Adora Grayskull, la ninfómana

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Adora soltó un pequeño gemido cuando sintió, de nuevo, aquél roce en su entrepierna. No estaba segura de lo que estaba pasando, pero tenía demasiado sueño, no quería abrir sus ojos.

O al menos, así fue hasta que distinguió un gemido más... que no era suyo.

Abrió los ojos en el momento preciso que todos los recuerdos de la noche anterior se desbordaron en su mente como una avalancha. Se sobresaltó un poco, abriendo los ojos de golpe y encontrándose con la castaña cabellera de Catra recostada en su pecho cómodamente.

Movió las piernas un poco, notando de inmediato razón de sus gemidos y los de Catra; ambas tenían las piernas enredadas con las de la otra, por lo que era de esperarse que sus entrepiernas quedasen juntas y frotándose constantemente entre sí.

No le tomó demasiado darse cuenta de que no podía moverse, pues los brazos de Catra estaban fuertemente aferrados alrededor de su cintura, dejándola inmóvil.

Cerró los ojos con fuerza, intentando plantearse una idea de lo que le diría a Catra y como ésta podría reaccionar a la historia nada trágica que Adora estaba deseando contarle, pues quería que Catra entendiese el porqué de su actitud de siempre y la de anoche.

No sería algo fácil de contar, porque probablemente la menor se reiría de ella. Pero Catra le gustaba... y quería intentar algo con ella. Por más que eso le costase autocontrol, deseaba que Catra no fuese únicamente algo sexual.

Sintió un par de cosquillas en el cuello y miró hacia abajo, encontrándose con que Catra parecía estar despertando, pues se movía inquieta por lo que su cabello cosquilleaba en el cuello de Adora, quien no reprimió sus impulsos y acarició los castaños y suaves cabellos de la menor.

Catra paseó sus manos por el abdomen de Adora, poniéndola nerviosa.

—¿Cat?

Catra la miró en ese momento y Adora temió que pudiese escuchar el inquieto y fuerte latido de su corazón, pues éste se había agitado notablemente al ver el adorable rostro de Catra recién despierto, con sus hermosos y perezosos ojos medios abiertos, sus carnosos y rosados labios y sus cabellos apuntando en todas las direcciones, dándole una apariencia más que preciosa.

—Buenos días, Adora... —Catra murmuró. Trepó hasta quedar sobre Adora y besó su mejilla— ¿Cómo dormiste?

Adora la miró, estupefacta ¿Acaso había olvidado lo sucedido en la madrugada? Era cierto que deseaba que la menor recordara cada minucioso detalle, como ella lo hacía, pero, de cualquier modo, aún no sabía cómo lidiar con eso, así que no tenía idea qué hacer o decir.

—B-bien... —Se limitó a decir, nerviosa— ¿Y tú, Cat?

Catra rio, sacudiendo sus hombros, confundiendo a Adora.

—Hace un par de horas estabas "Catra, me gusta el control", "Catra, cállate", "Catra, eres muy inquieta" Catra, Catra, Catra... —Se burló la menor, enarcando una ceja. Adora enrojeció por completo. Catra apoyó sus codos en el pecho de la mayor, y en sus manos, su cara—. Es un poco inverosímil que ahora me digas Cat.

La menor se mordió el labio inferior. Debía admitir que se había estado armando de valor para contarle todo a Catra desde hace más de una semana pero, justo en ese momento, ni una sola palabra era capaz de salir de su boca.

Pero parecía no necesitarlo, pues, estando completamente hundida en sus pensamientos, lo único capaz de sacarle de allí, fueron los gruesos labios de Catra posándose sobre los suyos.

Catra se acomodó de modo que quedó sentada sobre el abdomen de Adora y enredó sus dedos en el cabello creciente de la nuca de la mayor, quien se derritió instantáneamente ante el toque, enlazando su lengua con la de Catra.

La pálida se recostó contra el cabecero de la cama, sentándose haciendo deslizarse a Catra por su estómago hasta que su trasero cayó en su entrepierna. Catra se acomodó, moviendo sus caderas contra las de la más alta, a lo que ésta no pudo evitar jadear en medio del beso, apretando los ojos y apartando a la menor, quien la miró con ojos anhelantes y brillosos, con los labios hinchados y rojizos.

—No puedo, Cat... no puedo... —Murmuró la rubia, revolviéndose el cabello.

—¿Qué no puedes? —Inquirió Catra, enarcando una ceja. Adora dudó muchas veces antes de mirarla, pero al final, lo consiguió.

—No puedo hacer nada contigo hasta que sepas... todo —Confesó Adora mordiéndose el labio inferior.

Catra sonrió, comprensión brillaba en su mirada y Adora tuvo que contenerse un infierno para no lanzársele encima en ese momento.

—Bueno... empieza —pidió Catra, acariciando levemente las clavículas de la mayor.

—Primero... siéntate en otro lugar, no puedo concentrarme si estás ahí. —Le hace saber Adora, señalando un lugar al lado de ella en su cama.

Catra soltó una risita traviesa y se acomodó donde le indicaron.

—Ahora, empieza.

La mayor se lamió los labios, ansiosa.

—Soy una ninfómana —soltó de golpe, haciendo sobresaltar a Catra.

—Ehm... Bien... Supongo que...

—No he terminado. —La interrumpió—. La primera vez que tuve sexo fue a los dieciséis, fue con un chico y fue... horrible.

La mueca de asco que hace Adora en ese momento, hace reír a Catra.

—No lo intenté hasta medio año después... pero esta vez fue distinto, fue con una chica. Ella no quería dejarme ser la activa por mi falta de experiencia, pero me negaba a ser la pasiva, así que esa noche sólo nos tocamos y no pasamos del sexo oral. A pesar de eso, fue una de las mejores noches de mi vida. Así que asumí que el problema eran los chicos. —Hace una pausa—. Entonces me eduqué en el tema del sexo homosexual y empecé a hacerlo con chicas... demasiado seguido. No podía estar un fin de semana sin estar entre las piernas de una chica... con el tiempo empeoró porque las chicas no eran suficiente para mí. Por más que me había traumado con el tema de los chicos, no pude resistirme. Empecé a hacerlo con chicos, chicas y con ambos al mismo tiempo. Llegué al punto de no poder pasar un día sin tener sexo. Mi resistencia se volvió aterradora... —Adora hace una mueca de angustia—. Podía hacerlo cinco veces seguidas... Incluso a veces sentía que no quedaba satisfecha. Mi familia se dio cuenta... fue lo más vergonzoso que tuve que admitir ante ellos, pero, en ese punto, yo ya sabía hace mucho que tenía un problema de hipersexualidad, así que fui a tratamiento durante un año y medio. Para cuando salí, tenía dieciocho, que fue cuando me fui de intercambio. Cuando llegué a América me di cuenta que llamaba mucho la atención, las chicas y los chicos literalmente me caían por todos lados. Así que pensé que no era bueno para mi autocontrol si tenía la tentación tan cerca. Siempre he sido una chica un poco tímida, así que me encerré en mí misma, así fue... Pareció funcionar porque nadie me prestaba atención... Hasta que tuve que volver a aquí y entonces tuve que entrar en el equipo y ahora todos están detrás de mí...

Adora se calló de repente. Quizás una apresurada confesión después de una historia tan patética como aquella no era una buena idea... lo mejor era esperar por la reacción de Catra.

Volteó a mirarla, encontrándose con los adorables ojos de la castaña muy abiertos y perdidos en la nada, procesando la información recibida.

—Bueno... yo no sé qué decirte —admitió Catra, encogiéndose de hombros—. Lo único que puedo pensar es que no te va a servir de nada reprimirte sexualmente. Todo saldrá peor. Además, tienes las bases de tu tratamiento y las pautas a seguir, sabrás qué hacer cuando sientas necesidad de tener sexo... como lo has hecho todo... este tiempo.

—Hay un problema más grande que ese... —Murmuró Adora, mirándola fijamente. Catra le devolvió la mirada sonrojándose.

—¿Cuál es el problema? —Preguntó la menor para volver a su posición anterior, sobre el regazo de la mayor.

Adora tragó saliva desviando su mirada de los labios a los ojos de la menor en repetidas ocasiones.

—Que me gustas.

[📏🍆]

Feliz viernes mis queridos lectores, espero les haya gustado este capítulo.

Por cierto, estén pendientes que en la tarde subiré un one shot 🤭.

FALOFILIA [Catradora G!P] (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora