La música sonaba ininterrumpidamente en el teatro, dejando ver a dos muchachos bailando en el centro y a un público expectante de cada uno de sus movimientos, cuando el final se aproximó nadie se atrevía a respirar siquiera al ver como los protagonistas acercaban sus labios hasta unirlos en un suave beso, satisfaciendo así el deseo mutuo de tocar sus almas. De pronto un terremoto azotó toda la escena, volviendo todo confuso y oscuro hasta que unos hermosos ojos azules se abrieron a mitad, cegados en parte por la luz del sol.
— Agares, estás adoptando una muy mala costumbre al quedarte dormido de esta manera, es muy tarde, ya no alcanzas a ir a clases y vas a escuchar a nuestro padre — dijo en un tono molesto la mujer que acababa de abrir las costosas cortinas. — y baja a comer, tienes que tener algo en tu estómago hoy, que no se te olvide que tienes un encuentro con Elenna, no te puedes salvar del cortejo, que dirá la gente si simplemente se casan sin que la trates como a una dama, deja de ser tan bestia por una vez.
Vaya que su hermana se había convertido en un manojo de malas emociones y regaños para todos desde su matrimonio, Ademia era realmente insoportable sin embargo, había un pobre hombre que siempre le soportaba todo sin importar que.
— Ademia ya escuché, no tienes que hacer un escándalo cada que pasa algo, además ¿Qué haces aquí? ¿No tenías que irte a otra ciudad? — Así como Agares muchos estaban cansados y habían tomado la decisión de mandarla lo más lejos posible, después de todo le correspondía formar su propia familia, pero la hermana mayor se quería ir solo después del matrimonio de Agares.
Después de media hora de interminables regaños, él salió de casa rumbo al teatro, estando ahí comenzó a trabajar en una pieza que andaba componiendo en secreto para su aún más secreta musa, Ethan.
No sabía cómo ni porqué, pero el de ojos rosados se había convertido en el protagonista de sus sueños y pensamientos, muchas veces imaginaba situaciones tan inocentes como verle dando vueltas en un campo de girasoles, sin embargo su conciencia no le dejaba negar que aquellos sueños prohibidos también estaban presentes.
Cerró los ojos mientras dejaba correr sus dedos por las teclas del piano, empezó a imaginar esa hermosa sonrisa, ese aroma que parecía transportarlo a un campo de las más hermosas flores — Ethan — habló para si mismo, suspiró y dió un brinco al escuchar la puerta del teatro cerrarse.
— ¿Quién es Ethan? — la intriga invadía a la hermosa mujer, ¿Quién podía ocupar la mente de su prometido de esa manera? ¿Quién más le robaba el protagonismo de sus sueños? ¿Quién?
La respuesta a su pregunta nunca llegó, realmente Agares no sabía que decir, su rostro sin expresión miró por un momento a su prometida y luego suspiró profundamente.— No es nadie que te importe — tendría que estar fuera de si para darle explicaciones, más aún sabiendo que a aquella muchacha le faltaba sensatez — ¿Estás lista para hoy? Tenía pensado caminar por el viejo puente y quizás comer un poco luego — una sonrisa forzada salió de sus labios, tenía que distraerla de alguna manera del tema principal — luego podríamos ir a bailar algo. — tomó una de sus manos para dejar un delicado beso en su torso, aparentando como siempre.
Para su propia tortura, cumplió cada una de sus palabras haciendo que su prometida se mostrara más feliz que nunca, sus ojos brillaban cuando tomaba las manos de Agares y finalizaban conectando sus labios en besos demasiados cortos.
Cuándo el día finalmente había terminado, un alboroto se armó en la pequeña localidad. Los gritos de dos madres desesperadas en la plaza central, ambas pidiendo piedad ante la escena de sus hijos desnudos siendo azotados bajo la mirada del pueblo. Muchos miraban con asco, otros con pena, algunas personas simplemente desearon ignorar todo y regresaron a sus casas.
A unas cuadras de distancia se podía escuchar los pasos apresurados de la única esperanza para los condenados, Ethan corría tanto como sus piernas se lo permitían, estaba tranquilamente en su casa sin embargo uno de sus amigos le había anunciado que se llevaría a cabo una ejecución.
Verdaderamente el moriría para defender a aquellos chicos de apenas dieciséis y veinte años, uno de ellos su compañero de estudios. Rápidamente se colocó frente a ellos y empezó a pelear para desatar las cuerdas de sus manos y pies, nadie le ayudaba, nadie decía nada.
—Ustedes son unos bastardos asquerosos ¿Cómo pueden hacerle esto a unos niños? ¡sinvergüenzas! no tienen ni una pizca de sangre en la cara, los únicos que van a pudrirse en el infierno son ustedes — era casi inútil pelear contra los guardias, eran más de cinco contra él, sin embargo Ethan nunca perdía la esperanza.
Para Agares presenciar la escena era una tortura, nunca había sentido tanta desesperación y molestia en su corta vida, más aún cuándo escuchó un comentario de su prometida, misma que condenaba a los muchachos a muerte.
— Ethan — llamó en voz baja cuando vio como un guardia empezaba a agredir físicamente al de ojos rosas. Ni siquiera tuvo tiempo de pensarlo dos veces, la furia que recorría su cuerpo y los miles de pensamientos hicieron que Agares soltara las manos de Elenna en el mismo instante en el que Ethan terminó en el suelo, se aproximó rápidamente a aquel guardia y tomó uno de sus cuchillos para enterrarlo en su estómago, tantas veces que su brazo dolía, la sangre salpicaba violentamente, teniendo como único deseo que muriese ese ser, ¿Cómo se había atrevido a tocar a Ethan? ¿Cómo se había atrevido a faltarle el respeto de esa manera?
Nadie se atrevía a decir una sola palabra, ni los acusados. Las nubes parecían detener su curso y el tiempo se congeló ante el asesinato y grave delito cometido por Agares, mismo que aún lleno de furia siguió pateando el cadáver sin vida, nada lo tendría satisfecho, mucho menos luego de ver las heridas en el rostro de Ethan, ese rostro que era fuente de su inspiración.
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𖣌֍ MI DEVOCIÓN ࿑
Fantasía➤ El amor es directamente proporcional al miedo, infortunadamente mi ser comprobó tal teoría en tu ausencia. ╾╾╼╾╾╼❟❪ ☀️ ❫❟╾╾╼╾╼╾ Escritora ❏꒲➭ La historia está...