofrecía con gratitud. Comenzó a comer el arroz que se encontraba en el recipiente, aunque el malestar que tenía en el estómago le hacía querer rechazar el alimento, aún seguía introduciendo el arroz hacia su boca. Su Hyeok había tomado asiento a un lado de ella mientras la miraba con atención. Se desconcertó cuando ella le extendió el arroz.
— Ten, tu también tienes que comer. — Masculló la de ojos mieles. Su novio estaba apunto de negar pero Madelyn lo detuvo. — Es en serio, no quiero batallar contigo por esto, Su Hyeok.
Se notaba la seriedad con la que había dicho lo último por lo que Su Hyeok aceptó y comenzó a comer el arroz.
— Además, sabemos que el que necesita más energía eres tú, ¿Quién se pondrá a pelear con los zombies? Porque yo no. — Agregó la rubia mientras ladeaba su cabeza para observar mejor al azabache.
