El vehículo finalmente se detuvo, y sin necesidad de que Evan me abriera la puerta, bajé de la limo. Al levantar la vista me di cuenta de que Ashton no vivía en una mansión, ¡Si no que en un castillo! O algo por el estilo, la humilde morada era el triple de grande que la Casa de Educación para Señoritas, con todo y que ahí vivíamos 500 chicas. Empezaba a compadecerme por las criadas, luego me di cuenta que cabía la posibilidad de que yo estuviera por convertirme en una. Bueno no, nadie pagaría 4 millones por una ama de llaves.
El señor Mathews sacó mi maleta de la cajuela y me encaminó hacía la puerta, o portón, no se como llamarlo. Llamó al timbre y acto seguido, unos guardias nos recibieron agachando las cabezas y tomando mi equipaje. En cuanto se apartaron pude ver que al parecer no era medieval solo por afuera, ya que por dentro era completamente un castillo de La Edad Media, con hermosos murales en el techo, esculturas talladas a la perfección y los detalles mas minuciosos en cada milímetro de las paredes.
Yo estaba maravillada viendo la pintura que recubría todo el techo del recibidor y un hombre de tez morena obscura se poso frente a mi con la sonrisa mas sincera que había visto en todo el día.
-Señorita. Bienvenida- dijo mientras hacía una pequeña reverencia - Es todo un placer. Mi nombre es Oliver Owesborn, soy básicamente el mayordomo de el joven Ashton Jouvelle y de usted jovencita...- hizo una pausa para que pudiera presentarme
-Keyra Laurenn Maine-
Oliver extendió su brazo para besarme el dorso de la mano. Con todo este contexto, por un instante, me sentí como toda una princesa.
-¿Como prefiere que la llame señorita?- me agradaba ese chico, su sonrisa era contagiosa y eso me servía de distracción
-Keyra me parece bien- dije tratando de imitar su felicidad, pero simplemente no podía, mucho menos si me percataba que en un rato mas llegaría Ashton.
-Perfecto señorita Keyra. No podemos asignarle una habitación hasta que venga el joven Jouvelle, pero podemos darle un tour por la casa ¿le parece?-
Accedí, aun que no estaba entusiasmada, de hecho tenía mucho miedo a lo que podía pasar. Muchas de mis amigas desde niñas soñaban con su boda, pero a mi la idea me aterraba, nunca he creído en el amor y mucho menos mediante sistemas como este. Creo que preferiría que me obligaran a algo de un rato a ser llevada al atar a la fuerza y pasar el resto de mis días con alguien que aborrezco. No se ni que esperar de el hombre que me compró, y eso es lo que mas me asusta.
Oliver me guiaba hacia el salón principal, donde hacían bailes, conferencias y algunas celebraciones. El de repente hacia referencias a la Historia, y no es por ser grosera, pero yo prefería admirar las cortinas antes de recibir mas lecciones de las que recibí por 16 años. Después me llevo al comedor, el cual tenía una enorme mesa para 24 personas y me pregunté si alguna vez se ocupaban todos los lugares. La cocina era inmensa, y llegamos justo cuando mas de 10 empleados estaban preparando la cena de esa noche. Recorrimos todo: la estancia, la biblioteca, el sótano, otro salón en el que había un piano solamente, los pasillos, el segundo, tercer y cuarto piso. A decir verdad no recorrimos todo en absoluto, no pude entrar a habitaciones, ni a la sala de juntas ni a la oficina de Ashton Jouvelle.
Ahora estaba en una habitación de la segunda planta repleta de cuadros renacentistas, romantisistas, realistas y de más. Creo que era la única explicación de Oliver a la que realmente le estaba prestando atención, hasta que se escuchó el timbre.
Comencé a hiperventilar y senti como le sangre defendía de mi cabeza. ¿Acaso había llegado ya? Corrí hacia uno de los ventanales y comprobé mi teoría; Ashton Bryce Jouvelle había llegado.
Fue hacia el barandal de las escaleras para poder apreciar mejor lo que estaba sucediendo abajo. Vi a Ashton entrar y como una de las doncellas le retiraba el saco mientras otra al parecer le preguntaba a que hora le apetecía cenar. No cabe duda que este millonario vivía mejor que un rey y que podía decir y hacer lo que el quisiera sin la necesidad de mover un solo dedo.
-Bienvenido, Amo. ¿Qué tal la Exhibición?- dijo Oliver que ya había bajado las escaleras. No pude escuchar la respuesta a esa pregunta pero algo si pude escuchar muy claramente
-¿Dónde esta la señorita Maine?- sentí un nudo en el estomago tan fuerte que no pude esconderme, y cuando Ashton alzó la vista notó que lo estaba observando desde arriba. Espero que también haya avistado la mirada de odio que le lancé.
-¿Quiere que traiga?- preguntó una doncella refiriéndose a mi, y el hombre se limito a extender la palma de su mano ante la chica y subía las escaleras hacia mi.
Me recargué en el barandal y mientras mas se acercaba yo mas retrocedía hasta que llego un punto en el que si me hacia mas para atrás podría caerme, aun que pensándolo bien no sería tan mala idea. Él se aclaró la garganta, yo inhalé aire con fuerza y lo contuve unos segundos.
-"Mi casa es tu casa"-
Exhalé.
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C O M P R A D A
RomanceKeyra Laurenn Maine--- -"Vendida!" Solté un grito ahogado por un nudo en la garganta acompañado por lágrimas que intente pero no logré contener. Ashton no era cualquier chico, era el hijo del Magistrado de la "MWAB", el rey supremo del mercado de l...