Introducción: Lo mismo que el anterior, pero acá en vez de fijarse en Kaeya, se fija en el solitario Diluc que volvió luego de 4 años. Kaeya es su mejor amigo.
_____________________________¡Estoy cansadísima! Amber me pidió que vigilara un encargo que hicieron del viñedo, habían algunos ladrones al acecho por lo que necesitaban de toda la ayuda posible.
—¿Y por qué te tengo que acompañar yo? No es como si no conocieras el lugar. —Habló Diluc. Giré los ojos. —No me gusta estar en los asuntos de los caballeros de Favonius. Por mucho que Kaeya y Amber sean miembros, no me gusta.
—¡Pero soy tu amiga! Ayúdame por favor. Confío en ti. —Sonreí burlona. Sabía que a él no le gustaba que dijera eso, no me consideraba su amiga, sino amiga de su hermano.
—Ash, eres una tonta. —Se cruzó de brazos.
Le golpeé el brazo. Me miró feo. —¡Vamos, relájate! Puedes soltarte conmigo.
—Ay por el arconte Anemo.. ¿En qué me equivoqué?.. —Se golpeó la cara con su palma.
Pasamos una hora ahí sentados al lado del encargo, el que debería venir a buscarlo se retrasó. —Ya, vámonos. No cumplió así que debemos irnos, no aguanto estar más contigo.
—¡Por qué tan pesado! Me arruinas el ánimo. —Le dije, tomé mi bolso, y comencé a caminar de vuelta a Mondstadt.
Él siguió en silencio durante un rato, yo no quise tomarlo en atención, ¿Para qué? No quería enojarme más.
—Ey..Yo-
—¿Tú qué? —Pregunté cruzándome de brazos. —Deja de molestarme.
—No quise hacerte sentir mal, perdón. —Le miré.
—¿El gran Diluc disculpándose? Va a nevar parece.
—Eres una niña pequeña.
—Tenemos la misma edad, me ganas por 2 meses. —
—Te comportas como una, JA. —Le saqué la lengua.
—¿Y eso en qué te afecta? Sigo sin entender. ¿Qué quieres? Camina en silencio. —Caminamos en un silencio incómodo, por mucho que su semblante serio y cortante me atrajera, no estaba para las burlas de otros, en especial del pesado de Diluc.
Decidí pasar por la librería a saludar a Lisa, que me dió varios libros para poder estudiar respecto al cuerpo humano y las visiones incompletas, o cómo afectaba el ciclo en las portadoras de visiones. También unos libros de romance erótico que me gustaba leer.
Volví a la casa de Kaeya y Diluc, dónde me senté en el sofá con una manta, y comencé a leer el libro de romance, se llamaba “Un ángel en fuego” Trataba sobre como una chica del mundo normal entraba a un círculo de setas luminosas que encontró en el bosque y terminaba en un lugar que no conocía, dónde se encontraba con un ángel pelirrojo que controlaba el fuego y le gustaba apostar con el cuerpo de las personas. Lo que éste ángel no sabía era que la protagonista era una de las mejores apostadoras que habían en su ciudad, dejando al ángel envuelto en placer y en fuego.
Tenía hasta la cabeza cubierta en la manta, y cada vez me sentía con más calor.
—“...Y comenzó a satisfacer esa ola de calor que subía por todo su cuerpo, embistiendo su suave y curvo cuerpo mientras sujetaba las sábanas..” —Me quedé en silencio, shockeada. Diluc había leído toda una línea de mi libro. Cerré el libro y me tapé toda con la manta. Ya sabía porque sentía tanto calor, la mano de Diluc estaba en la manta y estaba emanando mucho calor. —¡Saca tu apestosa mano de acá, intruso! —
—¡P-perdón! —Corrió detrás de la puerta de su habitación. —Pervertida.
—¡Cállate!
—¿Cómo que pervertida? —Amber entró y se sentó delante de mí. — ¡Uhhhh, ese libro!
—¡Ay tú también cállate! —Salió riendo mientras corría detrás de Diluc.
Me quedé tapada por mucho tiempo y terminé quedándome dormida.
Desperté alrededor de las 2, el reloj no lo veía bien. Me senté en el sofá y me quité la ropa, para quedarme en ropa interior. Hacía mucho calor y la manta me estaba matando.
La chimenea estaba encendida, por lo que decidí apagarla y seguir durmiendo en el sofá, me cubrí con la manta.
Pasó un rato, no podía dormir, seguía sintiendo mucho calor en la sala, por lo que fui a la cocina a buscar algo que tomar.
Saqué del jarro un vaso de jugo de uva, porque en esta casa nadie tomaba alcohol ni nada.
Seguía en ropa interior, no importaba porque todos estaban durmiendo. Yo y mi gran bocota. El piso comenzó a crujir, y quedé en shock.
Amber salió de la casa, y Diluc entró a la cocina bostezando. Estaba usando sólo un pantalón de pijama, y sacó el mismo jarrón que yo. No me vió en la oscuridad de la cocina, por lo que me quedé congelada.
Se manchó un poco al tomar, por lo que la luz de la luna se reflejó en sus abdominales.
Quedé embobada, se veía misterioso y tan sensual, me gustaba la vista que tenía.
Exhalé y él se asustó. Grité y él gritó. —¡Mujer que haces acá!
—¡Qué haces tú acá! ¡Vete a dormir! —Él abrió la cortina de la ventana y me vió. —¡No me veas! ¡Hacía mucho calor y me quedé en ropa interior!
Escuché pasos fuera, era Kaeya, había despertado.
Diluc me arrinconó en la esquina del mesón y me abrazó con sus brazos. —Eres pequeña, no hará falta nada más.
—¿Qué haces a esta hora? Vuelve a dormir. —Dijo Kaeya. Tomó una manzana y volvió a dormir.
Estábamos muy juntos, sentía su respiración en mi cuello y sus pectorales pegados a mí.
—¿Por qué te desnudarías en una casa que compartes con 2 personas? Rara.
—¿Quién sabía que te despertarías? Ridículo.
—Te gusta molestarme, rara.
—No, me gustas para molestarte. No aguantas nada. —Sonreí de lado.
—Tu cabello rubio se ve bien bonito a la luz de la luna. —Susurró, llevó un mechón a su nariz y lo olfateó.
—Eres raro. —Puse mis manos en su abdomen, para alejarlo un poco.
—No me toques. —Se rió levemente.
—¿Eres cosquilloso? —Comencé a tocarlo con mi dedo en el pecho, el cuello, y el abdomen bajo. Al llegar cerca de su ombligo jadeó. —¿Acá eres más cosquilloso? —Seguí palpando con mis dedos y llegué al borde de su pijama, paré. Él me miró a los ojos y tragó pesado. —...¿Diluc?
La mano con la que me acorralaba la llevó a mi mentón. —No me provoques, Alora.
—¡No he hecho nada! —Él rió y se acercó a mí. —Acabemos con esto rápidamente.
Me besó suavemente, sus labios sabían a jugo de uva. Me separé un poco y me relamí los labios. —Mmm, que rico sabor.
—¿Eso es lo único que te preocupa ahora? —Murmuró. Pasó sus manos a mi cintura, eran más calientes de lo normal. Me puse de puntillas y pasé mis brazos a su cuello. Besé suavemente sus labios. —¡Aburrida!
Me levantó y me dejó encima del mesón, me sorprendí. —¿Qué haces?
—¿Qué más? —Pasó su mano al broche de mi sujetador y lo soltó. Jadeé en respuesta y llevé mis brazos a mi pecho para cubrirme. —Baja tus brazos. —Me habló firme. Me asusté.
Los bajé y bajé mi cabeza, me sujetó el mentón nuevamente y me besó, solo que ahora había tomado jugo de uva del vaso de nuestro lado y comenzó a darme desde su boca. Lo tomé gustosa, era bastante sabroso. —Para ser el hombre más exquisito de Mondstadt, eres un niño. —Le saqué la lengua, él me mordió. —¡Ay!
Llevó sus manos a mis senos, para acunarlos y masajearlos, abrí mis piernas en respuesta, lo que me dejó expuesta. Mi ropa interior estaba poniéndose húmeda. —Tus manos están calientes.
—Obviamente. —Giró los ojos. —Tus comentarios me dan sueño.
—¡Eres un tont-¡Mhmm!—Me corté en seco, llevó su boca a mi pezón, y su lengua comenzó a girar en círculos. Tiré de su cabello, para apretarlo más a mí.
—Déjame respirar. —Susurró. Reí.
—¡Mmmm..No!
Él llevó una mano entre mi ropa interior, para separarla e introducir sus dedos, me arqueé enseguida. —¡P-Para! —Exclamé, él negó y continuó en su labor.
Me sentí extraña, sus dedos se sentían ajenos a mí por lo que se sentía distinto a cuando yo lo hice. Y como estaba caliente, sentía mucho calor. Sus labios seguían atacando mis pezones, estaba cayendo extasiada.
Puse mi pie en una silla alta, dejando mi zona a la vista, totalmente abierta ante él. Se relamió para besarme nuevamente. —¡Eres-Eres un per-pervertido!
—No, me gusta molestarte. —Me sonrió ladino. Comenzó un camino de besos desde mis pezones hasta mi ropa interior, y chupó encima de mi ropa interior. Sujeté su cabeza con mis manos, y lo “empujé” hacia mí. Su lengua se hizo camino entre mi ropa interior y llegó a mi interior, solo sentía su lengua danzar en mi interior.
Sentía como todo me daba vueltas, y me arqueaba con cada toque. Siempre he Sido muy sensible, y con sus manos que son más calientes de lo normal, estaba siendo presa de las sensaciones y el placer.
Sus dedos se introdujeron y acompañaron a sus labios, jadeé y apreté mis piernas para satisfacer la sensación. Él se alejó. —¡Déjame respirar, mujer!
Me quedé temblando, y él simplemente se bajó el pantalón para dejar a la vista una gran erección. —¿Quieres meter eso? No va a caber, es muy grande.
Él rió. —Todo se puede con cariño y violencia.
—¡Ni se te ocurra, ridículo!
Él negó. —Tonta, no haré nada que te lastime. Pero no haré que tu primera vez sea en una cocina. —Me tomó en brazos y me llevó a su habitación, su cama tenía una funda roja y almohadas blancas, era muy elegante. Habían unas fotos pegadas en un cuadro que seguramente hizo Amber.
Me reposó en la cama para dejarme acostada de espaldas, mirándolo. Él se posicionó encima de mí y me besó, su beso fue grandioso, poderoso, me dejaba sin aire y a la vez me hacía gemir. Sus manos se dirigieron a la mesita de noche, sacó un papel y dijo unas palabras, apareció algo en su pene. —¿Puedo?
Asentí, para ver cómo me quitaba la ropa interior y me devoraba con la mirada. Su grandioso miembro salió a la luz, para abrirse paso entre mis piernas y llegar a mi entrada. Entró lentamente, pero al estar al final, me sentía con una presión en mi estómago, como todo me generaba una fuerte sensación de estar apretada. Él me miró y yo asentí, comenzó a aumentar el ritmo. Me agarré de las sábanas para poder soportar la fuerte embestida de este hombre. Sus labios deboraban los míos, y dejaban escapar leves sonidos de placer. Yo los callaba con mi mano. —No hace falta callar, Kaeya tiene el sueño pesado. —Asentí, y justo en ese momento aumentó el ritmo, gemí con fiereza. —¡Mhmm! Es hora del..¡Mhm! Castigo. —
—¿Por qué dices es-nmmh..-eso?
—Date vuelta. —Me ordenó, hice caso. Sentí algo caliente tocar mi trasero. Me asusté. Golpeó mi nalga con algo duro, sollocé. —Necesitaremos más de eso. —Me nalgueó nuevamente, agarré las sábanas con fuerza, me mordí la lengua. Me volvió a nalguear solo que ahora con su mano, sentí todo el calor viajar en mi cuerpo. Me arqueé y abrí mis piernas. —Así me gusta.
Me penetró nuevamente, sólo que yo estaba en cuatro. Me agarraba del trasero y me usaba para impulsar sus embestidas, cada una llegaba más profundo, sentía como todo mi cuerpo se movía bruscamente. —¡¡Di-Diluc y-yo..Ahm!!—Me nalgueaba y agarró mis senos son rudeza. Sus manos calientes, sus gemidos, sus embestidas, sus toqueteos, sus besos, todo eso me hizo tener un orgasmo estrépito que me dejó temblando, siguió embistiendo un poco más despacio pero eyaculó fuera de mí, en mi espalda. Caímos rendidos en la cama, ya eran alrededor de las 5 de la mañana, por lo que estábamos bastante cansados. Él me besó los hombros mientras respirábamos pesadamente, nuestros suspiros se mezclaban entre si, nuestros ardientes cuerpos seguían en contacto, sentir el fuego así, dentro de ti, es completamente abrasador. Sentir esa calidez, ese placer, tenerlo ahí dentro de mí fue lo más placentero, sentí como me desvanecía ante cada beso y caricia proporcionada por Diluc.
Al despertar, ví a Diluc trabajar en el escritorio delante de su cama, me senté en su cama y me estiré, y seguía sin ropa. Él me miró serio. Me cubrí con la sábana y me quedé bajo ella. —¡No me acordaba que estaba sin ropa!
Él se levantó y sentí su peso al lado de donde yo estaba. Me destapó la cabeza y me dió un poco de jugo de uva de su vaso. Seguía algo tiritante luego de esa noche de pasión, por lo que me manché un poco.
—¿Me pasas una toalla?
Él negó. Llevó su boca a mi pecho y lo chupó. —Es una buena forma de tomar jugo de uva, me gusta. —Sonrió travieso. —
Me reí. —¡Basta! Tonto.
—Necesito concentrarme, así que vístete o simplemente no podré trabajar. —Miró mi cuerpo descaradamente.
—Supongo que tendré que vestirme. — Susurré, tomé una prenda que había ahí, una playera larga, y me quedé sentada en la silla frente al escritorio. Él se sentó y comenzó a ver unos papeles.
—Maldición... —Le miré, estaba bastante afligido. Una faceta que al hombre más rico de Mondstadt nunca se le vería, me permitió verla. Sonreí inconscientemente. Me pasé encima del escritorio, haciendo a un lado las hojas y los documentos con cuidado. Me senté delante de él, encima del escritorio, crucé mis piernas y acerqué su silla hacia mí. —¿Qué ocurre?
—Nada, te quería ver. —Le sonreí. Pasé mi mano por su cabello para despeinarlo un poco, gruñó. —¿Por qué tan mala cara?
—No es de tu incumbencia. —Giré los ojos. Lo tomé del cuello de su traje y lo acerqué a mí. Lo besé de forma brusca, por lo que él quedó sorprendido. —¿Mhmm?
Tomé su cabello, y lo llevé entre mis piernas. —Vamos, puedes desestresarme. —Le saqué la lengua. Él me miró con fiereza, comencé a reír. —Era una bro-¡Mhmm! Tonto. — Su boca devoró mi entrepierna, su lengua jugueteaba y dejaba un camino ensalivado entre mis muslos. Mientras con una mano sujetaba su cabeza, con la otra me tapaba la boca. Eran ya las 10 AM.
Me sujetaba de los muslos con sus manos, y me apretaba de forma intermitente. Gemía y gemía con pesadez intentando cubrirlo, se me hacía imposible. —¡Di-Diluc! ¡Me voy a-
—No te he dado permiso. —Palmeó mi zona con su mano, me quejé.
Me hizo arrodillarme debajo del escritorio, para sacar de su pantalón su miembro erecto. —Ya me desconcentraste, hazte cargo. —Me seducía su pene, por lo que abrí mi boca gustosa. Me sentía algo mareada porque tener la boca llena, mover mi lengua, intentar respirar y a la vez tragar saliva era complicado. Intentaba llegar profundo pero me complicaba mucho, no podía hacer tanto. —¿Eso es todo lo que puedes hacer?
—¿Es un reto o qué? Tonto.
Él rió sonoramente, tomé su mano y lo recosté en la cama. Desabotoné la parte de arriba de su traje y su pantalón lo bajé, para subirme encima de él. Lo puse en la ubicación correcta y ¡Pum! Lo introduje dentro de mí. Su voz se entrecortó para gemir en voz baja. Usé su pecho de soporte y comencé a montarlo. Sentía como llegaba directamente a mi punto g, por lo que me movía en círculos para “repartir” toda esa sensación. Él sujetaba mis muslos fuertemente, tenía marcas por mi cuerpo. Me sujeté del respaldo de la cama para poder brindarme más apoyo y poder controlar mejor la situación. —So-Solo cálla-te. —Susurré encima de sus labios, para besarlo con todo lo que pude. Él profundizó el beso, metiendo su lengua y jugueteando con la mía. Sus manos pasaron a mi cadera y me penetraba con fuerza. Sentía el calor venir dentro de mí, como me abrasaba una sensación de ardiente pasión en mi cuerpo.
—E-Espera me voy a-
—Hagámoslo juntos. —Me sujetó el pelo y comenzó a jalarlo, gemía con más rapidez y más alto, hasta que simplemente llegué a las estrellas. Mi cuerpo se contrajo bruscamente, sentí como mis piernas comenzaban a tiritar y a desvanecerse. Mi corazón palpitaba muy rápido y respiraba muy pesado, comencé a sollozar. —¿Estás bien?
—Fue un orgasmo muy fuerte, me siento muy cansada. —Susurré para caer en su pecho.
Me levantó y me dejó en la tina, para darnos una ducha juntos. Le tiré agua con mis manos, él se rió. —¡Pagarás por eso! ¡Eres como una niña pequeña! —Él me volvió a tirar agua, por lo que jugamos con agua hasta que simplemente nos cansamos. — Mañana volveré a trabajar, quiero descansar contigo. —Besó mi mejilla.
—Bésame bien. —Le dije. Me di vuelta como pude y me senté encima de sus piernas, él me sujetó de la cintura y del cuello y fue uno de todos los besos que nos llevaron a probar el sabor del otro.
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Genshin One Shots.
FanficSimplemente genshin OS. (+18) . . . . . Gentes, si actualizo pero tengo que compaginar estudios y que se me venga a la mente la inspiración 😭. Amo demasiado este libro para abandonarlo. (◍•ᴗ•◍)✧*。