04

1K 131 13
                                    

Salí de la casa detrás de la casa de Nanon. El chico parecía estar corriendo una maratón con tal de que no lo atrapara, lo cual era algo muy gracioso ya que sus cortos pasos rápidos y los míos lentos y grandes, íbamos casi a la misma velocidad.

– No vas a ir en mi motocicleta. – Advirtió. – Si es por mí, puedes correr al lado.

– Esta bien, si es lo que quieres. –

– ¿Tú nunca te ofendes? – Pregunto volteándose. – Eso es realmente frustrante.

– No. – Me encogí de hombros. – No le veo el caso a ofenderme para luego tener que des ofenderme. –

– Eso no tiene sentido. –

– Para mí lo tiene. – Asegure.

Nanon solo puso los ojos en blanco y siguió caminando hasta su motocicleta. Caminando hasta mi propio auto, me subí y espere a ver hasta que el moreno se trepo a su motocicleta y salió por el camino para poder seguirlo. Sabía exactamente donde quedaba la universidad pero no tenía mucha confianza en Nanon, prefería no perderlo de vista.

Mi celular comenzó a sonar en mi bolsillo y lo saque, poniendo las manos libres antes de dejarlo en el tablero.

– ¿Sigues vivo? – La voz de Francis fluyó fuerte y clara desde el aparato.

– No me ha asesinado aun, supongo que eso es bueno. –

– No te confíes, te sorprenderá cuando menos te lo esperes. – Sus palabras estaban teñidas de un tono macabro que me hicieron reír.

– Vamos, Francis, no es para tanto. – Asegure.

– ¿Acaso conocemos al mismo chico? – Preguntó. – Porque la última vez que le dije "buenos días" al Nanon Kirdpan que yo conozco tuve que salvar mi cabeza de la taza voladora que aventó hacia mí. –

– ¿Enserio hizo eso? – Me sorprendió bastante.

– Si, lo hizo. – Francis suspiró. – Pero creo que ese día estaba algo intoxicado, Ohm, tienes que tener cuidado, no eres la primera persona que contratan para cuidar el trasero del chico, tiene sus formas para conseguir lo que quiere. –

– Lo describes como si fuera un monstruo chupa sangre. – Me quejé. – No es más que un niño desorientado, es más, creo que es hasta dulce. –

– Bien, Pawat, creo que oficialmente has perdido tu mente. – Afirmó. – Sabía que algún día pasaría pero nunca se está bien preparado, llamare a tus padres para informarles que su único y bonito niño se volvió jodidamente loco. – Exageró. – ¿! Tu que mierda le ves de tierno a ese chiquillo del demonio?! –

– Tiene bonitos ojos. – Sonreí recordando los brillantes ojos llenos de ira, eran bonitos, con gruesas y arqueadas pestañas enmarcándolos y ese brillo dulce en el centro. Muy bonitos.

Observando por el parabrisas me asegure de que Nanon seguía a la vista mientras atravesábamos una autopista.

Tiene bonitos ojos. – Repitió Francis poniendo voz de idiota. – ¿En serio, Ohm? ¿Eso es todo lo que puedes decir? –

– No, tengo otra cosa que puedo decir. – Asegure; tomando el teléfono y llevándolo a mi oído. – Vete jodidamente a trabajar y déjame en paz, que suficiente tengo con aguantarte en mi vida cotidiana.

– Me amas, Ohm, lo sé. –

– Vete al diablo, Francis. –

Cortando la llamada, arrojé el aparato al asiento del pasajero. Francis a veces era demasiado para cualquiera, quería mucho al chico pero de vez en cuando lo único que quería era un descanso de su personalidad electrizante.

Brave. (Adaptación OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora