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EL CUERPO DE AQUELLA zombie colgaba por la manguera y amenazaba con adentrarse en el salón donde en ese momento el grupo se encontraba luego de dos horas de puro sufrimiento. Una vez más, sus vidas corrían peligro y al parecer nadie se atrevía a mover un músculo porque todos se encontraban estáticos mientras veían al cuerpo moverse en el aire.

— ¡Cheong-san, espera!— fue lo que gritó la profesora Park cuando el chico se atrevió a acercarse. Con el trapeador que estaba a un lado, el adolescente comenzó a empujar a la infectada en un intento de que cayera, sin embargo parecía no ser efectivo porque aquella cosa no tardó en agarrar el palo con ambas manos y estar a un paso más cerca de poder meterse al aula.

Gyeong-su se apuró y comenzó a forcejear junto con su amigo, logrando que el zombie soltara el trapeador pero no que cayera. A su suerte, el palo se había roto y ahora podía funcionar como una filosa arma, más Cheong-san no podía mover ni un músculo a pesar de que su cerebro le gritara que lo hiciera. No, no estaba preparado mentalmente para clavar un palo a alguien en la cabeza.

Intentando tomar el control de la situación, Su-hyeok le arrebató el arma a su amigo de las manos y él mismo empujó con fuerza el palo de madera contra el cuerpo sin vida -y a la vez también vivo- de aquella pobre chica, golpeando el rostro de Gyeong-su en el acto.

— ¡Por Dios, vengan aquí!— les gritó la profesora a los tres al ver que la puntería del más alto lo había traicionado en tal momento, sin embargo Gyeong-su no obedecería a su profesora cuando su vida y la del resto estaba en peligro.

¿Lo primero que tuvo a mano? La computadora. Ni siquiera lo dudó, simplemente tomó el pesado gabinete y se lo lanzó al zombie, haciendo que finalmente cayera y todos pudieran recuperar el aliento hasta que se dieran cuenta de lo que acababa de hacer, cosa que no tardaría demasiado.

— ¡Su nariz está sangrando!— gritó como ya era usual Na-yeon y el chico automáticamente se llevó la mano a la nariz.

— N-No me mordieron, Su-hyeok me golpeó con el trapeador...— se defendió el chico, cosa que era verdad pero que Na-yeon se esforzaría en refutar.

En tanto el avanzó para buscar algo para limpiarse la sangre, Na-yeon comenzó a gritar nuevamente— ¡No te acerques, te mordieron!

— Ya dije que no, ¿por qué te metes conmigo?

Gyeong-su ya estaba harto de ella mientras que Na-yeon solo tenía miedo de morir, sin embargo el caso de ella ya se estaba saliendo de control y nadie allí sabía de lo que podía ser capaz con tal de que le creyeran o que tuviera la razón.

— Tu mano, ¿qué es eso?— cuestionó ella haciendo un ademán con la cabeza en dirección a la pequeña lastimadura del chico.

— Me lastimé cuando agarré la computadora...— levantó la voz enojado y dio un paso adelante, sin esperarse que los que allí se encontraban retrocedieran— ¿Acaso no confían en mí? Me lastimé por salvarlos.

Resultaba bastante angustiante de escuchar, más Sun-I no podía hacer nada porque tampoco tenía pruebas que negaran las palabras de Na-yeon. Acercándose hasta el chico y tomándo su mano para ver más de cerca la lastimadura, finalmente pudo encontrar algo a su favor.

— Es un raspón, no fue mordido. Miren— enseñando a lo que estaban más cerca el pequeño rasguño de Gyeong-su, finalmente volvió a su sitio y Na-yeon se preparó para seguir con sus argumentos.

— ¡Pero el zombie te tomó de la mano, yo lo vi! ¡Podría estar infectado...!

— Yo tomé la mano de I-sak y estoy bien— sentenció On-jo enojada, recordando nuevamente el sentimiento de dolor en su pecho y odiando cada segundo de aquella discusión sinsentido.

𝗦𝗜𝗟𝗘𝗡𝗧 • lee suhyeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora