La real Adora Grayskull

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—¡Y Scor me dijo que las hormigas se volverían gigantes si las metíamos en la piscina! Pero me mintió... —Bufó Catra, cruzándose de brazos.

Adora rio.

—Seguro Scor tampoco tenía idea de que las hormigas no iban a crecer si se arrojaban a la piscina —articuló Adora, con la vista fija en la carretera.

—Scorpia siempre me miente... pero la amo... es mi mejor amiga... —Empezó a balbucear la castaña, soltando pequeñas risas—. Pero Adora... no te pongas celosa. Yo también te amo ti.

Adora no dijo nada, pues su vergüenza no la dejaba.

—Es ahora cuando me dices que tú también me amas, Addy —Le recordó Catra, sonriendo ampliamente, pero sin mostrar sus dientes. Ante aquella mirada de cachorro, Adora simplemente no pudo negarse.

—También te amo, Cat —murmuró, sonriendo ruborizada.

Catra se calló en ese momento y los que siguieron después y Adora la agradecía, pues no quería tener que morir de la vergüenza por otras cosas que se le pudiesen salir a Catra en ese estado de ebriedad, donde parecía no tener filtro alguno a la hora de hablar.

Un par de minutos después, ambas estaban frente a la casa de Adora, quien hace tan solo un par de meses vivía solo con su hermano mayor, Adam, quien le había recibido con los brazos abiertos cuando volvió del intercambio estudiantil en Estados Unidos. Sus padres le habían pedido que volviese a su cuidad natal, pero Adora prefirió vivir con su hermano en la capital y, después de conocer personas tan fantásticas como las que eran sus nuevas amigues, no se arrepentía de su decisión.

Salió del auto, pensando que tendría que abrirle la puerta a Catra y llevarla ella misma hasta el interior de la casa, pero se sorprendió en cuanto la mayor abrió sola la puerta y salió por su cuenta, caminando entre tropezones a la entrada.

—¡Lonnie! —Gritó Catra, deteniéndose unos metros antes de llegar a la puerta.

—Cat, Lonnie no se encuentra aquí, esta es mi casa —le hizo saber Adora parándose frente a Catra, quien la miró con el ceño fruncido.

—¿Por qué me trajiste a tu casa, Addy? —Preguntó Catra enarcando una ceja.

—No tenías dónde pasar la noche, Cat. Me ofrecí a darte hospitalidad porque sé que mi hermano no pasará aquí la noche, además, sé que no le molestará —le explicó Adora, esperando que Catra la entendiese.

Ésta sonrió.

—Si querías que durmiera contigo no tenías que inventar una excusa... —Catra hipó—. Yo hubiese venido... si era contigo... sin importar nada...

Adora sintió calientes sus orejas.

—No, Cat... yo... y-yo...

Catra abrazó a Adora, acercando en demasía su rostro al de la mayor.

—Silencio, Addy... despertarás a Lonnie... —Susurró Catra, mirando fijamente a los labios de la pálida, quien empezó a entrar en pánico de inmediato.

¿Y si Catra la besaba? ¿Qué se supone que debería hacer si eso llegaba a ocurrir? ¿Aceptarlo? ¿Y si se sentía rechazada?

Pero no tuvo tiempo de pensar mucho más, pues Catra la besó en la nariz y se apartó, tambaleándose hasta la puerta, donde empezó a golpear aparatosamente, sin cuidado alguno. Adora tuvo que respirar más de tres veces contando hasta diez. La pálida caminó hasta ella y la apartó levemente de la puerta, dándole tiempo para mirarla con una sonrisa boba y abrazarla por la espalda, trepándose como un pequeño koala. La mayor sonrió y abrió la puerta, luchando por no caer hacia atrás y herir a Catra. Cerró la puerta de su hogar una vez ambas estuvieron dentro. La menor enredó sus brazos en el cuello de Adora y apoyó su mejilla en el hombro de la pálida, suspirando pesadamente.

FALOFILIA [Catradora G!P] (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora