Capítulo 4- Adios agonía

10 1 0
                                    

No soy de hacer mucho nunca y es raro que no duerma siesta, no puedo vivir sin ella pero las dos semanas antes de irme estaba como loca no me quedaba quieta ni un segundo.
Lo de lautaro me afecto mucho, esa misma madrugada me vi "orgullo y perjuicio" para sentirme miserable conmigo misma y lamentarme por ser una tarada. Al día siguiente fue como empezar de nuevo no era que lo supere pero intente enfocarme en otras cosas aunque se me hacia muy raro no despertar con un "buen día" y estar hablando todo el día era como si me sintiera vacía.
Mirarme en el espejo y sentir como ese brillo de mis ojos se había desvanecido ya no existía.
Intente darle el mundo entero y ahora en mi mente se consumen esos recuerdos.
Se me ocurrió la idea de arreglarme y salir sola para distraerme, me peine como pude, además me estaba cansando un poco tener el pelo teñido de colorado necesitaba un cambio y empezar de vuelta, me puse una remera negra corta y un jean verde suelto. No sabía muy bien a dónde iba a ir pero eso se iba a ir viendo en el camino.
En el viaje lo único que hice fue escuchar música a todo volumen por mis auriculares e ignorar todo lo que me rodeaba, hasta que llegue al fin al parque; no era cualquier parque para mi tenía como un toque especial. Además aferraba muchos recuerdos de cuando era chiquita. Mis padres me traían acá cuando era chiquita y ahora vine sola para volver a sentirme bien conmigo misma.
Quería volver a ser chica y correr como si no importara lo que había atrás. Esa mentalidad de distraerme hasta con una hoja y que sea necesario que me agarren la mano para cruzar la calle. Me sentía sola.
Había una mini feria así que aproveche y me compre una porción de brownie, preferí sentarme abajo de un árbol a terminar mi lectura actual.
"Siempre nos esforzamos para hacer feliz a los demás pero ¿que hay de nosotros? ¿Nuestra felicidad no importa?" Leí ese fragmento en el libro y me hizo pensar en todo lo que hice por lautaro, me sentía bien conmigo misma de haberle dado todo pero...
¿El que hizo por mí?
Las letras, las oraciones y todas esas hojas del libro son mi única compañía.

𝕷𝖔𝖘 𝖗𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝖆𝖑𝖒𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora