Ella volvió al puente, solo que a otra hora distinta a la de siempre.
Se sentó en el suelo y tronó su cuello con una mueca de dolor.
Había otro militar en lugar de él. Le parecía gracioso el hecho de que esas personas fueran tan comprometidas con su trabajo, puesto que le parecía imposible llegar a ser así.
Por lo que se le ocurrió algo para el siguiente día.