La promesa

CAPÍTULO 5

Adora le solicita a todos que asistan a una reunión en la sala de guerra para exponer los detalles de su misión. Entrapta es quien abre la junta explicando que, según sus teorías, la presencia de cada princesa era de vital importancia para conectar con los planetas y devolverles su magia. A lo que Mermista se niega, su reino había sido de los más afectados y no quería dejarlo tan pronto si lo acababa de recuperar, pero entre todos la persuaden dándole la garantía de que no había nada que temer y para darle mayor seguridad se ofrecen para ayudar con la reconstrucción de las viviendas destruidas. Convencida por sus palabras y también un poco enfadada de escuchar tantas razones por las cuales debía ir, acepta. Aclarado ese punto, pasan al siguiente que consiste en distribuir las tareas que les conciernen a todos, no sólo aquellas indispensables para el viaje, sino también las que ayudarían a Etheria en su recuperación.

Tan pronto como acaban con la reunión todos se dedican a cumplir con sus obligaciones, había muchas cosas por hacer y apenas les daba tiempo de hacer otras cosas. Sentían que iban contra reloj, incluso consideraron postergar el viaje, pero desertaron de esa propuesta porque eso los llevaría a retrasarlo demasiado tiempo. Después de todo, las obligaciones nunca terminan. 

Bow y Entrapta quedaron de encargados de la nave. Su trabajo consiste en acomodan las pertenencias de las princesas en los compartimentos que les asignaron y descartar objetos poco indispensables con el fin de evitar una sobrecarga. Finalizada casi por completo esa tarea, se ocupan de sus tareas individuales en lo que reciben el equipaje de las princesas restantes; Bow prepara un arsenal de flechas, las clasifica de acuerdo a su función y las acomoda junto con un poco de material extra para fabricar más. Por su parte, Entrapta trabaja con las mejoras que había dejado inconclusas y realiza pruebas al sistema asegurándose de que nada se haya visto afectado por las modificaciones.

Por su parte, las princesas tienen que seleccionar a un suplente apropiado para dirigir sus reinos en su ausencia. Glimmer después de darle muchas vueltas al asunto, le pide a Micah que sea él quien se encargue del reino, argumentando que él mejor que nadie sabría como hacerlo. Omitiendo que lo hacía para mantenerlo alejado de cualquier peligro espacial, aunque eso implicara que deberían separarse de nuevo. Micah de inmediato leyó entre líneas y descubrió su objetivo, pero si eso hacía sentir bien a su hija, estaba dispuesto a quedarse en el reino. 

Perfuma se tomó las cosas con más calma, para ella era indispensable conectar de nuevo con su gente antes de irse y para esto, organizó meditaciones y reuniones como si fuera un campamento de terapia grupal. Cuando se sintió completamente satisfecha con lo que había hecho, comenzó con los verdaderos preparativos para el viaje. Su reino era más similar a una comunidad y pocas veces ejercía un verdadero papel de reina, así que le pareció más adecuado formar un comité que guiara al resto, en lugar de dejar toda la responsabilidad sobre una sola persona.

Al día siguiente a primera hora, Perfuma fue a dejar sus pertenencias que consistían en una pequeña caja con objetos que utilizaba para las meditaciones y algunas cosas más de valor personal. 

Entra a la nave que encuentra en penumbra y en completo silencio, camina poco más de dos metros y se detiene para llamarla desde ahí. 

—¿Entrapta? —pregunta, pero la única respuesta que recibe es el eco de su propia voz—. Traje mis cosas —añade y de nuevo sólo escucha su propia voz.

A unos pasos de ella visualiza una caja de metal y va a tomar asiento, mira a su alrededor para familiarizarse con el lugar y antes de poder dejar la caja en el suelo, la invade una repentina sensación de soledad. Agobiada por ese ataque emocional sale a toda prisa, decida alejarse de esa energía toma una considerable distancia y hace un par de respiraciones, centrando su atención en lo que la rodea. Rápidamente vuelve a sentir alivio y busca un lugar afuera para esperar.