CAPÍTULO VII

2.5K 344 20
                                    


Durante la semana siguiente, Xiao Zhan volvió a trabajar, y en la vida matrimonial fueron estableciéndose algunos hábitos cotidianos, pero ninguno de los que había previsto él. No había tareas domésticas compartidas ni cocinaban en días alternos.

Tenían una convivencia propia de compañeros de piso y Xiao Zhan estaba empezando a creer que era el que Yibo había tenido en mente desde el principio.

A los pocos días, Yibo le contó a Zhan que su hermana Lia había insistido en que fueran a cenar a su casa.

—¿Y la cena es esta noche? —le preguntó Zhan, con la voz chirriante—.Pero. pero. .

—Hazlo por mí, Zhan, por favor. Debería habértelo dicho hace días, pero pensaba que podría convencer a Lia para que no celebrara la cena.

Pese al nerviosismo que sentía, Xiao Zhan asintió.

—Mi hermana es una romántica. Sólo quiere comprobar por sí misma que somos felices, aunque yo se lo he asegurado una docena de veces —le explicó Yibo, y lo miró fijamente—. Y lo somos, Zhan, ¿verdad?

—Claro —respondió el pelinegro, convenciéndose a sí mismo de que estaba satisfecho.

Pero, ¿pensaría lo mismo la hermana de Yibo cuando juzgara el matrimonio de su hermano por sí misma?
.
.
.
.
.
.
.

Yibo le tomó la mano a Xiao Zhan mientras subían las escaleras de la casa de cristal y madera, una imponente mansión en opinión de Zhan, donde vivían Lia y su marido Xuchen.

—Tienes los dedos fríos —le dijo Yibo, apretándole suavemente la mano—. No tienes por qué estar nervioso.

—Oh, no lo estoy. Entrar en casa de unos extraños millonarios y fingir que soy un recién casado extático, aunque secreto, me sale con naturalidad.

—Xiao Zhan —dijo Yibo, y se detuvo a mitad de camino—. ¿Prefieres que nos marchemos? Puedo llamarla y darle una excusa. Probablemente, se lo espera.

—No sé. No sé si podré hacerlo, Yibo —dijo Zhan. Llevaba todo el día nervioso, pensando en aquel encuentro, y el ver la enorme mansión no lo estaba calmando—. Probablemente pensará que soy un interesado.

—Ya me casé con alguien de ésos. Lia sabe que yo no cometería dos veces ese error.

—Pero, ¿y si nos hemos equivocado con todo esto? Tú mismo has dicho que tu hermana es una romántica. ¿Y si nos hemos equivocado sobre el amor, sobre el romanticismo, y hemos permitido que el pesimismo nos empujara a este matrimonio?

Yibo esbozó una sonrisa.

—El pesimismo no nos empujó a este matrimonio. Fue un embarazo accidental.

—Para mí no fue accidental —respondió el pelinegro con vehemencia—.Yo quería tener este bebé.

Yibo alzó la mano y le acarició la mejilla.

—Entonces, ¿Qué te parece esta explicación? Quizá esta situación sea. . el destino. ¿Te has parado a pensarlo? Quizá nuestro matrimonio sea el destino.

—¿Tú lo crees?

—Yo creo que. . —Yibo miró hacia la casa—. Creo que deberíamos marcharnos. Le diré a Lia que ha ocurrido algo.

—Oh, bien. Es. . —comenzó a decir Zhan.

La puerta de la casa se abrió y una mujer joven asomó la cabeza.

—¡Por fin! ¡Están aquí!

Yibo y Zhan se miraron y sonrieron.

—Demasiado tarde —susurraron al unísono.

Algo Inesperado - YizhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora