Introducción: La historia ocurre en el siglo XXI. Alora con 24 años e Itto con 29. Itto es un padre soltero con 2 niños de 4 y 3 años, trabajador de una gran compañía de abogados.
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Desde hace bastante poco había comenzado a ejercer como profesora de profesora de preescolar, tenía en mi mando un curso de 15 niños entre 3 y 4 años. Adoraba a los niños desde pequeña porque siempre supe cómo comunicarme y a ellos sin conocerlos les llegaba a agradar. Muchas veces en la calle niños llegaban a buscarme de la manito para jugar con ellos, era bastante agradable y muy vergonzoso para los padres.
Eran las 8 AM, los niños llegaban con sus mochilas y sus padres los despedían en la entrada, algunos lloraban y otros simplemente los miraban de forma triste. -Hola, ¿Están tristes?
Un niño asintió, cabello negro y bastante despeinado. -Mi mamá no podrá venir a buscarnos.
El niño de su lado lloraba sujetando su manito, un hombre bastante alto de cabello blanco largo y que se le veían tatuajes del cuello le acariciaba la espalda. -Beng, Jai no lloren. Saben que yo estaré acá esperándolos. No se preocupen que siempre me tendrán a mí. -Sonrió ligeramente y se levantó, me miró. -Buenos días, soy el padre de Beng y Jai.
-¡Señor Arataki! Soy la profesora Alora, si quiere puede dejar a sus hijos en el salón. Es la primera semana, se permite eso. Algunas personas saben el apego que tienen sus hijos a sus padres y por eso deciden decirles que estarán fuera esperando. -Le sonreí. Tomé la mano de los niños mientras caminaban al salón.
El señor vestía un elegante traje de terno negro, sin corbata y con los botones de arriba abiertos, dejando ver tatuajes.
Él sentó a sus niños en la primera mesa redonda que vió, dónde habían otros muchachos.
Habían 7 niños, de los cuales dos lloraban. Había una pareja consolando a su hija y él.
-Muchachos, apenas salgan los estaré esperando. Su madre ya los vendrá a ver. -Acarició la cabeza de los dos y se levantó. Arregló su saco y me miró. -Profesora, se los encargo. Son mi mayor felicidad.
Asentí mientras sonreía. -No se preocupe, yo los protegeré.
Los adultos se fueron y los niños comenzaron a llorar, apareció la profesora ayudante y comenzamos la clase.
-Hola niños, soy la profesora Alora Jon, díganme Alora.
-Soy Mei. -Sonrió. Tenía en su mano un jarro de plástico con sorpresas y dulces. -Para entrar en confianza y que podamos realizar nuestras clases, les tengo un reto.
Los chicos que lloraban tomaron atención, yo me dirigí a ellos a secar sus lágrimas y a atraerlos a la actividad. -Cada uno meterá su manito en este jarro y sacará una sorpresa.
La primera persona fue una niña de trenzas, metió su mano y la sacó, tenía una bolsita de regalo.
-Uhhh, ¿Qué será? -Pregunté, me acerqué a ella y la ayudé a romper la bolsita.
-¡Unos dulces con forma de corazón! -Exclamó Mei. La niña comenzó a reír. -¿Alguien más?
Todos los niños hicieron una fila, habían 12 niños de 15. Algunos ganaron dulces y otros afortunados pulseras y juguetes pequeños. -¡Bien, niños! ¿Falta alguien?
-Jai, él no metió su mano.
Él miró aterrorizado el jarro. Su hermano metió la mano por él. -No le gusta meter sus manos donde ya tocaron otros ñiños. -Él tomó un spray y lo rocía en el papel, para romperlo. -Es un dulce.
El muchacho lo toma y asiente, pero no sonríe.
-¡Bien niños! Comencemos la clase.
Fue una clase con algo de conversación entre los niños y que nos contaran cosas de ellos. Algunos niños querían ser astronauta o pirata y princesas. Otros simplemente querían ser como sus padres y ser felices.
-¿Te gusta mucho tu papá? -Le sonreí al niño. Él asintió.
-Mi papá y mi mamá se quieren mucho y me regalaron un perrito.
-¡Qué lindo!
Los niños de su lado comenzaron a preguntarle cosas, pero nos estábamos desviando de la clase. -¿Algún niño conoce todos los colores del arcoíris?
Algunos dijeron que sí al unísono pero otros negaron.
Dibujé un arcoiris en el pizarrón, había comprado plumones de colores por esa misma razón.
-En la hojita que tienen en frente suyo, comiencen a pintar como yo lo hago. -La profesora ayudante dió vueltas alrededor de los niños viendo que todo estuviera bien.
Algunos niños rayaron la hoja de otros compañeros así que tuvimos que cambiar la hoja. -Eso no se hace Beng, debes disculparte.
El niño se disculpó y comenzó a pintar otra hoja correctamente. Mei ayudó a los que tenían dudas mientras yo explicaba todo. -¿Les gustan los arcoíris?
Todos gritaron que sí. -¿Han visto uno en el cielo?
Algunos negaron. -¡Mi papá me mostró uno! Apadecen cuando deja de lloved y sale el sol.
Asentí. -¡Muy bien! Es correcto mis niños, sale luego de que deja de llover. Son muy lindos.
Sonó el timbre del receso y corrieron al patio, dónde había un profesor cuidándolos. Sentí algo que me hizo salir a cuidarlos. -Retira los trabajos y archívalos, por favor.
Cerré la puerta detrás de mí y cuidé de los niños mientras corrían y comían su colación. Noté qué un chico comenzaba a toser y se ahogaba. Corrí hacia él, era Jai, el menor de los dos.
Golpeé fuertemente su espalda para que soltara lo que tenía atrapado en su garganta. Se volvía rojo con cada segundo. Era mi tercer día como profesora y ya había un susto de ahogamiento.
Ya segundos después de que golpeé su espalda, él comenzó a respirar de nuevo mientras lloraba. Le tomé la mano para llevarlo a la enfermería.
-¡Jai, me asusté demasiado! -Espeté, el niño estaba sentado en la camilla y la enfermera lo revisaba. Él lloraba y su hermano estaba viendo en la puerta. -¿Te sientes mejor?
Le di un vaso con agua y le sequé las lágrimas, asintió mientras respiraba un poco más calmado. -Profesora, me atraganté con una galleta.
El timbre sonó y volvieron a clases, pero avisé a dirección lo que ocurrió y llamaron al padre para avisarle.
Pasamos la clase de matemáticas aprendiendo los números y a sumar lápices, mientras que la profesora Mei pasaba la lista.
Escuché un golpeteo en la puerta, todavía no terminaba la clase por lo que salí. -¿Hola?
-Profesora, me llamaron, quisiera ver a mi hijo. -Negué.
-Su hijo ya está bien, mire. -Le apunté hacia la ventana. Él suspiró. -No puede retirarlo, estamos en clases.
Él asintió no muy convencido y se dió vuelta. Le miré unos segundos más. -Habrá reunión de apoderados la próxima semana, si pudiera avisar a los demás apoderados, sería lo mejor. Muchas gracias.
Cerré la puerta y los niños estaban conversando mientras dibujaban. -Niños miren la pizarra, ¿Cuántos lápices hay?
Los niños comenzaron a contarlos en su mesa con sus propios lápices.
-Hay 5 lápices profesora. 2 en ese lado y 3 en el otro.
Asentí. -Se ganaron todos una estrella. -Ellos rieron.
En la pared tenía una lista de todos los niños y como recién era la primera semana, puse la primera estrella a todos.
Se hizo corto el día, llegó la hora del almuerzo y fui a almorzar junto a Mei y Kazuha, el profesor de un curso un poco más grande.
-Los niños comen ahí en el comedor, nosotros en la mesa de ahí. -Apuntó la mesa de la esquina, solo éramos 10 profesores en todo el preescolar. Ahora solo éramos 3 así que bastó para alcanzar.
Noté a los niños comiendo tranquilos mientras que algunos lloraban. El joven que dejaba ingresar a los alumnos para sentarse notó que alguien acompañaba a uno de los niños pequeños que lloraba desde la ventana. -¡Quiero a mi hermano! -Bociferaba y lloraba, el joven dejó entrar a un niño de 10 años y se sentó al lado del niño. Que lloraba en su pecho y no quería comer. Me acerqué a él para tranquilizarlo y que pudieran comer los dos.
En fin, mi almuerzo no pude terminar porque habían muchos niños llorando y no todos podía consolarlos al mismo tiempo.
Llegaron las 3 de la tarde y estaba algo fatigada, los niños eran algo cansador pero me encantaba poder aportar a su salud y bienestar mental.
-¿Les gustan los animales? -Les mostré unos recortes que había hecho, había un oso, un gato y un conejo. Todos asintieron. -¿Cuál es su favorito?
Levantaban la mano y respondían. -¡Los gatos! ¡Los delfines! ¡Los búhos! ¡Los ponys!
-Adivinen cuál de estos es nuestro favorito. -Dijo Mei, que nos apuntaba los recortes con su mano.
-¡El oso! -Exclamó una niña.
Mei negó. -¡Error!
-¡El gato! -Ella asintió.
-¡Sí! Me gustan mucho los gatos.
-¿Y cuál es el mío? -Sonreí mientras me sentaba en mi silla.
-¿El conejo? -Asentí.
-¿Tan fácil era? ¡Qué tramposos son! -Todos rieron.
-A mí me gustan las medusas, parecen jalea. -Dijo un niño de pelo azul oscuro.
-¡Qué interesante! ¿Has visto alguna?
Él asintió. -Mi mamá hace origami y bucea, me manda fotos.
-¡Que envidia! -Dijeron algunos. -Mi mamá se queda en la casa.
-La mía trabajaba como bombero.
-¡La mía como cocinera! Sus fideos son muy ricos.
-¿Y la suya, niños? -Preguntó Mei.
Beng miró a la profesora. -Mi mamá no nos visita desde hace tiempo.
Sentí un nudo en mi garganta, ella sonrió incómoda y simplemente cambió de tema.
-¿Tienen algún sueño en la vida?
-Quiero ser princesa y tener un castillo tan grande como Cenicienta.
-¡Quiero ser un ogro!
-¡Un espía!
-Un dibujante de caricaturas.
-¡Quiero comer pizza toda mi vida! -Reímos.
-Quiero hacer feliz a mi padre. -Susurró alguien, sentí tristeza.
Sonó el timbre para la salida, eran las 4:30 PM y los muchachos guardaron sus cosas en su mochila. Los padres comenzaban a retirar a sus niños pero noté que seguían los mismos chicos de antes, Beng y Jai. -¿Qué ocurre?
-Nuestro papá se demorará, siempre tiene juntas en el trabajo y se retrasa. -Suspiraron y se sentaron en el piso.
-Yo estaré con ustedes, vengan al salón, estaré revisando cosas. -Les sonreí y volvimos al salón, ellos comenzaron a dibujar en unas hojas y yo organizaba todo para mañana, al final se hicieron las 6 de la tarde y todavía no llegaba el padre.
En dirección pedí el número del padre e intenté llamarlo, pero no respondía.
Decidí mandarle un mensaje para que tuviera algo que ver cuándo lo leyera.
-¿Los llevo a mi casa? Así su padre los va a buscar ahí. -Jai asintió pero Beng negó.
-No podemos seguir a un desconocido.
Recibí una llamada y era él. -¡Buenas tardes! Disculpe la demora pero la reunión-
-Señor Arataki, han pasado 2 horas desde que los niños salieron y todavía siguen acá.
-¡Estoy saliendo!
Corté la llamada y me senté junto a ellos en la silla de la recepción. -¿Quieren un dulce?
Asintieron, les di unas gomitas y jugos del comedor.
15 minutos después llegó el padre, bastante sudado y con el saco en su brazo. -¡Mis niños! Perdónenme, tuve un percance.
-Lo sabemos papá, la profesora nos iba a llevar a su casa. -Asentí.
-Por eso lo llamé, para que en vez de venir a la escuela los retirara en mi hogar. -Él negó.
-Quizás a la próxima, pero ya su padre llegó. Muchas gracias profesora.
Asentí y me despedí, caminé hacia fuera y tomé transporte público, ya que no quería y me asustaba aprender a conducir.
Comí algo en mi casa en compañía de Kaeya que había cocinado. -¿No almorzaste allá? Tonta.
-Estuve cuidando a los niños, son una cosa seria jajaja. -Sonreí inconscientemente.
-Igual deberías comer, después te descompensas en el gimnasio. -Negué.
-No te preocupes, soy bastante dura para esas cosas, no me pasará nada. -Le guiñé un ojo.
Lavé mi plato luego de comer, me di una ducha y me vestí ligera para ir al gimnasio.
No hace mucho iba por lo que era algo cansador en este punto. Al ir en la tarde habían muchas personas, así que mientras registraba mi entrada, veía dónde estaría ejercitando.
Me subí a la corredora luego de un calentamiento rápido y comencé a trotar, para subir el ritmo mientras pasaban los minutos.
-¿Profesora Alora? -Me detuve, ví hacia atrás y estaba el señor Arataki.
-Buenas noches, ¿Cómo está? -Sonreí mientras me bajaba de la máquina. -¿Y los niños?
-En casa con su tía. -Él usaba un buzo rojo y su camiseta de manga corta dejaba ver sus fornidos brazos con tatuajes. -Lamento muchos los inconvenientes que ocurrieron, mis niños están bastante sensibles respecto al tema de su madre.
Negué repetidas veces con la cabeza. -No se preocupe, no soy nadie para involucrarme todavía en esos temas, hablaremos de eso en la reunión después de clases, ¿Le parece?
Él asintió y sonrió. -Está bien, muchas gracias. ¿Desde hace cuándo viene al gimnasio? Nunca la Vi por acá.
Reí. -Soy nueva, entré hace relativamente poco. ¿Usted viene desde hace tiempo?
-¡Por favor, no me diga usted! Tutéeme. -Negué. -No es complicado. Y este gimnasio es parte de una de mis inversiones, quizás nos veamos bastante seguido.
-No podría, es el padre de mis alumnos. -Él rió.
-No estamos en su clase, solo soy Itto. -Me dió su mano, le di la mía y la estrechó.
-Un gusto, Itto. Soy Alora.
Luego de eso seguí en el gimnasio pero luego de terminar mis ciclos lo veía siempre. Era como desbloquear un personaje en un juego.
Terminé yendo a los camerinos y me fui a dar una ducha, pero de las duchas 3 de 4 no servían.
Andaba con mi toalla alrededor de mi cuerpo y abrí la puerta, había una persona. -¡Pe-Perdón!
Me di media vuelta y simplemente esperé escondida en la otra ducha. Oí que la otra persona se reía nerviosa.
Al salir, me escabullí detrás de él y me metí a la ducha, para darme un baño rápido y vestirme con mi ropa.
Vi a Itto sentado en la banca con una toalla alrededor suyo. -¿Eras tú quien abrió la puerta?
Me sonrojé. -¡Disculpe, no sabía que estaba ahí!
Corrí entre deslizones a mi casillero y me vestí en el baño, para salir corriendo.
Al llegar a la entrada del gimnasio, noté que estaba algo nublado el día. -Mhmm que buena suerte. -Tomé el teléfono y llamé a Diluc, no respondió. Kaeya tampoco, gruñí. -Esos dos idiotas no responden cuando saben que no tengo auto.
-¿Necesita que la lleve? -Volvió a aparecer detrás de mí, salté del susto.
-No, no se preocu--Miré mi teléfono, Kaeya estaba dormido y Diluc estaba fuera de la ciudad, así que no podían venir a buscarme. Refunfuñé y Vi la hora, las 22:10. -Así parece, mis amigos están ocupados y simplemente tendré que tomar el autobús. Con permiso.
Comencé a caminar al paradero y él me siguió. -Vamos señorita, yo la llevo. -Le miré un momento.
-Le tomaré el favor, muchas gracias. -Sonrió ampliamente. Caminamos a su auto que era bastante elegante y lujoso, pero como no sé de autos no diré nada. Me abrió la puerta de forma caballera y me sonrojé, parecía príncipe.
-M-Muchas gracias, Itto.
Él luego de cerrar se subió y comencé a indicarle dónde vivía. -Está lloviendo.
-¡Qué horror! Odio la lluvia. -Dije yo.
-No traigo paraguas, ¿Tú tienes? -Negué.
Llegamos cerca de mi casa por lo que le dije que me dejara ahí y que correría, pero negó. Me dejó en frente de mi casa, se bajó conmigo y rápidamente llegamos a la puerta. Abrí rápidamente y él se despidió, pero le hice pasar. -¿Le doy una toalla para secarse? Espere en el sofá. ¡Kaeya, ya llegué!
-¿Kaeya?
-Mi mejor amigo, vivo con él y su hermano menor.
Traje una toalla nueva del baño, y él se arremangó las mangas (?) Para desabrochar un poco su camisa. Sus músculos se tensaron al frío pero quedé embobada.
-Muchas gracias. -Sonreí simplemente y me senté en el sofá. Él se secó y era tan sensual con sus movimientos. -¿Y usted no se va a secar? Te veo bastante tiritona.
Reí. -¡No te preocupes, ya lo haré!
Él se sentó a mi lado y con su misma toalla me secó el pelo. Me sonrojé. -Así está un poco mejor, nos vemos. -Sonrió para irse. Lo dejé en la puerta no sin antes pasarle un paraguas. -Muchas gracias, nos vemos mañana.
Me di una ducha tibia sin lavarme el pelo ya que lo había hecho en el gimnasio y me dormí enseguida, mi cuerpo pedía descanso y yo se lo di.
Al llegar a la escuela, ya era pasadita de las 7 de la mañana, por lo que recién estaban abriendo el recinto. -Buenos días señorita Alora, ¿Cómo está?
-Muy bien, ¿Y usted?
-Hola, me retrasé un poco pero ya llegué. -Saludé a Kazuha que venía con algunos libros en sus brazos.
-¡Kazuha! -Gritó una voz. Me di vuelta al igual que él para ver al señor Itto con sus niños tomando su mano a su lado. Noté el paraguas en su mano izquierda. -Tanto tiempo.
-Buenas, Itto. -Sonrió levemente. - Deberíamos ir a comer algún día.
Él asintió mientras me miraba. -Niños, vayan a su salón. Debo hablar con su profesora.
Ellos saludaron a todos y caminaron cansados a su sala, mientras notaba el sueño que había en el ambiente, el señor Itto estaba bastante animado y sonreía. -¡Hola, Alora!
-Dígame profesora en el establecimiento. -Él asintió y se disculpó. -Su paraguas me ayudó mucho, muchas gracias. -Le sonreí y tomé el paraguas de su mano. -Quisiera agradecer-
-No se preocupe, muchas gracias por traerme a mi casa ayer. -Tomé su mano y él se estremeció. -Nos vemos, tengo que hacer antes de entrar a clases.
Días después.
Cada día podía sentir el peso sobre mis hombros. Se complicaban los días y el ejercicio por más que me liberara me tensaba la espalda y llegaba adolorida. Ese día algunos alumnos habían peleado por unos escaradiablos y terminaron agrediéndose, lo que conllevó a llamar a sus padres. Uno era Jai y el otro un chico llamado Jules.
Llevé a Jai a un lado de la sala mientras Mei interrogaba al otro muchacho.
-Jai cuéntame qué ocurrió. -Tomó una bocanada de aire para llevar sus manos a su rostro y comenzar a suspirar.
-Mi papá me dijo que siempre escoja los escaradiablos más grandes, son los que mejor luchan. Pero él no quiso déjamelo y me dijo cosas feas, trató mal a mi hermano y que no tenía mamá y -Comenzó a llorar suavemente, lo abracé y se soltó en un llanto desconsolado. -Y yo no quiero no tener mamá, papá ya estaba triste y no quiero que se sienta peor conmigo.
Sentí una inmensa pena al abrazarlo, lo llevé al baño y dejé que estuviera calmado en la enfermería, por el otro lado Jules dibujaba y tuve que darle una reprimenda porque molestar a otros compañeros estaba mal.
Tomé la libreta de Jai y llamé al apoderado, contestó una señora. -¿Bueno?
-¿Hablo con el apoderado de Jai?
-Soy la--Se escuchó un corte por un momento, miré a los chicos mientras yo estaba en el escritorio.
-¿Es la mamá de Jai? -Soltó una risa la otra línea.
-¡Soy la abuela! ¿Para qué es la llamada? ¿Le ocurrió algo? ¿Tengo que ir a buscarlo?
-¡No, tranquila! Solo necesito una reunión con su apoderado, podría ser en estos días, hasta antes de la reunión del miércoles.
-Le diré a mi hijo, muchas gracias. -Cortó y simplemente suspiré. Miré a Beng que estaba dibujando junto a Jai y a otras niñas, ¿Porqué Jules dijo que no tenía mamá?
Al salir de clases y dejar a los chicos en la entrada con el auxiliar, comí rápido mi almuerzo (que fue tarde) y corrí al gimnasio, llegué sudada horrible pero no se notó.
El día no era feo pero tampoco era que estuviera soleado y cálido.
Hice mis calentamientos habituales y después me di en la labor de seguir ejercitando, haciendo sentadillas, abdominales e intentando hacer pesas. Era débil y me faltaba músculo me decían jajaja.
-¿Necesitas ayuda? -Preguntó una voz masculina, era Kazuha.
-¿Y tú desde cuándo estás acá? -Le sonreí. Él apuntó a una persona conocida.
-Acompaño a Itto, no pensé que estarías acá.
-Hay que ganar masa muscular. -Le saqué la lengua. -Me incomoda que me veas, vete.
Comenzó a reír y se despidió con la mano, se fue con Itto y noté que nuestras miradas se conectaron. Giré rápidamente y continué con lo mío.
Al terminal, ya eran alrededor de las 9 de la noche. Me fui a dar una ducha que me relajó, pero debía ser rápida. Al salir me encontré con Itto que hablaba con otros señores. Pasé rápidamente al camarín de mujeres y me vestí.
-¡Alora! Buenas noches, ¿Cómo te va? -Itto me persiguió fuera del gimnasio. Le sonreí.
-¡Súper! Ya me voy a casa, Kaeya me prometió venir por mí. -Le hice una despedida con la mano, él asintió y me guiñó un ojo. -
-¡Nos vemos!
En ese entonces no se me vino a la mente preguntarle sobre lo de sus hijos, pero apenas fuera el día lo haría.
El día martes no fue distinto, mi día a día en el jardín de niños, y después de resolver unos problemas y de ir al gimnasio, encontrarme con Itto y darme una ducha, dormí como un bebé.
Ya era el día miércoles, el día de la reunión de apoderados. Los niños se iban temprano a sus casas porque no podían estar en el colegio tan tarde, pero quién era la parejita de hermanos que estaba ahí a las 7 de la tarde todavía. -Mis niños, ¿Su padre todavía no viene?
Ellos asintieron. -Es costumbre profesora, no se preocupe.
Una señora mayor se acercó, los chicos corrieron a saludarla. -¡Hola preciosos! ¿Cómo están?
-¡Abuela! ¿Hoy nos vendrás a recoger tú?
-Pues por algo estaré acá, ¿no? Buenas tardes profesora, soy la señora Oni. -Asentí. Me enseñó el pase de retiro y se fue con los chicos.
Con los demás profesores comenzamos a hacer preparativos para la reunión, dejando las sillas ordenadas y las salas que no se ocuparían cerradas con llave.
Me cambié de ropa ya que me sentía algo sudada y me di una ligera ducha en el baño de profesores, me puse un vestido café un poco sobre la rodilla con un cinturón negro y un abrigo gris de lana encima. Andaba con algunos papeles en los brazos hasta arriba por lo que me dificultaba ver hacia delante, terminé chocando con algunas personas y ya a la quinta persona los papeles salieron volando.
-¡Profesora Alora! -Exclamó una mamá. Me ayudaron a levantar los papeles y Vi quien me hizo chocar. Cómo podría imaginar, Itto.
-¡Lo siento mucho! -Hizo una reverencia y me vió de pies a cabeza. -¿Se lastimó?
Negué reiteradas veces. -No se preocupe, fue mi error.
Él juntó los papeles de los demás y me ayudó a llevarlos a la sala, dónde nuevamente se disculpó.
-Alora yo..No, perdón, profesora Alora enserio lo lamento mucho. No estaba prestando atención.
Sonreí ligeramente mientras ordenaba los papeles en mi escritorio. -Señor no se preocupe, estoy bien. Mas bien, en este momento hablemos sobre sus hijos. Lo quise llamar antes de la reunión pero se me juntaron las cosas y sus hijos se-
-Lo sé, mi madre vino a buscarlos. Le pedí el favor ya que era--Lo interrumpí.
-No me debe explicaciones, simplemente avise. No podemos alargar el tiempo de las demás personas esperando un atraso. -Él asintió. Se sentó delante de mi escritorio y yo dejé de ver los papeles. -Ahora sí, para rellenar el formulario de datos de los niños necesito saber si necesitan apoyo psicológico o alguna otra cosa para poder brindarles.
Comenzó la historia de como su ex esposa dejó la custodia total a él y pagaba manutención, dejaba ilusionado a sus hijos y después les lloraba por su atención. Los chicos estaban muy dolidos y traumados por la gran separación que hubo ya que ella fue desleal en la relación. Debo admitir que me corrieron unas lágrimas ciegas, que no ví hasta que Itto terminó su historia.
-¡No quería hacerte llorar! Perdóname Alora. -Pasó suavemente su mano a mis mejillas y me secó las lágrimas, después escuché un ligero uh y me levanté. Me ví al espejo y noté que mi maquillaje se había corrido. Comencé a reír y simplemente me limpié todo mi rostro, terminé al natural. -Lo siento.
-No te preocupes, pero ahora soy profesora Alora.
Nuestra conversación no fue larga, pero fue bastante amigable y amena, que pensé que podría llamarlo Itto sin problemas. Pero también sabía que en mi lugar de trabajo no podría.
Pasó una reunión con mucho éxito y ya a las 10 de la noche todos se iban a sus casas.
-Profesora Alora, ¿La llevamos? -Algunas parejas preguntaban por mí, negaba y les sonreía amistosamente.
-No se preocupen, todavía hay cosas por hacer. Que les vaya bien, cuidense.
Mei no estaba presente ya que era solo una ayudante, así que me tocó el trabajo pesado a mí. Luego de revisar los trabajos y cerrar mis salas, salí del jardín.
Llamé a Diluc. -¿Hola?
-Que quieres.
-Ese ánimo ¿Podrías venir por mí? -Pregunté chillando un poco.
-Mmm...-Pensó unos segundos. -No.
-¡Di--Me colgó. -¡Ese ridículo me cortó!
Resoplé y Vi mi teléfono, eran las 10:30, me saldría carisimo el taxi.
-¿Alora? -Itto se me acercó nuevamente. -¿Todavía no te vas?
-¿Y tú? Sigues acá tan tarde, la reunión terminó hace 30 minutos.
-Es que..-Se mantuvo en silencio unos segundos. -Quería invitarte a comer.
Me sorprendió lo que dijo. -¿Invitarme a comer? ¿Por qué?
-Pensé que no habrías comido bien, quería salir contigo después de la reunión. -Sonreí.
-Como podría molestar--Sonó un gruñido, me sonrojé. -Perdón.
Comenzó a reír y tomó de mi mano para jalarme a su auto. -¡Vamos! Yo invito.
Pasamos una velada estupenda, era un amigo bastante sociable y amable, se notaba el cariño por su familia en su forma de hablar.
Comimos en una conversión vívida y mientras hablábamos respecto a nuestras vidas sentimentales me llegó una llamada.
-Oye ridícula era una broma, ¿Dónde andas?
-Y a ti que te importa. Me iré sola. -Le colgué, se llama venganza.
-¿Quién era? ¿Tu novio? -Reí y negué con la cabeza.
-Soy soltera, nunca he estado con alguien. -Le apunté. -No tengo hijos ni he tenido ex parejas ni nada. Solo soy Alora.
Él rió. -Pues yo salí con dos bendiciones que amo, una mujer traidora y una familia que me apoya.
Suspiré ante sus palabras. -Te lo digo pensando en si yo hubiera estado en su lugar, siendo esa mujer, nunca te habría podido cambiar. Semejante hombre no podría compararse con cualquier normal de por ahí. -Me cubrí la cara con las manos y él comenzó a reír de forma estruendosa. Me sonrojé, sentía la cara roja. -¡Peeerdón, lo dije pensando en confianza! Lo lamento.
Él se limpió las lágrimas de la risa y sonrió. -Mejor vamos a casa, mañana es día jueves.
Vi la hora, LAS 12 AM. Noté como un auto rojo me esperaba en la esquina. Salí y Vi a Diluc enojadísimo mirándome de brazos cruzados. Itto salió a mi lado, Diluc caminó hacia nosotros y me tomó del brazo.
-Oye tonta, estábamos preocupados.
-Y quién te manda a venir a buscarme.
-¡PASARON 2 HORAS! -Ahí si tenía razón.
-Tienes razón, perdón. -Miré a Itto, le hice un ademán con la mano y seguí a Diluc. -Nos vemos, cuídate.
Él asintió confundido y me fui, Diluc me dió una reprimenda mientras me recordaba lo cerca que estuve de ser secuestrada hace 3 años.
Al llegar a casa, me di una ducha relajante y me sequé el pelo, para dormirme en mi cama.
Pero claro, Diluc al día siguiente tampoco terminó de hablar, me regañó por ser tan imprudente.
-A la próxima te aviso, no te preocupes. -Me crucé de brazos y giré los ojos, me di una ducha rápida y después de prepararme fui al jardín.
Llegué un poco tarde, eran aproximadamente las 8:20 de la mañana por lo que ya las clases habían comenzado. Saludé a Kazuha que estaba desayunando en la sala de profesores, a las ayudantes de los cursos mayores y al auxiliar.
Al salir de la sala, miré el reloj de mi muñeca, faltaba un rato para que salieran a receso, no podía ingresar en medio de la clase así que fui a comprar algo para comer.
-Chicos vienen tarde. -La voz de la inspectora me hizo girar, Beng y Jai corrían con sus mochilas. Ellos me hicieron un saludo con la mano e ingresaron corriendo a la sala.
Itto respiraba entrecortado. -Me van a sacar un pulmón por lo desordenados que son. Buenas tardes Profesora, ¿Cómo le va?
Le sonreí. -Bien, ¿Y a usted?
Tuvimos una ligera charla mientras yo compraba mi desayuno, después él se fue ya que llamaron de su trabajo.
Mis días como profesora eran cada día más pesados, comenzaban las jornadas completas y los talleres, se iban más tarde los niños y me complicaba mi salud porque no tenía un buen horario.
Ya en este tiempo, habían pasado 4 meses del inicio del año escolar. Los chicos jugaban en el patio con una pelota y yo tomaba un té en la silla del patio. Comencé a escuchar unos sollozos y me sentí ansiosa. Corrí hacia el tumulto de niños.
Jaden y Beng, peleaban por la pelota, una niña lloraba en el suelo y ellos se empujaban. Los separé pero noté cierta marca roja en el brazo de Beng. -Cariño, ¿Estás bien?
Él palideció, me miró y simplemente se desplomó en el suelo. Jaden se quedó mudo y los niños comenzaron a gritar. -MEI, LLAMA A EMERGENCIAS.
La enfermera corrió hacia nosotros, sabíamos de sus alergias a los frijoles pero no teníamos del medicamento a mano, ya habían ocurrido 3 incidentes así.
Tomé al muchacho en brazos, la profesora Mei me acompañó y trajo a su hermano. Llamé a Itto pero no contestaba. Llamé al otro número de su abuela y ella tampoco contestó.
Fue una tarde muy pesada, al llegar a emergencias, Beng fue tratado inmediatamente, pero tendría que pasar días en el hospital por el retraso que tuvimos en traerlo. Comencé a llorar y pensé en lo mal que debió haberlo pasado. Me senté al lado de Jai, que jugaba en el teléfono de Mei y me sequé las lágrimas con mis mangas. Volví a llamar pero nadie contestó.
-¿Tú estás bien? -Pregunté a Jai. Él asintió no muy interesado en la conversación.
-A mí no me pasó nada, profe.
La señora Oni se tambaleaba de un lado a otro por el pasillo, acababa de llegar. Me acerqué a ella y le conté la situación. Ella se puso roja y simplemente suspiró. Me agradeció y pasó a ver a Beng junto a Jai.
-Itto no podrá venir, está fuera de la ciudad. -Asentí, sentí en mi una ligera decepción.
Pasó una hora hasta que se fue la hora de visitas, la abuela y Jai se quedaron en la habitación de Beng pero yo me retiré, estaba agotadísima y no había almorzado. Simplemente llamé a Kaeya, me vino a buscar y me dormí.
Al despertar, estaba en el sofá de la casa, Diluc cocinaba de espaldas y el gato me amasaba.
-Estás pálida, no has comido ¿Verdad? -Asentí, él me miró feo y yo me encogí de hombros.
Miré mi teléfono, noté algunos mensajes de texto pero no respondí. Me senté a la mesa junto a Diluc y comimos en silencio.
Después de un rato de haber comido y ordenado, espabilé y abrí mis mensajes. Itto, Kazuha y Mei me hablaban para saber qué ocurrió.
Llamada entrante de Kazuha.
-¿Está todo bien? ¿Qué ocurrió? Jaden fue suspendido de clases, el profesor Ben mandó a llamarte pero no contestaste. No estás en problemas pero te arreglará el horario después. -Asentí, me miré las uñas.
-Todo bien, Beng está en el hospital con su abuela y su hermano y yo estoy muerta de sueño. No he tenido un buen rendimiento y siento que todo es culpa de que no me he puesto las pilas para trabajar correctamente. -El rió suavemente.
-Todos somos así al inicio, pero verás que en un santiamén todo cambia.
-Ojalá así sea, dile a Mei que todo está bien, nos vemos.
Corté la llamada, llamé a Itto. Contestó enseguida. -¡Profesora Alora! ¿Cómo está Beng? No podía contestar, estoy fuera.
-Señor Itto, pregunte a la señora Oni. Estas no son horas de llamar. -Respondí, me sentía molesta y no quería hablar. -Para la próxima, por favor intente tener el teléfono con volumen.
Se escuchó un silencio al otro lado de la línea, un suspiro. -Está bien, lo lamento mucho profesora.
-No se preocupe. -Respondí.
Unos segundos después de despedirme, corté. Me sentía mareada y quería dormir. No era tarde pero necesitaba descansar.
Me dormí enseguida toqué la cama, sentí mi cuerpo simplemente apagarse ante la sensación.
Desperté tarde ese día, era día sábado. No me apetecía ir al gimnasio pero había faltado toda la semana, por lo que luego de preparar mis cosas, salí.
Tomé autobús y llegué luego de 30 minutos, dónde ya eran alrededor de las 11:30 AM.
Fue un día algo agotador, almorcé en el casino del gimnasio y seguí en lo mío, pero sentía detrás de mí una mirada persistente. Me di vuelta para descubrir y no había nadie.
Mientras intentaba usar la corredora, se cortó la luz. Había una lluvia bastante fuerte y ruidosa por lo que los cables de luz y los postes tuvieron fallos, lo que conllevó a cancelar el día de hoy. Me sentía cansada y con mucho calor por lo que independiente el corte de luz, fui a darme una ducha en el baño.
Me quité mi ropa, me puse mis sandalias y me enrollé el cuerpo en una toalla, dejé colgada la toalla en el colgador de la ducha y entré en esta.El agua estaba fría, pero solo lo dejé así.
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Genshin One Shots.
FanficSimplemente genshin OS. (+18) . . . . . Gentes, si actualizo pero tengo que compaginar estudios y que se me venga a la mente la inspiración 😭. Amo demasiado este libro para abandonarlo. (◍•ᴗ•◍)✧*。