Personas subían y bajaban por las escaleras mientras daban un paseo por la mansión más grande de la ciudad, todo el pueblo tenía la dicha de asistir a la boda que se efectuaría en dicho lugar, sin importar la clase social, todos gozaban de una alegría compartida gracias a la unión de dos jóvenes enamorados.Los meses de compromiso para la dichosa pareja pasaron en tres parpadeos, el fin de semana escogido llegó con prisa teniendo de la mano a la esplendorosa primavera que decoraba el lugar de manera especial, dejando un toque romántico con cada flor en los inmensos jardines.
— ¿Por qué sigues esta ridícula moda? si querías el vestido azul debiste comprar ese. — No era para nada extraño encontrar a la clase alta y media imitando todas las acciones de la monarca, ella era el punto de inicio para toda clase de moda.
—La reina se casó de blanco, yo también quiero un vestido maravilloso. Lo entenderás cuando te cases Agares... si es que alguna vez alguien te soporta — Ademia Berthon, noble muchacha de solo veintidós años, prometida a una familia aristocrática desde su nacimiento por un acuerdo político. — Por cierto, ajustame más el vestido y llama a mis amigas, tengo que acomodarme el cabello, luego ve a recibir a los invitados, me preocupa que no se sientan cómodos o estén perdidos.
—De lo último se encarga la servidumbre — ajustó con fuerza el vestido de su hermana antes de salir de la habitación, no tenía ninguna intención de quedarse para presenciar un montón de mujeres hablando sobre temas que no le interesan ni de lejos, no deseaba estar ahí pues odiaba fingir amabilidad cuando todo el mundo sabía perfectamente lo mucho que Agares Berthon detestaba casi a cualquier ser vivo.
Siguió caminando por los pasillos hasta posar sus ojos azules sobre un singular vestido rosa que arrastraba sus telas por la alfombra roja, sin dejar ver a su verdadera portadora, quizás se había perdido o simplemente era una amiga de familia.
Con buena voluntad pero pocas ganas, Agares empezó a seguir aquella figura mientras encendía uno de sus cigarrillos. Los pasillos de la enorme mansión parecían muy largos a medida que avanzaba, le generaba molestia no resolver la cuestión rápidamente — Quizás se ha desorientado, mi hermana está hacia el otro lado y el gran salón en el piso de arriba — simples palabras que salieron de sus labios antes de dejar un enorme silencio generado por el asombro.
— En realidad... estaba buscando un lugar donde pudiera cambiarme— Todo parecía un sueño sacado de la mente de algún psicópata, simplemente no se podía explicar qué pretendía su compañero de clases vistiendo de esa manera en un día tan importante, un hombre con un vestido rosa y lazos en el cuello. Parecía un chiste o una broma mal hecha con un final desastroso.
— Espero que tenga en cuenta...no puede asistir de esa manera al matrimonio— el más alto se acercó por mera curiosidad, estallando en risas internas que se escondían a la perfección en su semblante neutro. — Supongo que no le dió tiempo de cambiarse luego de sus clases de teatro ¿o es una nueva forma de protesta por sus ideales políticos? — una pequeña sonrisa se formó en sus labios mientras se apoyaba en la pared — Le queda bien de todos modos, va a juego con sus ojos.
— ¿Cómo sabe usted que hago teatro? — cuestionó antes de entrar a una habitación que por suerte estaba vacía, empezó a quitarse el vestido con bastante agilidad, estaba tan acostumbrado a usar prendas femeninas que no le causaba ningún inconveniente deslizarlas por su cuerpo.
— Pero me ha dado una idea magnífica para protestar, su cerebro funciona de vez en cuando — ambos llevaban años estudiando juntos, sin embargo esa era la primera ocasión en la que se dirigían la palabra— además acaba de decir que no le desagrado y que incluso sabe el color de mis ojos, muy observador para no haberme dado ni los buenos días por años.— Capacidad de deducción básica, ningún hombre en su sano juicio se pondría un vestido en estos tiempos, todo el mundo sabe que sólo los artistas tienen licencia para representar mujeres en sus obras teatrales — cerró los ojos, respirando profundamente para degustar el extraño sabor a tabaco.
Meditó por unos segundos antes de retomar su marcha inicial y caminar hacia el jardín principal, lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia. Tomó asiento en un lugar alejado del bullicio que generaban los invitados para así terminar su cigarrillo con calma mientras disfrutaba de la música de fondo.
Para su sorpresa unos minutos después Ethan apareció vestido como la sociedad ordenaba, más su porte varonil no coincidía con su personalidad atrayente y coqueta. Saludó a sus conocidos antes de acercarse a la mesa de bocadillos para tomar un pequeño pastel, buscó con la mirada a Agares y se acercó a él, colocando el postre frente a su rostro — Un pastel, se parece a usted, pastelito.
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𖣌֍ MI DEVOCIÓN ࿑
Fantasia➤ El amor es directamente proporcional al miedo, infortunadamente mi ser comprobó tal teoría en tu ausencia. ╾╾╼╾╾╼❟❪ ☀️ ❫❟╾╾╼╾╼╾ Escritora ❏꒲➭ La historia está...