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Cuarto compartido

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Cuarto compartido.

-Pasame el azúcar.

-Lo tienes a diez centímetros de tu brazo, tómala tú.

-¡Que me des el azúcar, Felix!

-¡No!

-iListo, no me caso, pido el divorcio absoluto, contratare a alguien para que llegue a mitad de la boda y diga "yo me opongo"! -le grité a Felix en el desayuno.

Las cosas no iban bien, tal vez Rizos estuviera considerando el matrimonio ahora que éramos novios oficiales. Había pasado una semana desde su cumpleaños y nuestro compromiso, pero más allá de parecer la pareja feliz que fuimos en el parque de diversiones con los chicos, volvimos a ser los mismos de antes. Y de alguna manera eso me gustaba.

-Toma -me extendió el frasco de azúcar con la cabeza gacha y la voz cansada, esto de las peleas le estaba estresando, aunque para mí eran un respiro de tantos besos y cariños que me daba en la escuela.

Si creía que la peor parte había pasado cuando le contamos a nuestros amigos que nos casaríamos, es porque había olvidado que aún iba a clases. Todas las chicas comenzaron a dedicarme miradas aterradoras, los chicos hacían que lloraban mientras me veían, me molestaban con la luna de miel y Wooyoung... él no se quedaba atrás, era el primero en iniciar las burlas.

-Bin, ¿me puedes acercar la miel? -me pidió Yeji. La miel estaba más lejos que el azúcar, así que me levanté y la tomé para entregársela.

-¡¿Te paras por la miel y no por el azúcar?! - exclamó Felix, su cuello iba acalorándose por la frustración y no paró de bufar hasta que terminamos de desayunar.

Mi padre ya se había ido al trabajo, mamá desayunaba en la cama cuando se despertaba -al mediodía-, Hyunjin no se encontraba en casa porque ahora vivía en la universidad y Tzuyu comía en la cocina. Nuestros desayunos sin la supervisión de un adulto eran un caos total.

-Iré a lavarme los dientes, espérenme -nos avisó Yeji mientras corría escaleras arriba. Nos quedamos solos en la entrada, listos para irnos a la escuela.

Miré de soslayo a Felix, nunca logró usar el uniforme como se debe: la chaqueta arrugada, la camisa afuera, los pantalones por debajo de lo normal y la corbata suelta alrededor de su cuello.

Me acerqué a él y comencé a anudar la corbata, al menos se vería un poco más presentable. A veces me preguntaba que había pasado con el chico que todos adoraban de pequeño.

-Tienes que pasarla por abajo, la pones por aquí y ya está -mientras le arreglaba la corbata le daba indicaciones para que aprendiera. Él me dedicó una sonrisa y besó mi mejilla.

-Tendrás que darme clases particulares si quieres que aprenda a cómo anudar esta cosa -me dijo, sosteniendo entre las manos el extremo largo de la corbata.

𝑀𝒶𝓇𝓇𝓎 𝑀𝑒 || 𝐿𝒾𝓍𝒷𝒾𝓃 /𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝓁𝒾𝓍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora