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Maratón 1 de ¿?

– Necesito dinero. – Afirme mientras entraba a la pequeña cocina del departamento.

Francis estaba de pie a un lado de la mesa sirviendo un café en su adorada taza de Mafalda, aun no entendía como un hombre que ya comenzaba a pisar los treinta podía tener tal fascinación por una tonta caricatura, pero allá él, luego de conocerlo por cinco años deje de intentar encontrarle respuesta a este tipo de cosas.

Mirándome sobre el borde de su taza, él rubio elevo una ceja con diversión. – Trabaja. –

– Si pudiera conseguir un maldito trabajo lo haría. – Me queje mientras tomaba una taza y me servía mi dosis de cafeína diaria. – ¿Cómo es posible que no haya un estúpido puesto de trabajo en todo Tailandia?

– ¿Ya te paseaste por toda Tailandia? –

– No. – Rodeé los ojos. – Es una expresión.

Volteándome, me dirigí a la mesa y jale una de las sillas para dejarme caer sobre ella. Francis me miro con su típica de comer mierda pegada en su rostro pero por suerte se abstuvo de soltar uno de sus comentarios. Iba vestido con un traje negro, el cual identifique como su uniforme de trabajo, personalmente agradecía no haber decidido ser chofer, la vestimenta era incomoda.

– Deja de mirarme de esa forma. – Se quejó mientras dejaba su taza en el fregadero. – Espero que consigas trabajo, tus padres no van a mantenerte de por vida. –

– Ni que lo digas. – Hice una mueca bebiendo un trago de mi café. – Me llamaron ayer en la noche, dijeron que si no consigo un trabajo será mejor que mueva mi trasero a Chiang Mai para comenzar a trabajar en el negocio familiar. –

– ¿La tienda de muebles de tus padres? – Podía escuchar la burla en su voz aun cuando no podía ver su rostro ya que estaba de espaldas. - ¿Vas a trabajar ahí?

– Espero no tener que hacerlo. – Exagere un temblor.

– Pues no lo hagas. – Se volteó, apuntándome con su dedo. – Sería un dolor de cabeza tener que encontrar a otro compañero de apartamento que soporte mis manías. –

– Oh gracias, pensé que me querías no solo por soportar tus gritos de ballena herida cuando te bañas. –

– Te he dicho mil veces que no me espíes, Ohm. – Bromeo. – Sé que te sientes atraído por mí pero eso es acoso. –

– ¿Por qué no te vas a trabajar imbécil?, estoy seguro que tu señorito está esperando por ti. –

– Intenta encontrar un trabajo, Ohm. – Volvió a pedir. – Voy a extrañarte si debes irte. –

– No me iré. – Afirme, dándole un guiño. – Aunque tenga que trabajar de niñera consiguiere algo. –

El asintió lentamente mientras pasaba a mi lado. – Nos vemos en la tarde. –

– ¡Adiós! –

Escuché la puerta principal cerrarse cuando Francis salió de la casa, estaría solo allí todo el día y no tenía una maldita idea de que podía hacer. Claro, podía salir a buscar trabajo pero no se me ocurrían muchos lugares a donde ir. Había recorrido todos los malditos clubes de Tailandia en busca de algo, no me importaba si tenía que hacer de mesero, solo quería un trabajo pero al parecer todos se habían puesto de acuerdo para rechazarme.

Mi celular comenzó a sonar y lo tome del bolsillo de mi pantalón pijama. La foto de mi mejor amigo parpadeaba en la pantalla, era algo sorprendente que Earth estuviera despierto tan temprano por lo que decidí atender su llamada.

– Ohm, tengo un problema muy jodido. – Soltó; suspiré, estaba aburrido de recordarle al chico la existencia del saludo por lo que ignore la falta de este.

– ¿Qué sucede, pelinegro? –

– El tejado de mi vecina se rompió y me ofrecí a arreglarlo, me pagará. – Dijo todo tan rápido que me sorprendió que no se desmayara. –

– ¿Y eso es malo, porque...? –

– ¡Porque no sé cómo se arregla un puto tejado! –

Reí entre dientes. – ¿Por qué te ofreciste entonces? –

– No lo sé. – Suspiro. – Es que la ancianita es tan simpática y el nieto esta tan bueno...que bien... se me escapo. ¿Puedes venir? –

– A ver si entiendo, ¿quieres que vaya ahí y repare el tejado mientras tu miras al nieto de la pobre señora? –

– Exacto. – Rio. – ¿En cuánto puedes llegar? –

– Quiero la mitad del dinero y estaré ahí en veinte minutos. –

– Te doy todo el dinero si estás aquí en diez. – Soltó. – Mix está nadando en la piscina y no sé cuánto tiempo estará ahí dentro. –

– Controla tus malditas hormonas, Pirapat. – Reí.

Earth hizo un sonido extraño desde el otro lado antes de cortar la llamada. Tomando los últimos tragos del oscuro líquido, deje la taza en el lavado y me dirigí a mi habitación para cambiarme, no me daría tiempo para una ducha pero tampoco olía tan mal. Enganchando un par de jeans oscuros y una camiseta gris, me cambie rápidamente y corrí escaleras abajo. El sol estaba brillando fuertemente cuando subí a mi auto y lo puse en marcha, la casa de Earth no quedaba muy lejos por lo que no demore mucho en llegar.

El daño era grande. Un puto cráter en el techo.

Por suerte pude terminar rápido a pesar de tener a un Earth caliente a mi lado que no despego sus ojos del patio trasero de la casa, donde se encontraba la piscina, en todo el tiempo que estuvimos ahí y no, no ayudo en nado tampoco. La señora Watthanasetsiri, una mujer regordeta y de mejillas sonrojadas, nos pagó una bueno cantidad por el trabajo pero no era suficiente para pagar mi parte de la renta y eso me tenía preocupado. Podía pedirles dinero a mis padres peo para mí eso era caer demasiado bajo. No quería verme obligado a volver a casa y mucho menos trabajar en la tienda de muebles, eso no era para mí.

– Encontraras algo. – Aseguro Earth mientras caminábamos hacia mi auto. – Tú siempre te las arreglas. –

– Espero que tengas razón, no quiero tener que irme a vivir con mis padres. – Hice una mueca de asco. – Seria vergonzoso volver ahí ahora que tengo 24 años. –

– Vivirás en el sótano. – Se burló.

Rodeé los ojos, enseñándole el dedo medio mientras caminaba solo los pocos metros que me quedaban hasta donde estaba estacionado mi auto. Mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsillo cuando metí la llave en el encendido, sin mirar el identificador me lo lleve a la oreja y atendí.

– ¿Has conseguido algo ya? – Pregunto Francis desde el otro lado.

– No. – Negué. – Acabo de arreglar el tejado de la casa de la vecina de Earth y me pagaron pero nada duradero. –

– ¿Hablabas enserio esta mañana? –

– ¿Con qué? – Fruncí el ceño, observando la calle a través del parabrisas.

– Sobre lo de ser niñero, ¿estabas hablando enserio? –

Chasquee la lengua. – En este momento me sirve lo que sea. –

– Entonces tengo el trabajo perfecto para ti. – Aseguro.

– ¿Qué? –

– Mi jefe está buscando un guardaespaldas para su sobrino. – Soltó. – Sería un trabajo de veinticuatro horas, ya que deberás estar a la orden a todo momento, pero ofrece buena paga. –

– ¿Enserio crees que soy capaz de cuidar a otro ser humano? –

Hubo un silencio bastante largo desde el otro lado antes de que Francis suspirara y con voz segura, dijera: – Eres perfecto para el trabajo. –

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Hoy hare maratón, ¿Por qué?, pues no sé.

Díganme, ¿Qué ships quisieran que entraran en la historia? 

Brave. (Adaptación OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora