⊲╾───┈┈ CAPÍTULO VI┈┈───╼⊳

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La tensión era tan palpable como la confusión de todos los presentes, se podría apreciar perfectamente en sus rostros pálidos el mal sabor que les había dejado la escena. Al terminar Agares se miró las manos, sin poder aceptar que acababa de asesinar a un hombre frente a tantos testigos, a sangre fría por un arranque de rabia desenfrenada.

Ethan no se atrevía a respirar, tampoco podía creer lo que sus ojos habían presenciado, no sabía el porqué de aquella reacción tan grotesca, no entendía porqué el hombre más frívolo de la comunidad había decidido arriesgarse tanto para defender a un simple rebelde que trataba de defender a dos sentenciados a muerte.

No pasaron más segundos cuándo se escucharon los gritos escandalosos de Elenna pidiendo ayuda y entonces los espectadores empezaron a reaccionar. Agares desató a los muchachos acusados y les dijo que regresarán a casa, ciertamente estos no dudaron en salir corriendo junto a sus madres, quienes apenas estaban procesando lo que acababa de pasar.

Entonces en medio de todo ese caos sus miradas se encontraron, tratando de comunicarse, buscando causas y soluciones al enorme problema. Agares sabía desde ya sus cargos, más aún con la advertencia del inevitable destino.

Entre todo el caos sus ojos azules y los ajenos rosados se encontraron, recreando así un cálido atardecer visible solamente desde el paraíso, sus manos parecían casi tener vida propia cuando trataron de tomarse como lo hacían en sus ensayos en el teatro. Sin querer se habían convertido en una especie de amigos con el pasar de los días, ninguno podía describir las sensaciones que navegaban en ambos cuerpos.

Agares quería explicarle, quizás argumentar que solo intentaba defenderlo esperando algo de comprensión, él no era un monstruo ¿O sí? . La confusión no duró mucho, Agares fue grotescamente jalado hacia un lado por unas manos firmes, las cuáles unos segundos después se estamparon conta su rostro en forma de puños.

- Padre no hagas eso ¡lo vas a matar! - Ademia trataba con todas sus fuerzas de hacer a un lado a su padre sin embargo también se llevó grandes golpes en todo el cuerpo, parecía que nadie podía interponerse entre la muerte y joven, sin embargo las autoridades llegaron para separar ambos hombres.

Entonces el gran señor Berthon, padre de toda la familia miró a Ethan, acercándose para dictarle su condena a muerte por ser el responsable de la corrupción de su hijo. Los ojos azules que normalmente adornaban el rostro de Agares ya no eran visibles por el rojo de su sangre y la hinchazón de su rostro, estaba casi inconciente, sin embargo con su poca fuerza mortal tomó una de las piernas de su padre, llámando así su atención y recibiendo una vez más una patada que terminó por romperle la nariz. - Es mi culpa. - susurró mientras trataba de argumentar.

Aún en el suelo intentaba hablar, tratar de explicar o defender de alguna manera lo indefendible, no le importaba en absoluto la sensación de muerte que recorría su cuerpo pues la angustia de que al dueño se sus pensamientos le pudiera pasar algo era más grande.

La situación fue avanzando en picada cuándo claramente Ethan empezó a protestar gracias a que los guardias ataron sus manos, torpemente lo arrastraron al calabozo, simultáneamente Agares fue llevado al hospital y abandonado al funcionamiento de su cuerpo que se aferraba torpemente a la vida.

Era una estúpida casualidad que el hospital quedará frente al calabozo, como si la vida quisiera darles una pista de su futuro, sin embargo una pequeña luz de alergia empezó a brillar gracias a una persona que a lo lejos tocaba un ritmo alegre en su guitarra.

Ambos podían escuchar la melodía, las lágrimas de Ethan pararon por un momento para darle paso a una sonrisa melancólica, estaba tan confundido, no encontraba razón alguna al desenlace de la situación ¿Ser defendiendo por un Berthon? ¿Por Agares Berthon? Nadie jamás creería esa historia si no existieran tantos testigos, él ya no era tan distante como en un inicio, pero tampoco era tan comunicativo, no eran tan cercanos aún.

Ambos tenían una sensación confusa, eran tan distintos, tan lejanos, habían pasado años en el mismo salón de clases sin dirigirse la palabra, incluso en el teatro rara vez iniciaban una charla, normalmente solo dejaban que su baile y música se comunicaran con si propio lenguaje, Agares tocando el piano y Ethan bailando alrededor.

¿Ahora ambos tenían la misma lucha?
Había algo que se escapaba de sus manos, uno o dos detalles quizá, ninguno podía dejar de pensar en ello, Ethan desde su oscura celda y Agares desde la fría cama que acompañaba sus dolencias físicas.

𖣌֍ MI DEVOCIÓN ࿑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora