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25 años
Acuerdo mutuo.

Los calcetines de Felix eran un desastre, por más que le dijera que lavara él mismo su ropa, la dejaba desparramada en cualquier lugar de la casa y esta mañana había encontrado un par de sus calcetines dentro de la alacena

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Los calcetines de Felix eran un desastre, por más que le dijera que lavara él mismo su ropa, la dejaba desparramada en cualquier lugar de la casa y esta mañana había encontrado un par de sus calcetines dentro de la alacena.

—¡Hyung, llegarás tarde! —le grité. Era su primer día de trabajo y ya iba tarde. Le había contagiado el germen de la impuntualidad y eso no era bueno, porque Felix era muy estricto consigo mismo cuando las cosas salían mal.
—¡Hyung, despierta ahora o te llevaré a Bo ri! —en menos de un minuto se encontraba de camino a la cocina, aún medio dormido, en bóxer negros y descalzo. Ya no quedaba rastro del Felix delgado de hace unos años, en cuanto entró a la Universidad se había obsesionado con el ejercicio, y a pesar de que lo dejó al mes, ahora comía saludablemente y salía a trotar todas las mañanas.

Muchas veces me había invitado, pero no pudo convencerme de abandonar la comodidad de las sábanas hasta que un día mencionó a un tal "Yeosang", un chico de 26 años que corría junto a él por las mañanas y que estudiaba en la misma Universidad. Eso fue más que suficiente para que comprara un equipo deportivo y a las 6 de la mañana estuviera despierto y preparado para correr kilómetros con tal de alejar a esa arpía.

Sin embargo, mi plan no había funcionado muy bien. A los cinco minutos estaba exhausto y me faltaba el aire, Felix cargó conmigo hasta la casa -sólo habíamos corrido tres cuadras- y me dijo que si no quería, no corriera.

Supuse que después se dio cuenta del por qué lo había hecho y dejó de correr en las mañanas, para hacerlo en la tarde. A veces lo acompañaba, aunque yo iba en bicicleta a su lado.

Sabía que Felix necesitaba levantarse temprano todas las mañanas porque al final nunca había aprendido a conducir bien en un auto, el primer año de casados chocó dos autos y mi padre se aburrió de comprar un auto tras a otro. Así que le ofreció una moto y con eso Felix estuvo muy bien. Hasta que les dijo que estaba estudiando.

A mi padre casi le dio un ataque, consideraba que Felix tenía mucho potencial y que no podía desperdiciarlo de esa manera. Él quería que se hiciera cargo del negocio de mi familia, aunque papá ya tenía a Hyunjin que era más que suficiente para que el negocio prosperara.

Mamá no se lo había tomado tan mal, aunque podía notar que al igual que el resto, esperaba mucho más de Felix. Tzuyu, su madre, estaba feliz, si su hijo cumplía sus metas, eso era más que suficiente. Y yo, no podía estar más orgulloso de él, sabía que sería un excelente profesor.

Entró a la cocina y besó mi mejilla, me abrazó por la espalda y pegó su cuerpo al mío. Besó mi cuello como todas las mañanas y escondió su rostro ahí.

—No me convencerás con eso, debes aprender a guardar tu ropa en un lugar decente —le regañé.

—Nadie los verá, además, yo no los dejé allí, fuiste tú.

𝑀𝒶𝓇𝓇𝓎 𝑀𝑒 || 𝐿𝒾𝓍𝒷𝒾𝓃 /𝒞𝒽𝒶𝓃𝑔𝓁𝒾𝓍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora