Crossover

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Habían pasado ya unos dos años desde su fallecimiento. Siempre pensó que el más allá sería un poco más lúgubre y que le esperarían cosas muy malas por todo lo que hizo en su vida.

La realidad era...

–¡Este lugar es increíble!

Había terminado en un lugar lleno de luces, de juegos, de fantasmas, apariciones, demonios e incluso humanos interesantes que iban a venían. Por momentos pensaba que no se merecía todo aquello por lo que hizo pero es que amaba estar ahí y desechaba esos pensamientos al segundo de tenerlos. Aún luego de dos años siempre encontraba algo nuevo con que entretenerse.

Lo mejor de todo es que se había hecho amigo del señor y dueño de todo ese lugar, así que también podía entrar a su casa en el momento que quisiera y nadie decía nada. Ya llevaban tiempo conociéndose.

Fue directo al salón principal y ahí estaba.

–¡Ya llegó por quien llorabas! –Se le acercó y puso su mano en el hombro contrario.

–Ya te estabas tardando.

–Ohhh eso significa que me extrañaban. –Miró hacia todas partes buscando a alguien– ¿Hoy no está Dianxia contigo?

–Tuvo que salir. No se preocupa porque sabía que vendrías y que estaría acompañado.

–Por eso los quiero tanto. ¿Hoy qué hay de comer?

Hua Cheng fue con su invitado al comedor y como siempre empezaron a hablar amenamente de cualquier trivialidad. Después de todo le agravada el cultivador demoníaco y en segunda instancia quería que su estadía ahí fuera agradable después de todo lo que le contó que sufrió en vida.

–Por cierto hoy hubieron más que preguntaron por ti.

–No me interesa.

–¿Por qué nunca te importa saber más? ¿No tienes curiosidad de saber quién aún te está invocando?

–Seguro que debe ser algún cultivador que perdió el camino y cree que puede convocarme. No es nada del otro mundo.

Lo bueno de ciudad fantasma es que no puedes ser convocado, ni nada que se le parezca a menos de que lo desees. Y es que Wei Wuxian no estaba interesado en nada de eso, no tenía una razón de volver o por la cual vivir, todo por lo que había peleado ya no estaba en aquel mundo y lo peor de todo ¿Cómo podía volver a un mundo donde no estaba su hermana?

–Dales unos años más y dejaran de molestar ya veras. –Tomó un poco de la fruta que estaba en la mesa.

–¿Me estás diciendo que no extrañas a nadie en tu vida?

–Si justo es lo que acabo de decir. –Mordió una manzana.

–Bueno pues además de eso hay alguien que cada noche trata de enviar mensajes para saber si contestas.

–Te dije que no me interesa.

–No son gran cosa. Solo pregunta si estás ahí o si estás bien.

–De acuerdo eso es interesante. ¿Por qué querrían saber algo tan trivial?

–No lo sé pero sin falta cada noche hace lo mismo. Debiste importarle mucho.

–¿A quién le importaría? No tengo a nadie en él mundo de los humanos. Seguramente solo es otro cultivador tratando de ser ameno. ¿Cómo se está tratando de comunicar?

–Creo que es una asociación con espíritus. ¿Te suena familiar?

–No mucho, solo conozco una persona que hace eso y ¡POR SUPUESTO! que no sería él quien me esté tratando de contactar y mucho menos preguntar si estoy bien.

–¿Ah sí? –Hua Cheng recargó sus codos sobre la mesa y unió sus manos en seña de querer escuchar más. Mientras tanto, sus sirvientes comenzaban a traer la comida. –¿Por qué no sería esa persona?

–Esa persona se llama Lan Zhan. Cuando éramos jóvenes yo traté de hacerlo mi amigo pero siempre me negué y nuestra relación empeoró cuando comencé a practicar el cultivo demoníaco. Él de verdad me odiaba, quería que entregara el sello de tigre estigio y llevarme a Gusu. –Tomó la tinaja de vino que le sirvieron y la bebió de un jalón. –¿Te imaginas? Yo, siendo encerrado en ese lugar por ser "eso impuro" que todo el mundo teme. No, yo estoy mejor aquí. No quiero volver, no me harán volver.

–¿Y cómo era ese Lan Zhan? Suena a alguien interesante.

–¡Nada de eso! Creo que es la persona más aburrida que conocí. Siempre estaba siguiendo todas sus reglas y castigando por hacer uno que otro problema. Era muy estirado. También era demasiado serio como si tuviera una expresión de luto perpetua. Claro era guapísimo, no tanto como yo pero debiste verlo. Alguien con una cara como la suya debería sonreír más.

–Parece que te gustaba mucho.

–¿A mi? ¿Gustarme Lan Zhan? ¡Claro que no! –Seguía tomando tinaja tras otra– El no me gustaba solo quería ser su amigo. ¿No te acabo de decir que me odiaba? Debe estar muy feliz de que ya estoy muerto –Esa última frase la dijo con un dejo de tristeza pero supo disimular– ¿Hoy no hay postre? Me hace falta algo dulce para terminar.

Los sirvientes llevaron el postre como pidió Wei Wuxian. Hua Cheng solo lo miraba y no dijo nada más, sabía perfectamente que le estaba doliendo hablar sobre ese tal Lan Zhan, tanto como sabía que era esa misma persona quien llamaba a Wei Ying todas las noches. Pese a que le acaba de contar que lo odiaba, sus llamados parecían todo menos odio. Esa persona lo extrañaba y no perdía la esperanza para encontrar a Wei Wuxian. Hua Cheng escuchaba todos los llamados de las personas o criaturas que están en ciudad fantasma, más no podía responderles, solo pasar el recado si es que valía la pena y en este caso, Wei Wuxian no quería contestar nada. Le parecía muy triste, pero le parecía esperanzador por Lan Zhan, después de todo y él mejor que nadie sabe que él que persevera alcanza. 

WangXian Month 2022Where stories live. Discover now