El tiempo de entrar a la Universidad expiró, y Belia junto a sus creencias prosiguió. Había logrado entrar, estudiaría lo que mejor le parezca. Claro, bajo las opciones de alguien más.
Hace un tiempo leí algo sobre ello, en un vídeo que a muchos jóvenes les podría servir, decía algo como ésto: "Nos preguntan qué queremos ser, pero al mismo tiempo nos dicen qué no podemos ser."
Algo así les sucede a todos, no?
Aunque Belia no tenía la oportunidad de defender sus derechos, ni de levantar la mirada siquiera; porque ni ella misma quería ésta vida. No se sentía dueña de su vida; y tampoco estaba cerca de quererla.
Un ser sin meta ni pizca de felicidad.
Un ser muerto como Belia.
Agitada por el comienzo de una etapa que ella desconoce, caminó frente a los demás con paso lento. Y poco a poco, se dignó a ver a su alrededor.
Muchos carecían de carisma, y otros parecían tan aterrados que podía ver la viva imagen de ella misma. Mientras, a paso corto contemplaba el paisaje, un rostro peculiar llamó su atención. Tenía rasgos asiáticos, por lo que asumió que en ésta universidad asistían en su minoría personas de intercambio. Tras quedarle viendo, su mirada se conectó a la de ella. Y en ese entonces, ella lo supo. Su verdad.
La verdad que escocía en sus labios y en su mente; aquella que urge por salir, pero pretende no oír.
Él mantiene la vista en ella, y sonríe.
Belia se sentía caer. No existía sonrisa más fría, y ojos tan amenazantes como los de él. Y lo sabía, sabía que ésto sólo sería el inicio.
El inicio de un juego.
Un juego en el que ella perdería.
Entre perder su vida, o ganar una guerra.
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Palabras sometidas
Mystery / Thriller"No esperes que alguien más te diga que me leas, y hazlo por tu propia cuenta." -Ladylettuce