CAPITULO 4

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Realice las compras según la lista, note que Donghae estaba atento a los pasillos y lo que agarraba para poner en el carrito. — Esta lista debes surtirla a la semana, así tendrás las frutas y verduras frescas— le regresé la lista y nos dispusimos a ir a pagar a caja, después de eso salimos del súper y nos dirigimos al auto —Bien tenemos todo listo, ahora vamos a la última parada— subí al auto y espere que hiciera lo mismo.
—Si no quieres que me ponga nuevamente de mal humor, tendrás que dirigirme la palabra, te lo ¡advierto! —
dije en tono serio, mientras me ponía el cinturón de seguridad para después encender el auto.

eso último que dijo fue como estar entre la espada y la pared, ¿cómo iba a dirigirle la palabra? si tenía entendido que no se le podían hacer comentarios de ningún tipo mi opinión y voz no valían para él y muy aparte que lo odiaba y le tenía miedo. Y eso fue como si no lo hubiera escuchado puesto que no tenía nada que decirle y solo quería tenerlo lejos; guarde la lista que me había dado en la bolsa de medicamentos, debatía en mi mente si debía dirigirle la palabra, no podía hacer comentarios, no podía darle opiniones, no podía cuestionar ninguna de sus acciones, tampoco estar de preguntón, no estábamos en el trabajo como para darle recordatorios o horarios, entonces ¿que suponía que debía decirle?, si nadie lo molestaba era mejor. ¿Qué más quería de mí? si yo hacía el mayor esfuerzo por no equivocarme y mucho menos le daba problemas.

—¿No dirás nada?, puedes comentar lo que quieras, en este momento puedes maldecirme si eso quieres, te doy el permiso— dije sonriendo —escuchare lo que pienses de mí, esta es tu única oportunidad de tener voz y voto de ahora en adelante— seguía conduciendo, no quitando la mirada del frente, solo re ojeaba por el retrovisor —Es más, mientras me digas todo lo que quieras decirme no diré nada y prometo no molestarme, Soy hombre de palabra— Me detuve en una luz roja y fue donde escuche su voz.

no tome ningún valor para poder hablar fue el miedo a sufrir otra vez, como la vez anterior o de peor manera, mi boca empezó por hablar por si sola.

—Usted para mí, era la mejor persona y veía en usted la oportunidad de ser alguien mejor, de aprender, aunque fuera un empleado, pues era de admirar sus éxitos, lo que es, lo que tiene a su corta edad, haber salido adelante después de haber perdido a sus padres. Y le estaba completamente agradecido por haberme dado de comer, un techo, a pesar de que me había dicho que todo me iba a costar, no me importaba todo estaba bien y el precio parecía no ser alto pues creí que solo sería su empleado, pero no fue así, Usted me hizo daño, nunca se lo perdonaré, ahora solo quiero estar lejos de usted, no quiero estar cerca de usted me da miedo y me da asco, para mi nada de esto tiene sentido, ya no me importa tener una maestra y aprender cosas o ser empleado de alguien tan reconocido. No quiero nada que venga de usted, si pudiera elegir elegiría estar muerto, Si pudiera preferir, preferiría seguir escuchando los desprecios de mis padres, dormir en la calle, vender botellas, comer sobras o simplemente no comer, a estar a su disposición y tener que estar con usted,  Ahora usted es la peor la persona del mundo para mí, ¿no sabe? ¡Lo odio! — dije todo esto mientras lágrimas rodaban por mis mejillas.

Una vez que la luz marco en verde, comencé a conducir, después de sus palabras ya no dije nada más, solo conduje hasta llegar a un edificio que pertenecía a la empresa y donde vivían los empleados mejor pagados, estacione el auto y baje de él, abrí la cajuela y saque las maletas de Donghae.

-¡Carga las cosas de las compras!-  fue lo único que le dije y comencé a avanzar con su maleta hacia la entrada del edificio para subir a un ascensor, llegamos a la tercera planta y al abrirse el ascensor comencé a caminar hasta llegar a la tercera puerta, accedí con una tarjeta y se abrió la puerta, entre y detrás de mi temeroso Donghae entro también.

~Un Dulce Pago~🍭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora