Capítulo 12- Me consumes desconocido

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Desde que llegue no le había mandado mensaje a Samir sabía que me mandaría a la mierda por eso.
Preferí escribirle para ver cómo andaban las cosas por allá.
Mientras caminaba a la cabaña tenía que pensar que le iba a decir a mis viejos antes que me mataran.
Por suerte entre en silencio por el garage.
La cabaña era chiquita, la cocina unida al comedor con una cama al lado de la ventana con la tele en frente. Una habitación al lado donde se encontraban todas mis cosas, el pasillo con el baño y por último la habitación de mis viejos al final.
No había ni señales de vida por suerte así que fui derecho a la cama. Suspire mientras me acomodaba.
Caí en un sueño profundo el día había sido muy largo era necesaria la paz.
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La única compañía que tienes es la naturaleza, el baile de las hojas con el coro de los pájaros con su pacifico y coordinado canto. El viento gia a las hojas en su baile. Es un paisaje único.
Aunque la cuidad es única, el ruido de todo te consume constantemente aunque los paisajes son lo único que te mantienen vivo.
Cuando iba a la escuela era necesario ir un día del lado derecho del colectivo para ver la vista de ese lado y al día siguiente del otro.
Lo que nos rodea es único y eso aveces es hermoso y tiene una belleza que no se muestra todos los días.
Las cosas cambian de lugar y la gente que viste un día sonreír no se sabe si mañana van a estar así. Todo tiene un momento único, hasta puede ser la sonrisa de un desconocido o sus ojos.
Aunque ahora lo único que me mantiene y se roba todo de mi es el sitio. No puedo dejar de pensar en él. Dios me odio a mi misma por esto.
Solo paso un día no puedo pensar así de alguien..













SEGUNDO DÍA
Me desperté a eso de las 7:30 cuando mi viejo se levanto hacer unos mates. Era nuestra costumbre levantarnos temprano e ir a pescar.
No pasábamos mucho tiempo juntos la verdad y tampoco nos demostramos cariño muy seguido así que estos momentos eran oro.
Sentarnos y solo ver el paisaje, el amanecer en el lago con el canto de bienvenida a un nuevo día de los pájaros.
Mi vieja no se iba a levantar hasta las 11 como mínimo y antes que pasara ya iba para el centro del pueblo a buscar facturas para desayunar juntos.
Estuve sentada en mi tronco leyendo mientras mi viejo luchaba con la caña que nose muy bien que le pasaba.
Lo vi mientras me reía de sus puteadas. Acá estábamos en el segundo día en el paraíso.
Le avise a mi viejo a los gritos que iba por las facturas, pase primero por casa por un buzo.
Tenía una bermuda ancha azul, con una remera a rayas blanca y negro con un buzo rojo arriba.
Salude a Inés cuando salía y emprendí " la caminata matutina a la panadería" .

𝕷𝖔𝖘 𝖗𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝖆𝖑𝖒𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora