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jungwon esperaba sentadito en la banca a que jay volviera con los panchos y la coquita que le prometió, habían varias personas dando vueltas por el parque, tanto nenes chiquitos acompañados por sus padres corriendo hacia la sección de juegos, como adolescentes en grupos solo caminando por ahí. a unos pocos metros suyos distinguió a jay volviendo con dos panchos llenos de papitas y una coca cola, lo escuchó putear a un chico que casi le tira todo con la pelota y se rió sin poder evitarlo.

— te juro que si no estuviera con vos volvería solamente para meterle cinco patadas en el culo —se quejó una vez estuvo en frente suyo, jungwon seguía sonriendo, aceptando la comida cuando se la tendió—, pelotudo de mierda, en sima es un pecho frío del orto.

sentándose al lado suyo, jay le pidió que sostuviera su propio pancho y dejó la coca sobre la banca para poder sacarse la mochila, después de todo estaban volviendo de clases.

ambos comieron en silencio, solo viendo a las personas desconocidas pasar por en frente suyo. era familiar para los dos solo estar juntos, en completo silencio, solo teniendo la compañía del otro. no hacia falta más nada.

de todas formas, jungwon no tardó en sentirse un poco inquieto. jay le había dicho repetidas veces en el día que estaban bien, que fue una discusión estúpida por razones estúpidas, además de que ambos estuvieron equivocados por la manera en que actuaron. pero igual seguía pensando que su disculpa no fue la mejor, no cuando jay lo trataba siempre tan dulce.

— dejá de hacerte la cabeza, jungwon —jay irrumpió sus pensamientos con sus palabras, tocándole la frente con su dedo índice. jungwon bajó la mirada, soltando un suspiro.

— perdón, yo sé que dijiste que estábamos bien, pero es que-

— ¿ves cómo te maquinas la cabeza? —le reprochó—. ya está, ya pasó, los dos aceptamos en qué estuvimos mal. arreglamos las cosas como dos pibes grandes.

— lo que pasa es que siempre que peleamos es por mí culpa, porque yo soy un inseguro de mierda y... —jungwon se mordió el labio, sintiendo como sus ojitos picaban—... él siempre está tan lindo, es gracioso, todo el mundo lo quiere. y después estoy yo... y yo soy yo, jay. no tengo nada de interesante.

sonriendo un poco, por todo menos por gracia o burla, jay le tomó la carita con sus manos, acercándose un poco a él.

— para mí sos la persona más interesante que pudiera haber en el mundo entero, yang jungwon —le dijo, mirándole directo a los ojos—. sos ese chico que se vuelve todo un bebé tímido cuando le digo lo lindo que está, ese que se vuelve un rayito de sol cada que ve a su perrita, ese que por más que lo niegue sigue siendo el más cariñoso. sos tan inteligente que a veces me da miedo decir cualquier boludez delante tuyo porque así vas a darte cuenta que soy un pelotudo, tenés ese hoyuelito tuyo que te hace único. y también tenés la sonrisa más linda y adorable de todas.

jungwon apretó sus labios, logrando que su hoyuelito se marque, jay lo pinchó con su dedo índice haciendo que el menor se riera un poquito y de forma tímida.

— yo no quiero a nadie más que no seas vos, jungwon.

tal mencionado se alejó, corriendo la mirada hacia otro lado mientras movía su mano tratando de darse aire. estaba rojo hasta las orejas, le dió tanta vergüenza que no podía seguir mirándolo, menos con lo cerca que estaban.

— dios, qué momento tan puto —murmuró, a lo que jay se rió, dejándole un besito en su cachetito relleno.

— acuariano de mierda —le dijo.

jay también se había puesto rojo, no iba a tratar de esconderlo, hablarle de esa manera a alguien que le gustaba no era algo que cualquiera haría así como si nada.

BANDERITA QUEMADA. ━ enha auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora