ＰＡＲＡＤＩＳＥ

Ú N I C O

Takemichi era alguien observador, gracias a eso pudo notar ciertas cosas en Kazutora que quizás el resto no podía notar. Como que siempre que iba al cementerio a visitar la tumba de Baji susurraba palabras a manera de disculpa hacía Shinichiro, al parecer le pedía al pelinegro que se disculpara con el mayor en su nombre. Sabía que a Kazutora le gustaría visitar la tumba del Sano mayor para disculparse con él pero tambien sabía que el de mechas no iba por respeto.

Aunque aquello lo sabía porque Kazutora se lo había contado mientras estaban en el parque recordando momentos de cuando eran más jóvenes, lo que se recuerda como buenos momentos que yacían inmortalizados en fotografías instantáneas o fotos de baja calidad de las cámaras digitales de aquel entonces. Aquellos días fueron buenos tiempos.

Así fueron pasando aún más los años y el de tatuaje seguía repitiendo la misma rutina de ir a visitar todos los viernes la tumba de su difunto amor, ya sea para contarle su día con Chifuyu en la tienda de mascotas o para hablarle de anécdotas del pasado. Palabras que a veces iban acompañadas de las lágrimas del más alto, a pesar del tiempo al otro aún le dolía la ausencia de Keisuke después de todo había sido la primera persona que se le acerco sin intenciones de dañarlo y que le ofreció cariño de forma desinteresada, Kazutora siempre estaría eternamente agradecido tanto con él como con Chifuyu por ayudarlo a seguir adelante y ser una mejor persona.

— Prometo que volveré a tu lado y seremos felices en nuestra próxima vida y las que le siguen — susurro el de mechas pasando su dedo por el marco que sujetaba la foto de Kesiuke.— Solo esperame un poco más ¿Si? —

Al final del día Kazutora Hanemiya cerro sus ojos para no abrirlos nunca más, su hora había llegado y era momento de que descansara en paz junto a la persona que amaba.

Cuando el chico volvió a abrir sus ojos ya no estaba en la habitación de su casa encontrandose de pie sobre el césped de algún campo lleno de flores de múltiples colores, su apariencia era la misma de cuando tenía quince años vistiendo ropa similar a la que fue el uniforme de valhalla con la diferencia de que la chaqueta era totalmente blanca.

A lo lejos vio correr en su dirección a una figura que reconocería en cualquier lugar, cabello largo tan oscuro como la noche, ojos ambar y dos colmillos que jamás olvidaría.

— ¡KAZUTORA! —

Chillo Baji lanzándose sobre el contrario para abradarlo tirándolo al pasto en el proceso, realmente lo había extrañado todos esos años.

— Por fin llegaste, ¿Sabes lo mucho que te extrañe este tiempo? — dijo el azabache con el ceño fruncido fingiendo molestia, aunque su cara cambio cuando sintió los brazos del otro rodeandole de vuelta.

— Yo también te extrañe todo este tiempo, puede que hayan pasado muchos años pero jamás podría olvidarte — aquellas fueron palabras cargadas de cariño.

Luego del pequeño reencuentro ambos se levantaron y tomados de las manos caminaron a lo que la gente llamaría paraíso, allí los esperaban el resto de sus seres queridos que aún no iban hacía su próxima vida.

Aquí termina la historia del reencuentro de dos amantes que por más pasar del tiempo jamás olvidaron el cariño del otro y solo esperaban el momento de volver a estar juntos para toda la eternidad.