Capítulo 9

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- ¿Llevás demasiado esperando? - le pregunté a Tania, ella llevaba un vestido casual, nuestra altura era similar por lo tanto ese vestido le quedaba perfecto, llamaba la atención, era como ver a una modelo, tenía un broche de flor en su cabeza, deteniendo a varios cabellos rebeldes

- No, acabo de llegar hace un minuto - su sonrisa se hizo presente

Había aceptado a tener una cita con ella, sabía que era linda y sexi, sabía que me atraía físicamente pero, al verla sonreír de esa manera, me di cuenta que debía ser clara, era consciente que tal vez me pudiera gustar una chica, pero no ella

Mientras aún pensaba en ello, tomó mi mano

- Vamos - dijo

Ella era 3 años mayor que yo y en ese momento parecía una colegiala enamorada, a ella en verdad le gustaba, un dolor y tristeza me invadió, ilusionarle estaba mal, aunque sabía que nunca le había indicado lo contrario, pero su personalidad era la de no rendirse fácilmente

- ¿Todo bien? - me pregunto tocando mi cachete y un leve escalofrío recorrió mi espalda

- Hablemos después de esto, ahora solo disfrutemos

El plan era ir a un restaurante y ver una obra de teatro entre otras actividades, todo estuvo perfecto, ella mantenía una buena conversación, había pasado todo el sábado con ella

- ¿Qué te pareció? - en todo este tiempo su sonrisa nunca se había ido

- Fue agradable - respondí - sabes

- Se lo que piensas - llevo su pelo para atrás - aun así no me rendiré

- Ey, en verdad no quiero lastimarte y siento que no te corresponderé de la misma manera que tú, nos acabamos de conocer

- No me importa, no te presionare, pero solo déjame estar a tu lado, déjame empezar como tu amiga, si con el tiempo si se da algo más, podríamos intentarlo, porque lo que yo siento por ti fue amor a primera vista

- .... Bien - no estaba segura que eso fuese lo correcto

- ¿Qué te parece si como última parada vamos a bailar un rato?

- Suena genial

Después de hablar con ella volví a casa, caminé un poco cansada, lo único quería era ir a tomar una ducha y después ir a la cama

- ¿Dónde estabas? - preguntó Daniela de la nada, acorralándome en un pasillo cerca de un ventanal

- Fui a visitar a unos parientes - extrañamente mi corazón latía por la mentira, era verdad que no le debía explicaciones, ¿era el hecho que ...

- No es verdad - se acercó y tomo mi mano, no la apretaba, solo la sostenía - estas ocultando algo, hueles distinto y tu corazón late demasiado rápido - con mi mano toco su rostro - ¿por qué mientes? - por un instante pude ver un brillo distinto en sus ojos, era un verde brillante

- ¿Cómo sabrías que tan rápido late mi corazón?, además, hoy es mi día de descanso - opté por evitar el tema - puedo ir a donde yo quiera

- No me gusta el aroma que llevas en esa mano - mire la mano que no tomaba ella, la mano que Tania había sostenido una hora antes - es desagradable - ahora el brillo de sus ojos cambió por completo, en verdad estaban brillando, la luz de la luna aluzaba para ambas permitiéndome ver completamente su rostro

- No entiendo tu actitud - su cara estaba un poco roja y mi mano que aún sostenía, podía sentir el calor que emanaba de ella

- No tienes que entenderla - su voz cambió un poco haciendo que mis mejillas ardieran, sonrió y me beso, el sabor a té de limón con miel era lo que olía y sabía su boca, el té estaba caliente, tanto que quemaba

Sus manos tomaron mi espalda baja, levantándome, como respuesta, enrolle mi piernas a su cintura

El sonido de una caja cayendo hizo que despertara de aquella hipnosis

- I-Ivan - dije tratando de separarme de Daniela, mas ella no me bajo

- Ella debe tomar esto - dijo rápidamente, tomando la caja de pastillas que había tirado

Dio un paso adelante, haciendo que un gruñido saliera por parte de Daniela, el chico se detuve y yo también sentí cierto temor

- Okey, no me acercaré - levantó las manos en forma de paz - debe hacer que tome esto - me aventó la caja, con suerte la atrape, comenzó a retirarse

- No te vayas, debes ayudarme

- No puedo - dijo sin verme - los cachorros en celo son peligrosos - ¿que se supone que significa eso?

Ivan se fue, dejándome con una chica capaz de gruñir, si la única forma de hacer que esto acabará era estas pastillas, tendría que hacerlo

- Debes tomarlas - sugerí, la respuesta no fueron palabras, ella comenzó a caminar a su habitación, aún me cargaba

- Entonces tendré que usar otro método - tome la pastilla y la bese, tuve éxito al hacer que ella la tomará, mas no me soltó, me acostó en la cama, se quito el gran suéter que la cubría, dejándome ver su cuerpo, se veía ejercitada, desvíe mi mirada, empecé a subir arriba de la cama, así podría dejar un espacio y poder irme, pero, ella me tomo por las manos, aunque de la nada cayó a lado de mí, este debía ser mi momento para huir, mas no fue así, se abrazo fuertemente a mi, en forma de cucharita y yo era la cuchara pequeña, el espacio entre nuestros cuerpos no existía

Era tan así que podía sentir su teléfono apretarse a mis sentaderas, con una mano la metí a su bolsillo, vaya sorpresa me di, al darme cuenta que no tenía nada en el bolsillo

¿Entonces que era eso que se pegaba a mí?

Un poco nerviosa, di media vuelta, quedando frente a frente de Daniela, ella tenía los ojos cerrados, vi el sujetador que llevaba, era de color negro, con un poco de movilidad tome su suéter, la tape por enzima, ahora el bulto que se a pegaba a mi zona íntima, baje mi mano y la metí en el short que llevaba Daniela, un gemido por parte de ella y un susto fue lo que obtuve, tal parece que aquel bulto estaba pegado a ella, ella metió su pierna entre la mía, ahora sentía aquella cosa palpitar y quemar en mi muslo, no iba mentir que me excite un poco

A la mañana siguiente su agarré había disminuido, pero su cuerpo y el bulto seguían calientes aproveche y me fui a mi habitación, con la mente caliente decidí darme un baño con agua fría

- Es una niña - me dije a mi misma mientras el agua caía en mi cara - se supone que debo cuidarla

Cuando me baje, encontré a la anciana Irma en la sala

- Jovencita, esta semana la tendrás libre - Iván tenía una maleta - por esta semana no podrás venir a aquí, igual te pagaremos la semana

- ¿Por qué? - dije, pero ella solo me ignoró

Sin remedio me marche de ahí

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