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EN ESAS ULTIMAS 48 HORAS, Sun-I lloró todo lo que no había llorado y lloraría en meses, pero en el momento en que todos confesaron sus inseguridades frente a la fogata, verse como una bebé llorona no le pareció importar demasiado.

— Siempre tuve la sensación de que eras mala persona. No sé por qué, creo que tu rostro me intimidaba— confesó Ji-min luego de haber liberado sus sentimientos y ahora pasando la posta a Sun-I.

— Chicos, es mi rostro normal— dijo Sun-I en tanto se secaba las lágrimas y provocaba alguna que otra risa en la ronda. De alguna manera, les resultaba un tanto adorable que finalmente bajara la guardia y llorara luego de escuchar las historias del resto. Como todos allí, a pesar de haber derramado alguna que otra lágrima desde que todo comenzó, eso no había sido suficiente en comparación a todo lo que se llevaba guardando dentro.

— Tampoco nos hablabas...— en un intento de justifucarse al sentir un poco de culpabilidad por haber creído eso sin ningún fundamento, Ji-min añadió jugando nerviosamente con sus dedos.

— Suelo ser callada, no hablaba con nadie.

Mientras que Su-hyeok le daba a Sun-I algunas palmaditas en la espalda a modo de consuelo, Ji-min se dio cuenta de que no tenía forma de ganar en esa conversación y que lo que más le convenía era callarse de momento. Esperando con incomodidad a que alguien más dijera algo, On-jo fue la que volvió a hablar, esta vez para preguntar algo a la presidenta aunque quizás había terminado por incomodar más el ambiente, después de todo, nadie esperaba que le preguntara su razón de fumar o si ellos le caían mal.

— No tenía amigos y necesitaba una manera de aliviar el estrés, por eso comencé a fumar— explicó Nam-ra— Y ustedes nunca me desagradaron.

— Si soy honesta, creía que no nos hablabas porque éramos inferiores a ti— confesó Hyo-ryung, bajando la mirada al fuego para evitar hacer contacto visual con ella, la culpabilidad no la dejaba siquiera intentarlo.

— Y yo a veces deseaba que no estuvieras cerca— esta vez fue Joon-yeong el que se sinceró al respecto, obteniendo solamente una mirada confundida de Ji-min, quien buscaba la razón de aquello— Siempre salí segundo, pero ahora ya no pienso más en eso. Gracias a la ambición de superarte es que llegué tan lejos y no creo que lo hubiera logrado de no ser por ti.

La verdad podía sonar dura pero necesitaban sincerarse con ella si es que querían entenderse mutuamente y darse cuenta de que estaban equivocados con la opinión que tenían sobre su persona, fue el primer paso para lograrlo.

— Salir segundo es genial, yo ni siquiera entro en los mejores veinte— murmuró Dae-su y rápidamente le extendió el puño a Su-hyeok, quien lo chocó con una sonrisita divertida.

— Yah, no te compares con ellos, idiota— mirándolo como si quisiera matarlo, Hyo-ryung se quejó del más alto antes de volver a prestar atención al fuego y despertando en él cierta curiosidad que no haría más que molestarla luego.

— Solo decía, ¿por qué siempre me atacas cuando digo algo?— cuestionó el chico frunciendo el ceño antes de que una idea cruzara por su mente— ¿Te... gusto? ¿Eres del tipo de chica que ataca al que le gusta para ocultar sus sentimientos?

La cara de Hyo-ryung era todo un poema mientras intentaba procesar lo que sus oídos habían escuchado y el resto se reía de la seria expresión en el rostro de Dae-su al hablar de esa manera no irónicamente.

— ¡¿Qué?!

— Te lo diré ahora así no sufres más— advirtió Dae-su, preparándose para confesar sus sentimientos ante sus amigos— Me gusta otra persona, así que debes olvidarte de mí.

𝗦𝗜𝗟𝗘𝗡𝗧 • lee suhyeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora