Un pequeño raspón y un té mágico

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Tenía las suaves manos de Catelyn masajeando mi cabeza mientras yo estaba recostada en la bañera. No sabía cuánto necesitaba esto desde hace 21 años. Me encontraba en completa relajación solamente concentrándome en los mágicos dedos de la doncella, sin pensar en nada ni en nadie. Por un momento olvidé donde estaba, hasta que...

-Señorita, es hora de secarla y alistarla para la cena- 

¿Cenar? Yo no quiero cenar. Claro que tengo muchísima hambre, pero no quiero ver a nadie. Si acaso, solo a Greta.

-¿Será posible que cene en la habitación? Me siento un poco indispuesta como para bajar en estos momentos.-

-Se lo voy a comentar a la señora Marya. Pero no prometo nada señorita; por cortesía el joven Jouvelle va a querer que baje a cenar con él-

Lo que me faltaba. Tener que verle la cara a ese antes de dormir; tendré pesadillas. 

Catelyn salió de la habitación lo cual fue raro para mí porque en lo poco que llevaba en mi nuevo "hogar" no me habían dejado sola ni un solo momento. Pero en fin, creo que tendré que cepillarme el cabello y vestirme yo sola, tal como lo hice toda mi vida. Ya decía yo que eso de ser tratada como princesita no era para siempre. Me puse mi pijama vieja que aún traía en mi maleta y me acosté en la deliciosa cama. Podría quedarme dormida en menos de 2 minutos. 

Tenía mis ojos cerrados, pero aun no conciliaba el sueño. No podía parrar de preguntarme como estaría Zelanda en estos momentos. ¿La habrán comprado? Pero el sonido de alguien tocando a mi puerta me saco de mis pensamientos.

-Señorita Keyra - esa voz no la había escuchado, ¿o sí? - Soy Ashton, quería presentarme oficialmente- al no contestar abril un poco la puerta y solo cerré los ojos y me mantuve inmóvil para que pensara que estaba dormida.

- Se quedó dormida señor - le dijo Oliver que al parecer lo acompañaba - Deje que descanse, tuvo un día duro.-

Después de eso solo sentí como apagaron la luz y se escuchó la puerta cerrarse. 

Ya estaba dormida, y de seguro eran como las 4 de la mañana cuando desperté por el dolor de estómago de la hambre que tenía. Para que no nos inflamáramos y los vestidos lucieran perfectos no nos habían alimentado más que con una manzana en todo el día de ayer.

De seguro tendrán algo en la cocina que me calme el hambre  para poder seguir durmiendo. Kali del cuarto en mi camisón y sin zapatos, intentando hacer el menor ruido posible. ¿Cómo es posible que no dejen ni una sola luz encendida? No se podía ver nada. Y con un lugar tan grande es muy probable que me pierda. Intenté recordar el tour que me dió Oliver pero soy pésima para la orientación. 

Cuando por fin llegue a la planta de abajo vi una puerta a lo lejos entrecerrada que al parecer tenía la luz de adentro prendida. Me acerque casi de puntitas porque conforme más me acercaba más escuchaba ruido. De pronto ese ruido se convirtió en música.

Al asomarme por el pequeño espacio de abertura vi a un hombre tocando el piano, una hermosa sinfonía. Me encanta el piano, aunque nunca fui muy buena en las clases de música. Estaba fascinada viendo al hombre en sus pijamas tocando las teclas de manera tan hermosa que no me di cuenta que estaba recargando en la puerta y se abrió de golpe haciendo un escándalo. Yo por supuesto me caí, y el joven volteó exaltado porque además de que lo interrumpí, lo había asustado. En cuando me vio no dudo en ir a ayudarme a levantarme.

-¿Estás bien?- me dijo tomándome de las manos mientras me veía con los ojos más azules que había visto en toda mi vida. - Te raspaste la rodilla-

- Si estoy bien, es solo un pequeño raspón. No me duele - la verdad si me dolía un poco, pero obviamente no le iba a decir - Perdóname por interrumpirte, estaba buscando la cocina y te escuché tocar.

-No hay cuidado, la verdad es que no podía dormir y es mi manera de relajarme - hizo una pausa que se convirtió en un silencio incomodo - Mi nombre es Bryce por cierto

-Yo soy Keyra, llegué anoche.

- Lo sé, es de todo lo que se habla entre los trabajadores de la casa. El señor nunca había comprado como tal a una señorita en la subasta antes.

Genial, ahora tengo el triple de dudas. Este tal Bryce parecía sumamente amable, además de que es muy apuesto con todo y su pijama. Supongo que puedo tener un amigo aquí después de todo.

- Señorita Keyra, si gusta le puedo decir por dónde queda la cocina para que coma algo, y mientras yo puedo ir por los primeros auxilios para curar su rodilla -

-Me parece muy buena idea, muchas gracias. Y de nuevo perdón por tantas molestias.-

- No hay problema. Sígame, la verdad es que este lugar es confuso y de noche un poco más.-

Bryce me dijo dónde quedaba la cocina y había una señora cocinando, lo que no tiene sentido porque eran las 4 de la mañana. Muy amable se ofreció a hacerme un té que me ayudaría a dormir y me sirvió un poco de crema de elote deliciosa. Y mientras cenaba Bryce, que había traído un kit de primeros auxilios, me limpió la herida con muchísimo cuidado.

Ya terminando de cenar me escoltó hasta mi habitación y me dijo buenas noches. La verdad quería preguntarle más sobre él pero el sueño me ganaba. Ese té era mágico, en cuanto toqué mi cama caí rendida.





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⏰ Última actualización: Feb 18, 2022 ⏰

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