CAPÍTULO 9

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Llegar a su nuevo destino estaba tomando más tiempo que los traslados pasados. Aunque la realidad era que, lo que hacía que el viaje se sintiera particularmente largo era la incomodidad. 

Alen aprovechaba cada oportunidad para molestar a Catra. Lo que no era difícil porque cualquier ínfimo acto de su parte era suficiente para sacarla de sus casillas. Desde luego, Catra no se quedaba atrás; había aguantado lo suficiente a la espera de recabar información sobre cosas que la hicieran enojar y cuando las encontró comenzó a mover sus propias piezas.

Adora se las arreglaba para distraer a Catra para mantener la tranquilidad, pero Alen siempre encontraba la forma de interrumpir con un nuevo plan. 

Glimmer y Bow a espaldas del resto conversaban del tema haciendo propuestas para controlar el ambiente, pero ninguna parecía convincente. En un intento desesperado por terminar con eso lo más pronto posible; optan por una opción que consideran inofensiva sin haber premeditado lo suficiente que no era nada complicado darle un toque competitivo a un juego.  

—No me parece un juego justo —menciona Alen—. Yo no puedo esconderme fácilmente con mis alas sin que me encuentren enseguida. 

—Entonces tú deberías ser la buscadora —le dice Perfuma y Alen se queda pensando en esa opción. 

—¿Acaso tienes miedo de perder? —Catra deleita poder molestarla hasta que Adora, sin que nadie lo note, le da un codazo para que se detenga con eso, pero no podía retirar sus palabras.

—Yo no, pero no puedo decir lo mismo de ti. 

—Basta Alen, por favor —Jaysen intercede y penetra a su hermana con la mirada como si se estuvieran comunicando telepáticamente.

—Como sea —Alen desvía la mirada claramente molesta—, vamos a jugar. 

La tensión se había duplicado con la barrera que se había formado entre los hermanos, el ambiente era insostenible. 

Para la primera ronda, todos menos Hordak habían decidido participar, incluso Mermista que comenzaba a aburrirse de no poder hacer muchas cosas ahí. 

Dan inicio indicándoles las reglas del juego a los nuevos participantes y al instante que Alen cubre sus ojos corren para buscar el mejor escondite. A diferencia de los juegos anteriores no sabían que esperar en cuanto a las habilidades de su buscadora, querían estar preparados si resultaba ser tan buena en eso como Catra. 

Alen termina el conteo y se pasea por los pasillos con silenciosos. Entrapta cae en el engaño y la descubre por el sonido que producía al moverse dentro del ducto. 

Cuando Alen captura a seis personas, entre ellas, su hermano. Comienza a buscar descaradamente a Catra en un acto desafiante hacia él demostrando que no se iba a detener con eso, Jaysen rechina sus dientes molesto. 

Encuentra a cuatro personas más, pero ninguna de ellas era su objetivo y no se sentía satisfecha. No le importaba ganar el juego, solamente quería atraparla a ella. Sin embargo, no lo consigue, Catra y Adora salen victoriosas de sus escondites sin prestarle la más mínima atención a Alen y se abrazan divertidas por conseguir juntas la victoria. 

Alen las observa celebrar y se le escapa una media sonrisa, suspira viendo al suelo unos segundos y da la vuelta para irse. 

Jaysen trata de detenerla sujetándola —Suelta mi brazo, por favor —le pide sin una gota de energía en su voz—. Necesito estar sola, si no es mucha molestia, no entres al dormitorio en un rato.

Sin añadir más la deja ir y se une a los demás. Nadie se atreve a preguntar, incluso creen que es mejor así y lo dejan así. 

A la mañana siguiente Alen no aparece para el desayuno. Aunque no tenían una relación cercana a ella, se sintieron preocupados porque presenciaron el abatimiento que había en su rostro antes de irse, por su parte, Catra disfrutaba de la paz matutina desayunando con Adora sin terceros.

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