Una nota, una promesa escrita por un hombre de castaños y oscuros cabellos minútos antes de su desaparición. Aquella nota fue dejada sobre la cama de su compañero, un hermoso y delicado mafioso ante el de oscuros ojos.
El recién mencionado no podía pronunciarle esas palabras al pelinaranja, sabía que este no le dejaría ir, y para que este no sufriera por su ida, decidió hacer una pequeña pero significante promesa. Le expresó su cariño de la mejor forma que pudo, y prometió visitarlo cada que pudiese. Nunca dió especificaciones ni detalles sobre nada, y fue lo que desató un fuerte doler en el pecho del mafioso.
Lo detestaba por abandonarlo sin despedirse, por no haber cumplido su maldita promesa, por creer que significaba aunque sea un poco para aquel desperdicio de vendajes, que tenían algo especial o que por lo menos lo consolaría cuando el llorase o se sientese mal. Ahí fue el comienzo a una rutina diaria para el más bajo, salir a beber hasta quedar botado en alguna calle de Yokohama, su mejor amigo luego de Osamu, fueron botellas de alcohol.Los días pasaron, ninguna visita, ninguna llamada, ninguna palabra o mirada fue dirigida entre ellos; Chuuya quiso buscarlo, pero en su mente sonaba patético, no iría, él no le rogaba a nadie. Osamu por otra parte, si había cumplido su promesa, y lo fue a ver casi todos los días, total que en su nuevo trabajo con suerte asistía a las misiones y no hacía más que molestar a sus compañeros, ¿y el papeleo? se lo daba a su nuevo subordinado, era bastante bueno escribiendo los reportes.
Extrañaba hablar con Chuuya, hasta que una noche debía llamarlo, puesto que ya fue suficiente para si mismo seguir aguantando las ganas de hablarle. Marcó a su número y esperó.- ¿Quien.. hobla? -su voz sonaba un tanto rara.
- Chuuya, estás bien? -contestó extrañado.
- Y tú qué? fea sabandija jajsjaja... -un golpe se escuchó al otro lado de la línea, como si un saco de papas hubiese sido tirado.- Maldición, no.. llamam...e mañana -dijo un borracho Chuuya cayendo dormido.
- ¿ChuChu? ¿Hola? -no hubo respuesta, Osamu decidió esperar otros 2 o 3 años a llamar de nuevo.
Aunque lo que no esperaba era recibir una llamada temprano, a eso de las 8 am.
- Buenos días. Disculpe pero, quién es? -dijo Chuuya, seguramente estaba avergonzado.
- ¡Chuuya! -gritó el castaño, irritando al más bajo.
- Tú... MALDITO BASTARDO, ¿¡SE TE OCURRE LLAMAR 4 PUTOS AÑOS DESPUÉS DE IRTE!? DE VERDAD QUE ERES UN IMBÉCIL!! -colgó, Osamu suspiró y rió para si mismo, si supiera todos los regalos que le había obsequiado, cartas que había escrito y visitas secretas que había hecho a lo largo de ese tiempo.
Pero se equivocaba al creer que el contacto seguiría siendo casi nulo, poco a poco las llamadas y mensajes se hacían frecuentes, al igual que las citas a escondidas de sus superiores y sus mundos se pintaron de rosa, el amor que sintieron alguna vez destacaba como nunca antes, eran lo que solamente soñaron ser hace unos años, ahora podían ser una pareja como quisieron, se divertían con las bromas de Osamu y la rabia que le hacía pasar a Chuuya. Se amaban y nunca pudieron decirlo, y esperaron tener un buen desenlace en su historía romántica, pero no todo podía ser tan bueno.
El día perfecto para Dazai, y el peor para Chuuya había llegado. Aquel tarde el de cabellos naranja había terminado una de sus misiones y le envió a Osamu un mensaje, nunca lo recibió, el menor miró extrañado su pantalla, quizá era un error de la app, puesto que su pareja siempre tenía señal. Esperó un par de horas, pero cayó adormilado sobre su almohada, al día siguiente trató de llamarlo, pero su teléfono se encontraba apagado, quizá lo había roto o extraviado.
Terminó una de sus misiones y se dió un baño, los mensajes y llamadas seguían sin llegarle al contrario, y se preocupó. Fue hasta la agencia a buscarlo, pero sus compañeros dijeron que el día anterior había salido y esta mañana no se presentó a trabajar, le dijeron que no se preocupara, que aveces hacía eso. Chuuya trató de mantenerse calmo, pero la ansiedad de que le hubiera pasado algo le quemaba el cerebro, se tomó un día libre para buscarlo, seguía sin ir a la agencia, no abría su departamento, forzó la entrada y no había nada adentro, solo una no muy ordenada casa, una desastrosa cocina y un baño que curiosamente estaba casi completamente limpio, de no ser porque habían manchas color carmesí en el suelo, esperaba que fuera cualquier otra cosa menos lo que creía, pero estaba en lo correcto, eran manchas de sangre que ya habían secado. Ya llevaba 2 días sin recibir señales de él, y todo lo hacía más complicado de llevar, pero más fácil de encontrar su paradero.
Caminando a casa, creyó que si iba a la agencia podrían darle noticias de él, pero lo único que pasó fue que terminó en una reunión luego de que Ranpo supiera que ocurrió con su amado, y la respuesta le destrozó el alma como nunca antes, su mundo se vino abajo cuando escuchó al de orbes esmeralda hablar.
- Me temo que Dazai cumplió su meta, esperó la mejor hora en la que no había gente y se lanzó a un río, nadie le interrumpió ni el salió a la superficie. -Chuuya no podía creerlo, miraba al detective y esperaba a que este dijera que se trataba de una desagradable broma, Ranpo sabía que todos lo miraban, incluso el presidente y apartó su mirada de la mesa, comiendo algún dulce para distraerse.
El de ojos azules comenzó a llorar, ahora las miradas de pena se dirijían hacia él pero no le importó y continuó sollozando, Atsushi le dió un pañuelo y lo abrazó, el lo recibió por unos segundos, para luego colocarse de pie e ir hasta el pelinegro.
- ¿D-Dónde.. está? ¿Cuál r-río? -Ranpo no sabía si era buena idea responder, pero igualmente lo hizo.
- Cerca de la librería Hanashi, sigues derecho por la calle principal y te encuentras con el río, pero deberías caminar unos 12 o 13 metros que es hasta donde puede que el agua arrastre el cue- a Dazai.-Chuuya asintió y usando su habilidad logró llegar en poco tiempo.
Buscó por donde le había indicado ese detective y no veía nada, estaba atardeciendo por lo que no había suficiente luz. Pasada una media hora pudo encontrarlo flotando, pero su cuerpo estaba helado y un tanto pálido, que se supone que haga ahora? Se tiró sobre él a llorar nuevamente, su cuerpo no estaba en mal estado aún, solamente era un cuerpo vacío y sin vida.
Chuuya maldijo en silencio, no sabía si fue su culpa o el tonto de Osamu simplemente siguió tratando de matarse por diversión. ¿Acaso no lo había hecho lo suficientemente feliz como para dejar de seguir intentándolo? ¿No fue suficiente todo lo que hicieron juntos? ¿A Dazai no le importaba la relación? Maldita sea! Las lágrimas caían y caían agresivamente por la cara de Chuuya.
Ahora no podría verlo luego de que lo etierren, no podría hablarle ni escucharlo, no podría buscarlo.
Todo se había terminado para el pelinaranja, ya no quería nada si no era Osamu Dazai, poco a poco dejó de levantarse de su cama, no comía ni asistía a misiones, le costaba dormir y debía ingerir pastillas para esto, luego de pensarlo detenidamente una tarde, qué más daba? Ingirió una dosis alta de estas pastillas, una dosis letal acompañada de una botella de vino, al poco rato se durmió, y a las pocas horas dejó de respirar.
"Buenas noches, mi pequeño y bello ángel. Perdona no haber pasado San Valentín junto a tí."
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San Valentín - Bungou Stray Dogs One-shots
FanfictionPequeños One-Shot románticos de nuestros lindos y hermosos personajes de bsd. Con cariño para ustedes, de Tachi y Kyo <3 Personajes de Kafka Asagiri - Las imágenes no nos pertenecen. 🎏 Publicado: 14 de Febrero.