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COMO SI TODOS TUVIERAN un resorte en el culo, automáticamente saltaron de sus lugares y se apuraron en llegar hasta el borde de la azotea en la que hacía un par de horas estaban atrapados.

En ese momento, lo único que tenía Sun-I en la cabeza era una mezcla de palabras poco coherentes como "helicóptero", "rescate" y "rápido". Claro que para ella tenía el mayor de los sentidos mientras sacudía desesperada un palo aún encendido fuego que había tomado de lo que quedaba de fogata, sin preocuparse un poco siquiera en que podría haberse quemado o que podía incendiar toda la escuela si así lo quisiera.

La desesperación en sus voces era evidente, como también el hecho de que estuvieran gritando como locos y que el escuadrón de rescate no los escucharía ni aunque quisieran. Pero al menos habían hecho un buen trabajo en llamar la atención de todos los zombies de los pisos de abajo.

El helicóptero no tardó mucho en llegar hasta donde ellos estaban, fue entonces en ese momento cuando todos pudieron sentir el alivio de que ellos se dieran cuenta que estaban allí. A Sun-I poco le importaba que solo estuviera viendo un manchón gracias a la fuerte luz del helicóptero que ahora caía sobre ellos o que Su-hyeok la estuviera rodeando por los hombros con un brazo, atrayéndola aún más a su cuerpo, por la emoción del momento. Incluso su brazo lastimado no tenía importancia en esos momentos.

Pero, nuevamente, todo eso dejó de importar cuando fueron apuntados con un arma por primera vez en sus vidas apenas varios soldados uniformados bajaron a la azotea. Tampoco hizo falta que repitieran demasiado que se tiraran al suelo.

— Instituto Hyosan, azotea. Diez supervivientes confirmados— escuchó decir a uno de los soldados, al parecer hablando por un especie de auricular a la base de donde venían— Comprobando temperatura.

Sun-I apenas entendía lo que estaba sucediendo cuando le apuntaron con un termómetro infrarrojo a la frente antes de escuchar "despejado", pero su cuerpo se tensó aún más al ver que el mismo soldado llegó hasta Nam-ra. Ella automáticamente se cubrió parte de la cara (sobre todo su ojo izquierdo) con su largo y lacio cabello, por lo que no parecieron notar que la piel estaba algo enrojecida e hinchada.

— 34,5°C— dijo el mismo soldado. La chica pudo sentir como Nam-ra se giraba levemente para mirarla con miedo al ser la que tenía más cerca— Traigan una manta térmica.

La presidenta soltó un inaudible suspiro mientras sentía el repentino calor de la manta térmica de aluminio que ahora la envolvía. Obligándolos a ponerse de pie, el que parecía ser el comandante de esa unidad dio una orden con la mano y el resto de soldados comenzó a prepararse para algo que ellos claramente no sabían.

— ¿No nos van a rescatar?— preguntó Ji-min dando un paso al frente, con la voz un poco rota por haber gritado tanto y también por la angustia que le provocaba el miedo a que los dejaran allí solos una vez más.

— Bajaremos unos minutos así que quédense aquí y no se muevan, luego los rescataremos, ¿Entendido?

Nadie respondió con palabras, simplemente asintieron mientras veían como los soldados estaban preparándose para la acción. Fue entonces cuando, con otra señal que ellos poco entendían, cuatro de los soldados comenzaron a bajar de la azotea, deslizándose por una soga sujeta a los ganchos de emergencia que estaban en el suelo para este tipo de situaciones.

Lo único que quedaba ahora era esperar. Esperar y rezar para que todo saliera bien. Aunque en realidad era la primera vez que veía un arma en persona, el hecho de tener a varios tipos armados frente suyo le devolvía un poquito la esperanza que con el transcurso de las horas fue perdiendo porque, ¿Qué más podía deshacerse de esos monstruos si no eran armas de fuego? Aún así, por su mente seguía recorriendo ese pequeño pensamiento intrusivo que le decía que las cosas no iban a terminar como desearía.

𝗦𝗜𝗟𝗘𝗡𝗧 • lee suhyeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora