9. Todo Es Posible.

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Llegamos a la fiesta tarde. A las 10 de la noche. Solo tenía dos horas mas. Fui con mis amigos que se encontraban hablando sobre los chavos que estaban mas buenos. Me vieron llegar con Adam. Viky y Larissa estaban bailando y Frida estaba con mi hermano. Solo estaban sentadas Wendy y Claudia juntas.

-¿Hay algo que nos quieras contar? —me pregunto Wendy.

-Ethan tuvo un problema con su coche, es todo —me limite a decir.

-Hay que ir a bai... —Claudia iba a terminar su frase cuando alguien llego y la interrumpió.

-¿Quieres ir a bailar conmigo, Elizabeth? —ese alguien era Ethan.

-¡Claro! —le dije muy alegre y nos fuimos a la pista—. ¿Como llegaste?

-Hiram venía pasando por mi casa y me dijo que el me podía traer a la fiesta —dijo sonriente.

-Ah, vaya, que bueno —todo estaba bien hasta que vi la mirada de Adam. Se estaba enojando o eso parecía.

-Pase por tu casa pero las luces estaban apagadas, pensé que te habías ido a dormir, no quise molestarte —dijo y me pareció de lo mas tierno.

-Ah, es que a mi hermano se le había olvidado algo en la casa y regreso por eso, el se ofreció a traerme —le mentí. Odiaba mentir pero lo tenía que hacer.

Seguimos bailando por un buen rato y volví a mirar donde estaba Adam, ya no se encontraba ahí. Un segundo después lo encontré a lado de mi. Mire sus ojos, estaba muy enojado.

-¿me permites a Elizabeth? —le preguntó a Ethan muy calmado.

-Si, claro —mierda, pensé que le diría que no. Ethan se fue para dejarme a solas con Adam.

-Nos vamos en este instante —dijo tomándome de la muñeca y sacándome de la fiesta. Ibamos casi corriendo.

-¡No Adam! —le grité—. Yo me quiero quedar a la fiesta.

El me ignoró por completo y me subió a su auto, me puso el cinturón de seguridad y cerró la puerta. Trate de abrir la puerta, fue inútil. Seguro para niños, maldije. Se sentó en su asiento y condujo hasta mi casa. Nadie dijo nada en todo el camino. Estaba muy enojada como para hablar y al parecer, el igual. Una eternidad después, llegamos a mi casa. Se bajo del carro y abrió mi puerta.

-Gracias —le dije cortante y fría. Iba a entrar a mi casa cuando el se adelanto y entró primero— Vete.

Subió a mi habitación, tuve que correr detrás de el.

-¿que mierda te pasa? —le pregunté cuando llego junto a el.

-Me muero de celos —dijo, sin mas.

-¿pero que... —no me dejo terminar porque me beso. Trate de separarme pero no me dejó. Me tuve que dejar llevar.

Me tiró a la cama. Se puso arriba de mi y empezó a besarme el cuello. Oh, lo hacía tan bien que mis piernas temblaban cada vez mas con cada beso. Me mordí el labio para ahogar un gemido. Se dio cuenta.

-No lo hagas, déjame escucharte —dijo en mi oído. Sus palabras eran las únicas ordenes que me gustaba obedecer.

En un movimiento rápido hizo que el quedara abajo y yo arriba. Su erección estaba contra mi culo, me agache para besar su cuello. El subió sus manos hasta el cierre de mi vestido y lo empezó a bajar muy lento. Las descargas eléctricas que Adam me provocaba cada vez se hacían mas fuertes y me enloquecían mas por dentro. Por fin me quito el vestido y de nuevo volví a quedar debajo de el.

Como pude, le quite la camisa sin dejar de besarnos. Nuestras lenguas bailaban juntas, al mismo ritmo. Después fue bajando hasta mi cuello, dejaba un rastro de besos húmedos, siguió bajando hasta mis pechos. Sus manos acariciaban mi figura hasta llegar al broche de mi sostén, lo quito. Mordía y besaba uno de mis pechos mientras yo me arqueaba de placer. Trate de quitarle los pantalones, me tuvo que ayudar, sus pantalones se esfumaron con su bóxer.

Nuestras respiraciones estaban muy aceleradas, jadeábamos y gemíamos nuestros nombres al unísono. Los dos estábamos muy excitados. Me apego a el agarrandome del culo y empezó a bajar mi ropa interior muy rápido. Todo lo estábamos haciendo rápido. Nos besábamos con demasiada desesperación.

-¿Quieres esto? —preguntó entre jadeos mirándome a los ojos.

-Si... —apenas y pude decir. No aguantaba mas, enserio quería esto.

Se puso el condón. Abrió un poco mas mis piernas y después puso sus manos en mi cintura, yo puse las mías en sus hombros, me besó castamente los labios y se hundió en mi. Primero fue lento pero duro, enterré mis uñas en sus hombros. Después fui agarrando su ritmo e íbamos al compas, sentía su respiración en mi cuello y escuchaba sus gemidos en mi oído. Yo gemía cada vez mas alto y enterraba mis uñas en su espalda y en sus hombros. Ibamos muy rápido y duro, quería llorar, me dolía. Se lo trate de decir pero de mi boca solo salían gemidos con el nombre de "Adam".

Sentí por todo mi cuerpo algo parecido a un rayo, no sabía lo que me pasaba. Me arquee y Adam se derrumbo encima de mi. En la habitación, solo se escuchaban nuestras respiraciones entrecortadas. Me abrazo y justo antes de quedarme dormida me di cuenta de algo.

Soy total y completamente suya.

We Never Change...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora