Capítulo 5.

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La calma se percibe en todos lados

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La calma se percibe en todos lados.

El frío es intenso haciendo temblar mis dientes, se escucha el sonido del batir de los árboles por la brisa mañanera y algunos pájaros se oyen desde estos mismos, todo afuera está cubierto por un leve rocío de la llovizna que dio paso a la madrugada.

El cielo es una paleta de colores cálidos. Rosa, naranja, amarillo oscuro. Y ver los árboles en un tono tan oscuro y el cielo con colores tan vivos, añadiéndole que el clima te hace querer caer en un sueño profundo, dan una sensación de paz que no cualquiera sabe apreciar.

Estoy en medio del estacionamiento, absorbiendo lo que puedo de este maravilloso amanecer.

El reloj marca las 6:30 de la mañana y algunas personas pasan a mi lado como una horda de zombis terriblemente embobados por el sueño.

Nos hicieron venir temprano para tomar los autobuses que nos llevarán hasta el lugar donde cumpliremos con nuestra actividad extraescolar, donde estaremos desde hoy hasta mañana en la tarde, lo que quiere decir que tendremos que trabajar duro como esclavos para hacer avances en tan poco tiempo y de únicamente pensarlo me da dolor de cabeza.

Bajo la mirada del cielo y me uno a la manada de exhaustos para pasar por el detector de metales y revisión donde se han descubierto una que otras botellitas de alcohol.

Y por las expresiones de estos apostaría que les han quitado todo, sin duda llegarán a tal punto de desesperación que querrán tragarse el alcohol antiséptico de la enfermería.

Subo al autobús y tomo asiento al lado de una inconsciente Cath que ronca más alto de lo que a ella le gustaría, me río superbajito para no despertarla y le tomo fotos para molestarla más tarde.

Mi vista va por una milésima de segundos hasta la puerta y veo que entra Mike con su amigo, el de los comentarios hirientes, decido no prestarles mucha atención hasta que me doy cuenta de que los únicos dos asientos que se encuentra disponibles son los que están a nuestro lado, así es, mi vida es una tragicomedia.

Por instinto le doy una sacudida sutil a Cath para que despierte y su eterno amor no la vea con su apariencia de morsa.

—¡¿Qué?! —pregunta sobresaltada.

—Deja de ser la bella durmiente y límpiate la baba. —pasó su mano por la comisura de su labio— Allí viene tu hombre y se va a sentar al lado nuestro.

—¡joder!

Como si fuese una clase de brujería, Catherine se repone lo más rápido posible, viéndose radiante mientras arregla su cabello con el reflejo de la ventana. Los dos chicos que sostenían una perezosa conversación tomaron asiento a nuestro lado y Mike quedó en el asiento del pasillo, junto a mí.

Tenía que devolverle uno de los tantos favores a mi amiga, así que con la excusa de que iba a hablar con los superiores de la seguridad que llevaba ese día le hice seña a Cath para que se adueñara de mi asiento.

Los Ojos De La Obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora