Capítulo 2.

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El pelinegro sólo comía sin importarle la mirada acusadora de su mejor amigo el cual no tocó ningún bocado, todos en el comedor vieron como humillaron al pequeño rayo de sol pero nadie juzgaba al alto solo juzgaban y escrachaban al pecoso, siempre fue así, desde que Minho tiene memoria el pelinegro trataba mal al rubio, cada vez que él lo regañaba o lo humillaba el rubio solo se alejaba volviendo después con una sonrisa y haciendo como si nada, pero el castaño sabía que no era así, que el pecoso se sentía mal y este no sabía de qué lado estar ya que aunque Hyunjin era su mejor amigo desde la infancia Fenix también lo era ya que al conocer al pelinegro conoció al de pecas el cual rápidamente agrado a Minho e hizo que fueran unidos los tres.

-Esta vez te pasaste.

-Estoy harto de que me persiga, además... no termino la frase ya que el castaño lo hizo callar.

-Mientes, sé que algo más pasó contigo y no tenía nada que ver con Yongboki pero tú lo remataste por él sabiendo que es el único que te aguantaría todo y sabes que volverá. Decía captando la mirada del alto.

-Deja de decir estupideces y come.

-No gracias, no tengo hambre

-¿irás detrás de él?, decía el pelinegro de manera desinteresada.

-Es mi deber como amigo.

Y con eso el castaño se retiró.

Felix como siempre hacia cuando su príncipe lo trataba mal se subió a uno de los techos que daban a los escalones de la entrada a las gradas, era su lugar seguro, era raro lo sabía pero cada que se sentía triste o desesperado subía a cualquier lugar y se sentaba ahí pensando en todo mientras de su pequeña bolsita sacaba una lata de soda, siempre era lo mismo, él intentaba demostrarle cariño al alto y era rechazado y maltratado a él no le importaba, estaba acostumbrado, cuando era niño su papá siempre lo golpeaba cuando se portaba mal o hablaba mucho, su madre siempre solo se callaba, así que esta acostumbrado a todo esto, ya no siente tanto dolor como antes, le importaba poco o nada lo que los demás decían pero por alguna razón el rubio se aferraba al único chico que lo ayudó cuando era pequeño, nunca supo lo que era ser defendido por los demás o ser querido, su madre nunca le dió cariño y su padre solo sabía golepear, no era su culpa ser un Omega, pero a pesar de todo gracias a su único tío que lo salvo de las garras de su padre y lo alejo de esa casa él creció siendo amable, cariñoso y muy educado, todo eso siempre le agradecería a su tío Sicheng que es más conocido como Winwin, su tío era también Omega pero lamentablemente no podía tener hijos, pero al ir a visitar luego de mucho tiempo a su media hermana se sorprendió al ver a un niño de 8 años desnutrido y con severos moretones en el cuerpo, rápidamente lo rescato y lo llevó de ahí con el permiso de su madre mientras el padre estaba fuera de la casa bebiendo en algún bar, siempre recordará ese día como el día en el que fue libre por primera vez.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se dió cuenta cuando vió una cabellera roja debajo de sus pies, el chico estaba fumando se le notaba estresado cosa que intrigó al rubio, él le inspiró confianza asique sin miedo habló.

-¿Quieres un refresco?, él pelirrojo por un momento pego un brinco del susto y comenzó a buscar la voz -Aqui arriba Fresita.

-¿Porque me dices Frecita?, ¿me estas insultando?, decía este de manera cómica luego de encontrar al fin el paradero del rubio el cual le dio una hermosa sonrisa formando una media luna con sus ojos haciendo sonreír al pelirrojo.

-Claro que no, pero tu cabello parece la de una fresa y yo amo las fresas, ¿me acompañas?, decía el rubio haciéndose de lado, el pelirrojo sin dudar escalo hasta donde se encontraba, tomó la bebida que le ofreció el pecoso y al ver su gesto hacia el cigarro este sonrió y lo lanzó.

MI PRIMER AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora