Gen terminó pasando la noche en el lugar que había destruido con furia antes, acabo exhausto a causa de los esfuerzos que realizó y la energía que agoto rápidamente. Cuando notó los primeros rayos del sol, frotó sus párpados y se puso de pie, junto ambas manos dejando que la tela de su ropa las cubriera y salió del lugar.Había más rastros de nieve, pero no tanta como en los últimos días, lo cual era una señal de que el invierno ya había avanzado más de la mitad.
Su reloj interno seguía atrofiado, Senku-chan debió de haber creado un calendario desde el inicio, eso le hubiera hecho más sencillas las cosas, como por ejemplo; el haber contado decenas de días para saber cuándo era su cumpleaños. De solo recordar la escena de un Senku con la mirada carmín conmovida dentro de un observatorio celebrando el día de su cumpleaños con todos sus amigos en ese nuevo mundo de piedra, su estado de ánimo mejoraba. Esos eran buenos tiempos.
Gen buscó con la mirada a aquella imitación. Debía de estar furiosa, era lo más lógico de pensar, después de todo, destruyó todos sus instrumentos y trabajos en los que dedicó esfuerzos de meses. No era algo fácil de perdonar y Gen lo sabía, es por eso que lo había hecho.
Claro que toda la escena de destrucción, irá y reproche del día anterior no había sido nada más que eso. Un simple teatro.
Sí bien Gen tenía bastantes cosas que gritarle a KuroSenku a la cara, podría decirse que se contuvo. Todo era parte de su plan. Gen dedicó su tiempo a más que lamentarse, claro. Siempre teniendo presente la imagen de su real y amado Senku.
Analizar la psique humana, era tan solo una de las tantas técnicas del repertorio de un buen mentalista y en ese corto tiempo ya había logrado construir todo un encuadre respectivo a la personalidad y forma de actuar de KuroSenku.
La técnica de destrucción y presión constaba de una sencilla cosa: Una rabieta.
Alguien tan arrogante como KuroSenku, que afirma ser mucho mejor que de quién su personalidad está basada y se jacta de ser el más poderoso en, literalmente, todo el mundo, era muchísimo más susceptible a este tipo de jugarretas.
A KuroSenku le gustaba Gen, le agradaba especialmente la idea de tenerle todo en bandeja de plata para mantenerle sujeto a su lado. Entonces, se llevaría una gran sorpresa cuando la persona que más ama le rechaza sin aceptar nada de lo que le ofrezca de golpe, después de haberse creado una falta ilusión de que ya lo tenía dominado. Justo como la Senku-Cola que le preparó como un buen detalle.
La explosión de ayer solo había sido el comienzo. Únicamente necesitaba negarse y replicar unas cuantas veces más de la misma forma, para lograr que KuroSenku se sometiera a un hartazgo y eventualmente, él mismo KuroSenku terminará abandonando la idea de querer tenerlo exclusivamente para él.
Eso o la llegada de la primavera, lo que ocurrirá más rápido.
La táctica se podía comparar entonces, con la situación que pone en aprietos a un adulto cuando tiene un hijo berrinchudo que hace una escena en plena calle y termina atendiendo su capricho solo para no ser más el centro de atención o incluso con tener un arma apuntando todo el tiempo contra la espalda de KuroSenku.
Simplemente debía jalar el gatillo.
Y ese sería solo la simple e inocente pregunta de: ¿Dónde está el verdadero Senku-chan?
Si Gen seguía presionando de esa forma el arma se dispararía, eso era lo que dictaba el actuar de KuroSenku y Gen no tenía ningún problema con seguir siendo hostil con su captor. Su estrategia tenía todo a su favor. Después de todo, siempre apostaba al caballo ganador.
Así que simplemente se preparó para continuar con su plan. Tardó en hacerlo, pero finalmente se encontró con KuroSenku, quien estaba andando sobre las ramas que guiaban hasta la choza dónde dormían sobre un gran roble. Llevaba algo de madera sobre sus hombros y una expresión serena. Gen le miró fijamente, sus orbes brillaron y luego de afinar su garganta se dirigió a la misma dirección.
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"ME ELEGIRÁS A MÍ" [KuroSenku x Gen]
FanfictionGen Asagiri se liberó de nueva cuenta de la prisión de su petrificación, aunque el tiempo que estuvo bajo ella fue mucho más corto que la primera vez, este había repercutido en él emocionalmente, lo suficiente como para hacerle dudar de si seguía o...